Capítulo 16: Primer día.

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Respire hondo.

   ―¡No puedo creer que nos tuviéramos que haber vuelto! ―gritó con furia Natalia mientas abría la gran puerta de la casa.

   La seguí por detrás acompañado por Delfina a mi lado.
 
   Natalia podía echar humo por la orejas, estaba realmente furiosa, claro quien no lo estaría cuando te echan de la playa pública.

   En el tiempo que Alex estuvo "perdido" se juntó con Dios sabrá quien de personas y empezó a tomar hasta que se emborracho. Empiezo a dudar de porque lo elegí como mi mejor amigo.

   ―Nat... ―trate de calmarla.

   ―Calla, Nathan, porque si no me enojare con vos ―contestó, supe que estaba tratando de hablar lo más suave posible.

   Natalia empezó a subir las escaleras.

   ―Ve con Lupe, Delfina ―le dije a mi hermana antes de empesar a correr para alcanzar a Natalia.

   Agarré su muñeca cuando terminó de subir todas las escaleras.

   Tiró de ella y la agarró rápidamente de la cintura y uniendo nuestros labios. Trata de alejarse de mi poniendo sus brazos sobre mi pecho y empujando pero tengo más fuerza y aprieto más su cintura con mi brazo.

   Poco a poco ella va cediendo y nos terminamos fundiendo en un beso profundo y tierno.

                                        • • •

Un sonido tan irritable empieza a retumbar en mi cabeza dándome la bienvenida a un nuevo y maravilloso día.

   A quien engaño.

   Es el primer día de clases ¿Quién podría estar contento?

   Lanzó un bufido y me acomodó mejor del cuerpo que uso como almohada.

   Ese cuerpo era Natalia. Acarició su cintura aunque probablemente ella no lo noté.

   La miró mientras ella abre los ojos lentamente, la observó detenidamente, como su ceño se frunce ligeramente, se relame los labios y abre sus ojos lentamente concentrándose conmigo, una pequeña sonrisa se instala en su rostro. Lo cual, logra que yo se la devuelva por medio segundo y la vuelva a borrar. Con esa pequeña sonrisa en su rostro alarga su mano hasta mi nuca y acaricia los pequeños mechones de cabello que caían desde mi cabeza.

   Y en ese momento me di cuenta de algo, no quería a nadie que no sea ella, no quería otra sonrisa que ver que no sea la de ella, no quería otros labios que rozar, no quería sentirme como me siento cuando estoy a su lado... a otra persona que amar.

   Ella lo era todo, ella es mi mundo, yo no podría vivir sin ella, como la Tierra no podría vivir sin el Sol.

   ―No tienes una idea de cuanto te quiero ―confesé.

   Pude notar su confusión, en todo lo que llevamos siendo algo sin etiqueta no se lo he dicho jamás ni tampoco se lo he dicho a ninguna chica.

   Sonrió, me acerqué a ella y la besé, tomándome el tiempo que quería tratando de demostrarle que la queria.

   Hubiera esperado un «Te quiero más» pero llegó, lo que me deprimio un poco.

   Sabía como era ella, sabía que le costaba decir esas cosas, esas cursilerias pero sabía que cuando lo haría, lo sentiría de verdad.

   ―¿Listo para el primer día y último día de colegio? ―preguntó Nat.

   ―Solo si estas a mi lado.

   Volvió a sonreír, pero solo sonrió no contestó. Traté de no mostrarme afectado.

   Se removió y salió de la cama de un salto.

   ―Arriba, Nathan ―dijo estirando su brazo, agarró mi muñeca y tiró ligeramente de ella para que me levante. No tenía intención de levantarme pero preferí hacerlo.

   Cuando mis pies tocaron el suelo, estire mis brazos y la tomé por la cintura así poder besarla.

   Algunos son adictos al alcohol, otros, a fumar, y otros, a las drogas. Y yo, a ella. No podía vivir sin ella.

   Me dio un casto beso en los labios, dio media vuelta y salió de la habitación dando saltos. Yo por mi parte, solo la vi irse, pensando en lo infaltil que podia ser a veces.

   Negué con la cabeza y con una pequeña sonrisa, me duché rápidamente y salí de la habitación con mi uniforme.

   Baje las escaleras con paso lento y desganado, cuando pisé el último escalón Natalia apareció con paso apurado y caminaba hacia mi, llevaba puesto el uniforme y su cabello recogido en una cola floja.
 
   ―¡Vamos Nathan! ¡Pareces tortuga cansada! ¡Si seguís asi llegaremos tarde al colegio! ―se quejó, sonreí.
 
   Entre a la cocina al igual que ella, solamente estaba Natalia que pareció no notar mi presencia, me acerqué a ella con el extremo cuidado que no me oiga y me ubique detrás de ella, puse mis dos manos sobre su cintura logrando que se sobresalte.

   ―¡Me asustaste! ―me regaño, se dio vuelta y antes de que pueda decir algo la besé.

   ―Esa era la idea ―contesté simplemente mientras que me escogía de hombros.

   Sacó su celular del bolsillo trasero y abrió los ojos sorprendida, tomó mi mano y empezó a correr hacia las escaleras.

   ―¡Nat! ¿¡Qué haces!? ―pregunté subiendo las escaleras tratando de seguir el paso de Natalia pero no podía, sentía mis piernas temblar y respiraba con dificultad.

   ―¡Llegamos tarde al colegio! ¡Desayunaras de camino! ¡Apurate! ―contestó acelerando más el paso.

   Me gustaria detener el tiempo, pensé respirando profundamente mientras se me removia bruscamente el estómago.

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Mi primer día de escuela me quedé dormida...

Puede que este aburrido, pero pronto las cosas se complicaran.

[EDITADO]

Miss.Muaz.

Enemigo a la vista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora