Capítulo 17: Rumores.

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Respire profundo, tratando de afrontar las cosas, los cambios. Mis ojos estaban cerrados, sentí cómo alguien agarraba mi mano y entrelazaba nuestro dedos.

   ―No estés tan nerviosa. Acuérdate de que esta siempre fue tu colegio por más de que te hayas mudado ―me alentó Nathan desde el asiento del conductor. 
 
   Ya habíamos llevado a Delfina al colegio y ahora nos encontrábamos en el estacionamiento del colegio mientras que yo trataba de disminuir mis nervios y las ganas de salir corriendo como niña pequeña a mi casa y refugiarme bajo las mantas.

   Volví a respirar profundo, abrí los ojos y una sonrisa apareció en mi rostro.

   ―¿Crees que el director haya extrañado mis bromas? ―pregunté, miré esos ojos en los que me encantaba perderme. Nathan lanzó una carcajada al aire y apretó el agarre.

   ―Nunca cambias, ¿eh? ―preguntó acercándose y dejando un beso en la coronilla. Soltó nuestras manos y bajo del auto, yo por mi parte agarre nuestras mochilas y baje del auto tambien.

   Cuando llegó a mi lado volvimos a entralazar nuestras manos y empezar a caminar hacia las grandes puertas del colegio al que no había entrado hace años.

   Pasamos por las grandes puertas del colegio, no había cambiado nada, las paredes seguían siendo del mismo color, las puertas seguían siendo las mismas y, el olor a chicle y polvo no había cambiado.

   ―Todo sigue igual ―comenté, Nathan asintió a mi lado.

   Pude notar que varias y con varias digo casi todas las personas nos miraban. Algunas nos miraban y otros cuchichiaban entre sí.

   ―Nathan ¿Se puede saber que tanto nos ven? ―pregunté un poco molesta porque los comentarios ya llegaban a mis oídos.

   Básicamente lo más que decían era: «¿Y ella quién es?» «¿Qué hace junto con Nathan Jones?» «¿Serán pareja?» Y la última pero no menos escuchada «¿No es la chica que le jugaba bromas a Nathan de niño?»

   No puedo creer que se acordarán de mi. Esto es verdaderamente frustrante. Lo que más quería hoy era pasar desapercibida.

   ―Pues... ―empezó Nathan― digamos que cuándo te fuiste te hiciste leyenda.

   ―¿Leyenda? ¿Esto es una broma cierto? ―preguntó tratando de que no salga humo por mis orejas.

   ―Vamos Nat, no les hagas caso.

   ―Esta bien ―contesté, puse una sonrisa forzada.

   Seguimos caminando un par de pasillos y parecía que había aumentado el rumor de que "La Leyenda" o sea yo había aparecido, más, que esa "Leyenda" y el capitán del fútbol masculino salían.

   Y repito, él capitán de fútbol. Eso quiere decir que Nathan lo es y yo ni siquiera sabía.

   ―¿Natalia? ―preguntó alguien a mis espaldas, conocía esa voz, me di vuelta para verificar que era él.

   ―¿Matías? ―pregunté incrédula.

   Aunque había crecido bastante y cambiado mucho con respecto a su aspecto físico para mi seguía siendo el mismo niño que había sido mi mejor y único amigo en todo el transcurso en el que estuve en este colegio.

   Solté el agarre que tenía con Nathan y camine los pocos pasos que me separaban de Matías para abrazarlo fuertemente por el cuello, él cual el me respondió abrazandome por la cintura y dandome una vuelta por el aire, lo cual causó que una sonrisa apareciera en mi rostro. Cuándo nos separamos lo inspeccione más detalladamente, aunque ya Matías era cómo un chico de 19 años todavía podía hallar rastros de el Matías de niño, sus ojos color chocolate, su cabello castaño todo despeinado, el hecho de que siempre había sido por centímetros más alto que yo y esas pecas que llevaba en su nariz y abajo de sus ojos.

   Él era el chico que nunca me había juzgado por el hecho de que desde niña usaba ropa negra, o porque mi vocabulario a veces podía ser el de un camionero de 40 años aunque fuera una niña de 14 años. Por eso lo quería tanto, la separación en verdad fue dura para nosotros dos, por el hecho de que juntos éramos dos libros abiertos, compartíamos varios secretos, yo porque siempre usaba ropa negra y el porque era gay, y no nos habiamos juzgados, éramos dos marginados en un mundo demasiado cruel.

   ―Como te extrañe, imbécil ―dije acariciando su mejilla con mi mano, sentía mis ojos picar y las lágrimas acumulandoce en mis ojos queriendo salir.

   ―Tu y tu vocabulario vulgar ―comentó Matías volviendome a abrazar―, esta vez no te pienso dejar irte ―susurro en mi oído.

   ―Ni yo pienso irme.
 
   Una tos evidentemente falsa nos sacó de nuestra burbuja, me separé de Matías y di media vuelta para ver a Nathan con cara de estar molesto, rodé los ojos y me acerqué a él, sentí lo tenso que estaba y lanzando un bufido bese en los labios, agarré su mano y lo llevé junto a Matías que me miraba con una sonrisa en su rostro.

   ―Nathan él es Matías, Matías él es Nathan ―dije mientras rodaba los ojos con una sonrisa.

   ―¿Y tu quien eres? ―le preguntó de mala manera Nathan a Matías, este solo sonrió y me guiño un ojo, algo que seguramente no le paso de desapercibido a Nathan por el hecho de que apretó el agarre de nuestras manos.

   ―Su mejor amigo de la infancia ―contestó simplemente poniendo las manos en los bolsillos.

   ―Pues yo soy su novio así que si te atreves a... ―comenzó a amenazar Nathan a Matías acercándose peligrosamente a él quien seguía calmado. Me puse al lado de Matías para ver su expresión cuando contestará.

   Y el balde de agua fría en 3, 2 y...

   ―Soy gay. No tienes de que preocuparte, querido.

   ...1

   Sonreí como el gato de Alicia cuando vi la cara de Nathan deformarse por la conmoción, y sus mejillas enrojecer por unos segundos. Traté de no reír cuando justo sonó la campana para que entremos a los salones.

   ―Nos vemos después, Mati ―me despedí con un beso y agarré a Nathan de la mano para que vayamos a la primera clase.

   ―Tienes la falda muy corta, casi pude ver tu trasero cuando ese tarado te daba vuelta ―me reprochó.

   ―No seré una monja porque tu estas celoso.

   Noté que Nathan seguía un poco confundido respecto a la declaración de Matías cuando nos sentamos en pupitres de dos.

   ―Mirale el lado bueno, no tendrás que preocuparte por él. Creo que esa debería ser yo al ser vos un chico ―dije para luego lanzar una carcajada.

   ―Callate ―contestó molesto Nathan.

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¿Quién no ha soñado con un mejor amigo homosexual?

De alguna manera amo el Nathan celoso...

Las feminazis dirían que es un opresor machista, pero bue, eso ya es política...

¿Qué pasará en el siguiente capítulo?

Lo malo todavía no ha pasado...

[EDITADO]

Miss.Muaz.

Enemigo a la vista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora