Capítulo 29

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Citlalli

Ha estado callada desde que llegamos, simplemente observa por la ventana. No siempre tiene la oportunidad o no se da la oportunidad de quedarse aquí conmigo a dormir, son escasas las veces que lo hace y eso me fascina. Después de que le dije sobre Renata, y luego haberla ignorado por la misma ha cambiado conmigo casi de inmediato, aunque diga que no le sucede nada, sé que está pensando y algo le molesta.

—¿Me dirás por fin que te molesta? — Pregunto de nuevo.

—Solo duerme, mañana tienes que ir a la universidad — Evade mi pregunta.

Frustrada me giro sobre mi espalda para mirar la pared. Frunzo mi ceño y cierro mis ojos, sería estúpido de mi parte empezar a llorar por algo que empecé, suspiro de frustración, me volteo y la veo a ella todavía de pies mirando más allá a través de la ventana. Está molesta, realmente lo está y no la puedo culpar, su novia que la consideraba fiel le ha fallado por primera vez en nuestra relación.

—¿Por qué no vienes a dormir conmigo? — Pregunto tratando de aliviar toda tensión en ella.

—Me iré en cuanto te duermas — Responde sin mirarme.

Gruño de enojo, cierro mis ojos y suelto un suspiro, me levanto y camino hacia ella para abrazarla por detrás, no se mueve, apoyo mi mentón en su hombro y espero a que ella diga algo. Pasó mucho tiempo y ninguna dijo nada, hasta que siento que se mueve y se libera de mi agarre, abre la ventana y se va sin decir una sola palabra, la observo irse, quiero detenerla para hablar pero no creo que sea el momento.

Me acerco más a la ventana y me quedo viendo cómo se sube en su moto y se va sin mirar ni una vez hacia mí, sé que está triste, mal, decepcionada de mí y merezco su trato pero se suponía que debíamos hablar y aclarar las cosas, además necesitaba que me dijera donde estuvo casi toda la noche. En el momento que su moto cruzo la calle algo dentro de mí se encendió.

Puede ser que en ese momento en que se perdió estuvo buscando a su ex, ella comentó que estaría allí también y como me vio hablando con Renata, la fue a buscar para tener con que distraerse. No puedo creer que lo haya hecho, un gruñido de frustración resonó en mi pecho. Me aparto de la ventana un poco dolida por haberme dado cuenta hasta ahora de la ausencia de ella en la barra.

Fue mi culpa de todas maneras, fui yo quien alimentó esas ganas de ir tras su ex para calmar sus celos. Me acuesto en la cama tratando de no seguir pensando. Es demoledor el pensamiento de que pudo haberla besado, tomado su mano o si quiera su ex rodear su cintura en un abrazo cuando se montó con ella en su moto para no caerse, apoyar su mejilla sobre su espalda y escuchar su respiración lenta y segura como lo hago yo.

No es tanto eso, si no que Kimberly la hubiera dejado hacerlo. Debo dejar de pensar en esas posibilidades, son posibilidades nada de lo que piense o imagine será cierto, a menos que lo comente y ella no lo niegue, solo así y hasta entonces son especulaciones mías y nada puede ser cierto, después de tranquilizarme mentalmente y sentir a mi corazón latir con normalidad me coloco en posición fetal y con mi último suspiro me quedo profundamente dormida.

Me desperté temprano ya que tocaba ir a la universidad, estirándome bostecé, me senté en la cama esperando que mi mente recobrara la razón por un segundo y un fuerte latido dio mi corazón al recordar que anoche ella no se quedó conmigo a dormir. Suspirando me levanté de la cama y fui directo al baño para ganar tiempo, necesito hacer desayuno y poder comer antes de la primera clase.

Siento que este semestre será lo peor de mi clase, no tengo ánimos de empezar pero tengo qué, teniendo en cuenta que mi padre espera lo mejor de mí, para mi hermano soy un ejemplo a seguir y no creo que pueda llevar la carga de decepcionar más a mi madre. Desde que le grité que me gustan las chicas no la he visto, no nos hemos cruzado pero tengo miedo de hacerlo en cualquier momento porque ella es fuerte.

Mi amor detrás de una barraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora