La propuesta descabellada

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Abrí los ojos, pude ver el rostro de Alex durmiendo. Ahora entiendo porque atrae a tantas mujeres. Es simplemente encantador.
Espera... ¿Encantador? ¿Por qué me dormí con él? ¡Dios! Mi cabeza tenía tantas dudas aún. 
Quisiera despertarlo de una forma dulce y tierna, pero tiene tanto tiempo que no hago esto... ¡Ay Elinor, eres tan indecisa! Bésalo ya, idiota.
Mejor me resigné a seguir durmiendo, faltaban todavía dos horas para comenzar a arreglarme y de más. No pasaron ni cinco minutos hasta que Alex despertó y me miró a los ojos. No quería apartar la vista ni sentirme débil ante él.


―¿No puedes dormir, Elinor?

―No, sigo pensando en muchas cosas. Tú sigue durmiendo, si quieres.

―Me quedaré despierto.

―Alex.

―¿Qué pasó?

―¿Por qué me has estado apoyando tanto?

Tenía que preguntarlo, nunca nadie había sido tan amable conmigo, ni siquiera Laurence. Muy pocos lo saben, pero cada vez que estaba enojado me humillaba con su familia llamándome parásito. Me daba rabia, yo siempre he salido adelante sola desde los catorce años, detesto sentirme inútil y más por parte de alguien que amo.
Alex estaba algo desconcertado, pero tomo un respiro y dijo:


―Porque te aprecio. No eres como otras mujeres que quieren ser rescatadas por el príncipe azul. Tú eres quien logra huir del castillo y busca salir adelante por sí misma. Siempre le tuve un poco de envidia a mi jefe. Él no siempre te daba la importancia que merecías, y yo...

―Y tú...

―Olvídalo, es muy pronto para esas cosas.

―Lexy...

Cuando lo llamé así, algo en él cambió, esbozó una sonrisa ligera en su rostro. Sí, en ese perfil griego que tanto admiraba cuando lo conocí.


―Dime cariño.

―¿Cari...

Me robó otro beso. Últimamente él me hacía sentir querida, no sé si es porque ambos estamos compartiendo un dolor parecido o solo quiere desahogarse con alguien. Yo no puedo confiar en muchas personas. Pero Alex tampoco merece ser prejuiciado por mí.


―¿Desde cuándo comenzaste a sentir algo por mí?

―No tengo idea, solo recuerdo que una vez te escuché decir un monólogo de Yocasta y amé tu interpretación.

―Creo que hasta me coloqué el saco del bastardo como toga, ¿no?

―Sí, te veías graciosa, pero adoré ver tu infante interior en su esplendor.

―¿Sabes? Cada vez que discutía con Laurence, me ponía a recordar algunas obras de teatro y ensayaba los monólogos. Solo así estaba más tranquila.

―Eres mi actriz favorita,

―Y tu mi cantante favorito.

"Bésalo ahora", fue lo que pensé seguido de besarlo.


―Me haces sentir mejor.

Abracé a Lexy, él no quería soltarme y yo tampoco.


―Jamás creí que pasaría esto.

―¿De qué hablas, Alex?

―Del beso que acabas de robarme... fue... fantástico.

―Mira la hora, ¿Podría pedirte un favor?

―Claro, sabes que ahora no podría dejarte sola.

―¿Tienes una camisa que me prestes?

Se desconcertó totalmente, tal vez pensó que le pediría algo más interesante.


―¿Una camisa? ¿Para qué?

―Tengo un plan y para este necesito la camisa.

Me prestó la camisa que usó en Take Me Out, entré al baño y me arreglé justo como en mi juventud, tampoco soy tan vieja, pero ahora visto más formal porque Laurence lo pedía.
Use el delineador negro, sombras negras por el parpado, un labial rojo intenso. Logré sujetar mi cabello, no sin antes hacerme un crepé, con unos broches. Por fin pude ponerme aquella falda, medias y zapatos que había comprado. Jamás pude usarlos por el amargado de mi difunto esposo. Puto Laurence.
Salí del baño y Alex se sorprendió un poco por el cambio drástico que había dado.


―Elinor...

―¿No te gusta?

―Me encanta, ¿Por qué jamás te habías vestido así?

―Por el pendejo de Laurence.

―Por mí siempre te pediría que te vistieras así. Es tan... tú.

Ahora fui yo quien le robó un beso, le quedó algo de labial, pero se negó a que le limpiara su boca.
Preparé de desayunar jugo de manzana y avena. Era algo muy light, pero ya no daba tiempo para más.
Llegamos juntos a la disquera, cité a todos nuestros artistas e hice el planteamiento del prostíbulo para salvar la disquera. Una vez estable esta, podríamos cerrarla.
Les mostré los primeros prototipos de menú y horarios, casi todos estuvieron de acuerdo, solo hubo dos votos en contra.

Seguí solucionando algunos detalles del supuesto fraude desde la oficina de Laurence. Tocaron en mi nueva oficina y era Alex.


―Elinor, ¿Qué somos en estos momentos?

―No te entiendo.

―¿Novios, amantes, amigos con derechos...?

―No lo sé, todo ha pasado muy rápido. En verdad quisiera decirte algo concreto. Tal vez solo debo dejar pasar tiempo en lo que se enfrían las cosas. Algo que si quiero decirte, te quiero. En verdad, siempre te has portado muy diferente conmigo y me haces sentir especial.

―Cariño, ¿Te cuento un secreto?

―Dime, Lexy.

―Terminé a Helen por ti. Bueno, en si terminamos por sus celos enfermizos, pero ella no era tan encantadora como tú.

―Jamás había escuchado algo parecido... Lexy...

Acaricié su rostro, estuvimos cerca de besarnos, pero los dos nos detuvimos.
De por sí, tenía a propuesta más descabellada de la disquera, llega este hombre a ganarse mi corazón y volverme hacer creer en el amor.
Solo espero llegar al departamento y charla un poco con él. Es lo que más me hace feliz últimamente.

Franz of PleasureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora