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Ron y Russell en su departamento tenían cosas muy interesantes, pero en algunas partes de la casa se notaba su fascinación por la cultura japonesa. Incluso tenían ropa tradicional de allá.

―Veo que te gusta la casa.

―Sí, es muy pintoresca.

―Eres afortunada de que será tuyo.

―Tendrás que enseñarme a cuidar estas cosas, Ron.

―Por supuesto, hermosa. ¿Recuerdas aquellos palillos que te regalé?

―Sí, aún los tengo.

Quité los palillos de mi cabello y se los mostré. Eran rojos con flores de cerezo pintadas alrededor.

―Elinor.

―Dime, Ronnie.

―Aprovechando que no han llegado muchos, me gustaría que te probaras esto.

Me mostró un Kimono rojo, con el mismo diseño que aquellas modelos de la portada de Kimono My House.

―Esto me recuerda mucho a Kate Bush.

―Apostaría que tú te verás más hermosa. Anda, ve a ponértelo.

Fui a ponerme el kimono, me quedó justo a la medida. Volví a recogerme el cabello y me puse aquellos zapatos de madera. Eran rígidos, pero su olor me gustaba. Salí de la habitación y me dirigí a la sala. Había un gran espejo, así que me observé detalladamente, me gustaba ese Kimono, aunque no me parecía, ni en lo más mínimo, a una japonesa.

―Falta maquillarte, yo te ayudo.

Russell me sentó en la sala y sacó una caja de madera con pinturas, sombras y una tinta para labios.

―¿Cómo es que tienen maquillaje?

―Yo tuve un breve romance con una japonesa. Ni siquiera recuerdo su nombre, creo que se llamaba Yoko Ono.

―¿Qué?

―Jajaja, no es cierto. Ay Elinor, debí fotografiar tu expresión de susto.

―¿Cómo no querías asustarme? Es Yoko Ono.

―En realidad, jamás he tenido un romance con alguien de Japón, pero si hemos convivido con Yoko Ono.

―¿Yoko Ono se los obsequió?

―Así es, ella nos pidió hacer una mezcla de una de sus canciones. Francamente, la mejoramos mucho. Es buena persona, pero no creo que la música sea su fuerte. Como agradecimiento nos obsequió esta caja y apenas pudimos usar su contenido.

―Ahora lo entiendo.

Alex estaba platicando con Ron al otro lado de la sala.

―¿Cómo van las cosas con mi hija?

―De maravilla, ella estaba emocionada por venir al ensayo y la veo muy feliz a mi lado.

―Solo te recuerdo que no le hagas daño a Elinor.

―No lo haré, porque la amo. Cambiando de tema, ¿Tú sabes quién es la musa de Bob?

―Sí.

―¿Puedes decirme quién es?

―Jamás.

Franz of PleasureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora