La farsa

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Bob me pidió que nos casáramos antes de la boda entre Alex y Helen, así que nos pusimos a ver el trámite por el civil. Sentí todo tan apresurado.

―Robert, ¿puedo preguntarte algo?

―Claro.

―¿Por qué quieres que la boda sea antes que la de Alex y Helen?

―Siempre se debe casarse durante el tiempo en que se esté enamorado. Mientras más rápido nos casemos, mejor.

Me dio un picorete y acarició mi rostro.

―Ahora vuelvo.

Besó mi frente y se fue sin decir más. No quise cuestionarlo, tenía otras cosas que hacer y ambos merecemos nuestro espacio.

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Helen estaba esperando a Bob, en aquel café donde Bob había manifestado sus sentimientos por Elinor. El rubio llegó al lugar y tomó asiento frente a ella.

―Hola, ya tenemos la boda programada antes que la suya. Será el viernes por tarde. ¿Ya pensaste como perder al bebé sin que Alex se dé cuenta que es una mentira?

―Vaya, en dos días. Es lo único con lo que estoy batallando, no sé cómo decirle que jamás estuve embarazada.

―Finge un aborto cuando nos vayamos de gira.

―¡Por fin estás pensando como yo!

―No es verdad. A mí no se me ocurrió drogar a Lexy para tener sexo con él.

―Tienes razón, no eres tan perra como yo.

Ambos rieron, pero sin darse cuenta, Alex estaba escuchándolos en un lugar un poco escondido mientras tomaba una cerveza.
Kapranos quería reclamar sobre la traición de ambos, aunque también estaba algo feliz porque sería la oportunidad perfecta para estar con Elinor.
Y así, Alex salió discretamente del lugar para poder hablar con Elinor, no sin antes grabar parte de la conversación.

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Había visitado al abogado de Laurence para poder leer la parte final del testamento y un par de cartas que me dejó.

―¿Tan rápido olvidaste a Laurence? ¿En verdad te volverás a casar?

―No lo he olvidado, pero tampoco siento afecto por él. En cuanto a la boda, estás invitado. Será en dos días. Bruce, ¿Laurence alguna vez me quiso?

―Sí, llegó a tomarte mucho afecto, tanto para cubrir tus secretos. Pero sabemos que jamás le gustó tener compromisos que no fueran de trabajo.

―Ten una bonita tarde, Bruce.

―Gracias Elinor. Recuerda que a partir de ahora seré tu abogado. Viene en el testamento.

―Gracias Bruce.

―Espera, se me olvidó decirte que esas cartas las leas en privado. Fue la voluntad de Laurence.

Salí del despacho de Bruce. Caminaba por la banqueta un poco distraída cuando alguien chocó conmigo de forma busca tirando mi bolsa y su contenido.

―¿Qué te pasa? ¡Idiota!

La persona regresó y pidió disculpas. Esa persona era nada más ni nada menos que Alex.

Franz of PleasureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora