Franz of Pleasure

Do you want to... feel the pleasure?/ La musa

Estaba en mi oficina haciendo reajustes a la agenda.
El día de hoy recibía a una chica, al principio no lograba distinguir quien era, a pesar de que su rostro me era muy familiar.
La señorita se quitó los lentes obscuro. Dejó ver sus ojos tan redondos, enormes y grises. Era nada más y nada menos que Sarah, mi compañera de la universidad.

―¿Sarah?

―¡Elinor!

La chica me abrazó y seguía con su sonrisa enorme.

―Wow, creo que serías la envidia de la generación, eres quien tiene mejores ingresos. Vengo para el servicio con Nick McCarthy. Creo que ese manjar queda mejor conmigo.

Decía mientras mordía la punta de sus lentes de forma lujuriosa.

―Llevo años sin verte. ¿Qué fue de ti?

―Anduve trabajando un par de meses en Grecia para la traducción de un libro. Cuando concluí el trabajo, regresé a la ciudad para tomarme un descanso.

―Me da gusto. Yo nunca he podido ejercer mi carrera, pero aprendí otras cosas. Fue lindo verte de nuevo, Sarah. Eres de las pocas personas con las que me llevé bien en la universidad.

―Pues claro, las dos éramos igual de locas.

Las dos reímos y Nick besó la mano de Sarah.

―Bienvenida a Franz of Pleasure. Do you want to... feel the pleasure?

Ambos se fueron hacia las habitaciones.

―Cuanto tiempo sin vernos, Nicholas.

La chica besaba el cuello de Nick y este la apartó un poco.

―Sarah, ¿en que habíamos quedado? Solo en las giras podemos tener nuestros encuentros, preciosa.

―¡Ay Nick! ¿Acaso ya olvidaste lo nuestro?

―No lo he olvidado y me encantas, pero fue algo indiscreto de tu parte venir sin avisarme. ¿Vamos directo al grano?

Nick tomó de la barbilla a la chica y le mordió el labio.

―¿Y tú qué crees?

Sarah mordía su labio mientras lo desnudaba con la mirada. Nick la pegó a la pared y comenzaba a dominarla con besos y caricias.

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Seguía en mi oficina, abrí Cumbres Borrascosas, pero se me cayó un papel que usaba como separador. Lo levanté, era una foto de Laurence. Recuerdo que ese día perfectamente.

Era un martes, el día estaba nublado...

―Señorita Blake, venga a mi oficina.

Estaba con mi traje de color negro, mi cabello estaba trenzado y el delineado en mis ojos era muy sutil.

―Dígame Sr. Bell.

―Relájate, no es nada malo. Al contrario.

―¿Recibiré un aumento?