Capítulo 9

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Feliz Día mis adoradas Bloomberg;

Y sin darnos cuenta llegamos al capítulo 9 y ahora es que las cosas se ponen buenas.

Espero que disfruten este capítulo.

Me han preguntado últimamente que cuando publico, y con el favor de Dios lo hago cada 15 días. Hacerlo semanal se me hace imposible por las responsabilidades laborales y familiares. PERO mientras esperan, las invito a leer: Bajo la Montaña (historia muy romántica) Caído del Cielo, Pasión Sangrienta, Luz Oscura y muchas otras historias que tengo acá y que sé le gustaran.

Un beso gigante.

Stef.-


9

La reina, Thranbely y varios nobles se apuraron para llegar a las puertas de la cueva y así recibir al rey y su pequeña guardia.

Cybele se preocupó al verlo. Parecía que ninguno de los 12 elfos tuvo oportunidad de asearse durante esas dos semanas. Los rubios cabellos estaban enmarañados, los rostros sucios de hollín, al igual que sus vestiduras. Thranduil en específico no portaba la armadura con que partió, en cambió traía una camisa negra, abierta hasta casi llegar al ombligo y una herida sangrante y latente le atravesaba el pecho en diagonal.

— ¡Por todos los dioses! Corrió hasta el rey que descendía de su caballo.

— Estoy bien. Todos estamos bien —aseguró Thranduil.

— No parece que estén bien —deseó abrazarlo. No lo hizo, pensó que podría lastimarlo.

— Estamos bien —dijo en voz alta para que todos escucharan. Tomó del rostro a su esposa y le besó la mejilla—. Nos sorprendieron una horda de orcos —Cybele se asustó mucho más—. Calma, matamos a todos y escondimos los cuerpos. Nadie sabrá que fuimos a husmear.

— He estado preocupada por ti —lo haló de la camisa y lo besó sin reparos, olvidando que muchos estaban presentes y el rey la correspondió con igual intensidad.

Fue un beso corto aunque intenso. Thranduil se paró derecho y abrazado a ella se dirigió a su pueblo:

— Hemos logrado nuestros objetivos y obtendremos la victoria pues pronto nuestros bosques estarán saneados de toda alimaña.

Los presentes rompieron en aplausos y algarabía.

La pareja real entró al palacio abrazados y mostrando un matrimonio fuerte ante todos. Thranbely, apenas se lo permitieron fue corriendo para abrazar a su hermano; Legolas la tomó en brazos y la besó con todo el amor que era capaz de dar, la adoraba con locura.

Luego Thranduil la cargó y también le hizo carantoñas. Esa hermosa cara angelical lo dominaba tan bien como lo hacía la madre, por mucho que lo negase.

La reina con habilidad apartó al rey del pueblo y lo llevó a descansar.

— ¡Cybele! —dijo al verse en el pasillo de camino a sus aposentos.

— Tienes que descansar. Debes estar agotado.

— Sólo un poco.

— No. No sólo un poco ¡Por todos los dioses! Tienes una estaca enterrada en el tobillo y cortadas por todos lados.

— Son rasguños. Créeme cuando te digo que he estado mucho peor.

— Thranduil, no me digas mentiras para calmarme. No tienes una sola cicatriz en todo el cuerpo así que es imposible que hayas estado peor que ahora —le miró la horrible herida del pecho.

Obligación y Seducción. Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora