Al llegar a la casa del menor y asegurarse de que no hubiera nadie, ambos jóvenes subieron a la habitación del chico pelimorado. Bonnie sentía un poco de incomodidad en su interior a pesar de querer llegar al otro nivel con el pelirrojo. En el momento en e que ambos entraron a la habitación, el mayor pasó sus brazos por la cintura del menor, besándolo con desesperación. Llevaba mucho tiempo queriendo hacer eso.
Frank levantó a Bonnie por los muslos, recostándolo en la cama y acomodándose entre las piernas de este, frotando su notable erección contra el trasero del menor con descaro, sin importarle nada. Rompieron el beso a causa de los jadeos que soltaba el más pequeño, disfrutando cada movimiento que hacía el mayor contra su, ahora sensible, trasero. Él cuerpo del menor se volvía más sensible con cada toque que era proporcionado por el mayor, la temperatura subía cada vez más; el mayor abrió la camisa del menor, exponiendo su blanquecino pecho junto a esos lindos y rosados botones que sobresalían de el. Prosiguió a quitarle los pantalones, dejando a la vista el bulto que se formaba entre las piernas del pelimorado.
El pelirrojo sonrió recorriendo con la mirada todo el cuerpo del chico que yacía recostado en la cama, sentía que ese chico era lo más hermoso que había visto en toda su vida, con sus lindos lunares, sus huesos un poco marcados, pero algo captó la atención total de el pelirrojo: sus brazos llenos de cicatrices. Bonnie se sentía incómodo por la mirada del contrario, aunque tuviese los ojos cerrados sabía que lo miraba mucho. Sus ojos se abrieron de par en par en cuanto los labios del mayor tocaron su piel dañada hacía tiempo atrás.
-F-Frank... No hagas eso...- gimoteó el menor con lágrimas en sus ojos, él mayor lo hizo callar con dulzura, siguiendo con su trabajo.
Luego de besar todas y cada una de sus cicatrices, comenzó a quitarse sus ropas para igualarse al menor, comenzó a explorar el cuerpo del pequeño con su boca, dejando besos y pequeñas mordidas logrando unos cuantos gemidos por parte del menor cuando sus labios rozaron los erectos pezones de este. Mordía y lamía ambos pezones del menor haciendo que este gimiera e intentara alejarlo de ahí.
-Frank, hazmelo rápido, pedazo de mierda- se quejó el pelimorado cuando el miembro del mayor hizo fricción contra el del menor.
Frank comenzó a besar a Bonnie, metiendo su lengua con rapidez para explorar la cavidad del contrario, bajando sus manos hasta el elástico del bóxer del último nombrado, jugando con el hasta que rompió el beso y tironeó la tela quitándola por completo.
-Uh... Esto va a doler y... No tenemos lubricante- susurró con nerviosismo el mayor, intentando no mirar a los ojos a su compañero.
-Yo tengo... Está atrás de la mesa de noche- el rostro del pelimorado estaba rojo a más no poder luego de aquella confesión.Frank sonrió, dejando un beso en los labios de su... ¿Novio? Bonnie estaba nervioso mientras observaba al mayor untar sus dedos con lubricante hasta cubrirlos por completo, introduciendo con cuidado un primer dedo y moviéndolo de forma circular, concentrándose en la anatomía del menor y como reaccionaba a su toque.
-¡Mierda!- gritó el menor cuando un segundo dedo se abrió paso en su entrada. -Despacio... Me duele...-
El menor jadeaba y gemía intentando acostumbrarse a los intrusos que se movían con desesperación en su interior. Frank dejaba salir unos pequeños gruñidos de vez en cuando, todo por culpa de esos estúpidos bóxers que aprisionaban su erección.
-Bastián...- Frank mordió el labio del menor. -Dejame hacértelo...-
Bonnie asintió, nervioso, observando los ágiles movimientos del mayor, quedando sorprendido por el tamaño del miembro del otro.
-Si duele me dices para sacarla- murmuró contra los labios del pelimorado, comenzando a entrar despacio para no lastimarlo.
Los jadeos del menor se hicieron presentes a medida que el pelirrojo se adentraba en él, marcas de uñas quedaron el la espalda de este, mientras que él sólo buscaba calmar del dolor del pequeño con besos y caricias. Continuaron así hasta que el pelirrojo entró por completo, dejando los labios del pelimorado quien intentó recuperar el aire perdido durante el beso, acostumbrándose al gran intruso que había en su interior mientras que los labios del mayor recorrían el pecho del menor, besándo cada uno de sus pezones. Bonnie se centró en mirar el pecho del mayor, intentando guardar esa imagen por siempre en su memoria, recorrió sus brazos con la mirada parando en las profundas cicatrices que marcaban aquellos brazos.
El cuerpo del pelirrojo se estremeció en cuanto el menor comenzó a besar esas cicatrices, subiendo cada vez más por su brazo, llegando hasta su cuello en donde dejó un chupón bastante visible, y finalmente siguió su camino hasta sus labios.
Bonnie gemía, jadeaba y chillaba con cada embestida propinada por el pelirrojo, las que chocaban justo en su próstata, sin esfuerzo. Ya se encontraba en su límite, pero no quería decir nada por vergüenza.
-Frank... Me vengo...-
El nombrado no respondió, sólo siguió golpeando aquel lugar muy al interior del menor, logrando que se corriera y causando que ambos quedaran manchados, Bonnie estaba exhausto pero siguió moviendo sus caderas para complacer a Frank, quien minutos después se corrió en su interior.
El pelirrojo salió con cuidado del menor recibiendo un jadeo por parte de este al sentir como quedaba un vacío en su interior, Frank sólo se limitó a sonreír y a recostar al pelimorado que luchaba por mantenerse despierto. Al mayor le pareció adorable, por lo que tomó su móvil y le sacó una foto a ese chico somnoliento que yacía recostado a su lado.
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Diary Of A Guitarist 「Fonnie AU」
أدب الهواة«Esto NO es un diario, sólo las nenas hacen eso y yo no soy una, por lo tanto, esto es una maldita agenda» Todos los derechos reservados Copyright 2015©