Ella estaba acarisiando mi rostro.
-Cariño, respondeme.- Dijo sonriente.- ¿No te parece una buena noticia?
Agarré su mano y la saqué de mi rostro bruscamente. La empuje para atrás.
-¿Qué si me parece una buena noticia?- Dije riendo sárcasticamente.- Primero; no te vengas a hacer el angelito, ¡PORQUE TÚ NO ERES NINGÚN ANGELITO! No vengas cómo que no sucedio nada entre nosotros. Segundo; me echas de tú casa y me obligas a hacer el amor contigo y claaro.-Dije alargando la A.- ¡CÓMO NO QUISE TENER SEXO CONTIGO, ME ECHAS DE TÚ CASA! ¿Y sabes porque? ¡PORQUE A TÍ SÓLO TE GUSTA EL SEXO, ERES UNA ADICTA!
Decia cosas sin pensar; pero ciertas.
Podía notar lágrimas que amenzaban con salir de su rostro.-Bueno... ¡ERES UN MÁLDITO DESGRACIADO!- Dijo pegandome una cachetada. Mi cara dió vuelta a la dirección de la cachetada y habia una figura bajo la luz, que la conocia perfectamente. Era él.
Estaba seguro que sabia todo. Estaba muerto y mi futuro con él estaba derrumbado.-Quiero una prueba.- Dije serio.
-¿Me hablas de una forma tan asquerosa y me pides una prueba?- Dijo riendo sárcasticamente.
-Dame la prueba. Tengo derecho a ver el test de mi hijo o hija que esté ahi dentro.- Dije señalando su panza.
-De acuerdo.- Respondió cortante.- Mañana la tendrás.
Y sin más. Se fue. Pero lo que mas me importaba; él.