.Capitulo 12.

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Ella estaba acarisiando mi rostro.

-Cariño, respondeme.- Dijo sonriente.- ¿No te parece una buena noticia?

Agarré su mano y la saqué de mi rostro bruscamente. La empuje para atrás.

-¿Qué si me parece una buena noticia?- Dije riendo sárcasticamente.- Primero; no te vengas a hacer el angelito, ¡PORQUE TÚ NO ERES NINGÚN ANGELITO! No vengas cómo que no sucedio nada entre nosotros. Segundo; me echas de tú casa y me obligas a hacer el amor contigo y claaro.-Dije alargando la A.- ¡CÓMO NO QUISE TENER SEXO CONTIGO, ME ECHAS DE TÚ CASA! ¿Y sabes porque? ¡PORQUE A TÍ SÓLO TE GUSTA EL SEXO, ERES UNA ADICTA!

Decia cosas sin pensar; pero ciertas.
Podía notar lágrimas que amenzaban con salir de su rostro.

-Bueno... ¡ERES UN MÁLDITO DESGRACIADO!- Dijo pegandome una cachetada. Mi cara dió vuelta a la dirección de la cachetada y habia una figura bajo la luz, que la conocia perfectamente. Era él.
Estaba seguro que sabia todo. Estaba muerto y mi futuro con él estaba derrumbado.

-Quiero una prueba.- Dije serio.

-¿Me hablas de una forma tan asquerosa y me pides una prueba?- Dijo riendo sárcasticamente.

-Dame la prueba. Tengo derecho a ver el test de mi hijo o hija que esté ahi dentro.- Dije señalando su panza.

-De acuerdo.- Respondió cortante.- Mañana la tendrás.

Y sin más. Se fue. Pero lo que mas me importaba; él.

El Negro Que Entro Por La PuertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora