Era un día aburrido.
Como cualquier otro día.
En este momento, me encuentró cambiandome. Me vestí con unos pantalones largos negros, que combinaban con mi piel, y me puse una remera blanca.
Me peiné un poco el cabello, colocando en él; gel.
Salí de mi casa en dirección al hotel dónde vive mi novia; una chica bajita, castaña y con unos hermosos ojos color miel.
Tomé un taxi y me diriji, con un ramo de flores, a la casa de mi novia.
Al llegar, le pagé al taxista (Quién estuvo hablando todo el viaje de su vida), y bajé.
Al llegar al lujoso hotel. Me dirijí a la entrada.
Pero habia alguien, detrás de esa puerta, que me ilumino con su mirada apenas lo vi.
Me abrió la puerta y puede ver que era alto, de unos ojos hermosos, flaco y una sonrisa encantadora.
Él me miró de la misma forma que yo lo miré a él.
¿Qué estoy pensando?
¿Qué me susede?
Su vista no se apartaba de mi.
Pude ver de reojo, que se encontrabá mirandome el tracero; ruborizé por completo, aunque no se notaba mucho.
Sentía esa corriente electrica dentro de mí, que no devería sentir.
Subí al elevador. Nervioso.
Y solo podía pensar en él....