.Capítulo 21.

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-Tranquilo, Negro.- Me ánimo Rulitos mientras caminábamos los pasillo.

-Gracias, Rulitos.- Y le di un beso sonoro en su mejilla. Él sonrió y se metió en su oficina.

Yo camine algo nervioso hacia la mía.

-Buenos días, jefe.- Dijo sonriente y me tendio una taza con café dentro.

-Buenos días, Amanda.- Dije resiviendo su café con una sonrisa.

-Jefe, el chico que trabaja con usted, va a estar en au oficina por 2 semanas, ya que están arreglando las oficinas de de este pasillo.- Dijo señalando las oficinas que estaban cerca de la mía. Yo abrí mis ojos bien grandes y tragué saliva escandalosamente.- Emm... Jefe, se encuentra bien?

-S-Si, Amanda, gracias.- Dije mientras dejaba a Amanda sola y preocupada. Me dirigí hacia mi oficina, abrí la puerta y ahí estaba él.

-Je-Jefe...- Dijo nervioso y rascando su nuca.

-Sólo trabaja.- dije cortante.

-Tengo que ir a hacer unos papeles.- Dijo mientras me entragaba un sobre amarillo.- Léelo, por favor.

Y se fue.

Comencé a abrir el sobre amarillo y dentro había un papel doblado y blanco.
Saqué el papel y comencé a leerlo.

"Querido negro;
Realmente mis días sin ti, son como los días mas nublosos que puedas imaginar. Desde ese día que te perdí, perdí mi corazón y olvide lo que era el amor.
Hoy que te vuelvo a encontrar, duele saber que no me vas a perdonar. Y se que me odias, como yo me odio a mi.
Sólo quiero decirte;
Si tú estás feliz, yo estoy feliz.
Y si, me encantaría que fueras feliz A MI LADO. Pero fui un idiota, y se que eres feliz con ese chico de Rulos.
Pero quiero que sepas, que por mas que te cases con él y tengan mas de 17 hijos, nunca te vas a ir de mis pensamientos y mucho menos; de mi corazón.

Con mucho cariño de; La persona que mas te ama en el mundo, La Puerta.

Para; Negro, la única persona que sabe como curar mis heridas"

No sabia si llorar o reír, lo que si se, es que estoy haciendo ambas.

¿Por que lo hace? Sabe que esto no es bueno para ninguno de los dos.

Entró él, con una caja roja en sus manos.

-Para ti.- Dijo con una sonrisa. Yo lo acepté y cuando la abrí me sorprendió al ver un perro negro con una mancha redonda en su ojo derecho.
Él sabia perfectamente que amaba los perros. Lo agarré entre mis manos y comencé a acariciarlo y le di unas galletas que tenia sobre la mesa,

-¿Te gusta?- Pregunto sonriente.

-Me encanta.- Dije mirándolo a esos ojos que tanto me habian enamorado.- Pero... ¿Por que haces esto?

- Porque te amo, y más de lo que te puedes imaginar.

El Negro Que Entro Por La PuertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora