Entre corriendo al hospital, me acerque a la mesa de recepción, y allí había una muchacha de ojos verdes, limandose las uñas, que parecía importarle una mierda su trabajo.
-Disculpa.- Dije furioso al ver que no me atendía y sólo se preocupaba por sus uñas.
-¿Si?- Dijo sin más.
-Necesito saber dónde se encuentra la habitación de...- Decía mientras ella comenzaba a buscar en el ordenador.
-Habitación 156, Dr. Robbin Patterson.- Dijo mientras masticaba su chicle de menta con la boca abierta. Si llegaba a ser un muchacho, juro que ya le hubiese pegado una cachetada.
Sin agradecerle, subí rápidamente por las escaleras. Ya que unas hermosas señoras mayores se les dio por tomar el ascensor justo cuando yo quería entrar.
¿Y saben lo peor? Que eran como tortugas caminando. Tenía ganas de pegarle un empujón a la señora diciendo, "Muhé, mueva ese culitoh' arrugao pa' que yo pueda pasar que se me muere el esposo", pero decidí no hacerlo.Al llegar a la 3ra Planta, comenze a mirar los carteles en las que tenían los números de las habitaciones.
"152... 153... 154... 155... ¡156!"
Tomé aire, y di dos golpes en la puerta.
Salió un señor bajo, canoso y su barba que se movía con el viento.
En verdad, si no hubiese sido porque el chico que amo esta ahí todo roto, ya hubiese estado en el piso riendo como foca retrasada y llamando la atención de todo el mundo, mientras me burlaba de su barba.-¿Es usted el Dr. Robbin Patterson?- Pregunte nervioso.
-Así es.- Dijo con una sonrisa mientras me estiraba la mano; la cual acepte amablemente.- ¿Usted es el hermano de el paciente?
-Oh, no. Soy el... amigo.- Dije mientras me rascaba la nuca nervioso.
-Bueno, adelante.- Dijo mientras me abría la puerta y me daba paso.
Cuando entre me quedé helado.
Puerta estaba ahí, acostado en la camilla Blanca, con jeringas clavadas en sus brazos, con vendas, y lastimaduras que me gustaría curar a besos.-Bueno, en este momento esta descansando, ya que le dimos un medicamento.- Dijo mientras agarraba un anotador y comenzaba a escribir algo con esa horrible y indentendible letra de doctores.
-¿Y...C-Como esta él? ¿C-Cuando va a salir de aquí?- Pregunte mientras lo miraba.
-Él esta bien. Tubo mucha suerte.- Dijo mientras seguía anotando.- Sólo va a tener que asistir a unos deportes especiales para que su pierna derecha logre moverse como lo habitual. Ya que el golpe le ha lastimado un poco la parte de el muslo derecho y va a costarle un poco el movimiento.
-Bien... ¿Y cuando va a salir?
-Bueno, eso esta por verse. Cuando despierte luego del efecto de el medicamento, le haremos unas preguntas, lo revisaremos, y ahí se sabrá.- Dijo mirandome.
-Bien...¿Y-y yo.. puedo quedarme aquí?- Pregunte nervioso. Quería quedarme a su lado. Acariciando su rostro lastimado, y diciendole al oído que todo esta bien, que yo estoy ahí, para él.
-Lamento decirle que no, pase mañana si quiere. Mañana se sabrá como va todo y así le podremos dar el alta.- Dijo mientras se paraba de su asiento.
-Bien...- Respondí triste. El Viejo Barba Fiestera me acompañó hacia la puerta y nos despedimos.
Caminaba por las calles frías, sólo.
Me sentía vacío sin su voz diciéndome que todavía me ama.
Sólo quedaba esperar.