My Friend Of Misery (Metallica, Jameson)

Capítulo 31: Reencuentro fascinante.

Tal vez James deba vivir solo y conseguir una madre para su hija. Lola no tendría una normal infancia si tiene dos hombres en vez de unos padres de cada sexo. Ella se merecía el amor de una madre que yo no podía entregarle por más que quisiera.

—L-lo siento James, n-no puedo hacer esto— tragué saliva y me levanté del sillón. Me largué de aquella casa y manejé hasta la mía.

¿Qué te pasa ahora? ¿No es que lo querías? No te entiendo Jason, deja de complicar tú asquerosa vida.

No pude evitar angustiarme otra vez y quedarme hasta altas horas de la madrugada pensando. Ver el amanecer de cierta forma me calmaba y pude irme a dormir tranquilo.

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Noviembre de 1989.

Veintiséis años. Todo un adulto.
Como la persona grande que era, decidí buscar un trabajo de verdad para mantenerme.

Conseguí entrar en una fábrica hace un año. Gracias a la amistad que tuve con el jefe, dueño de la empresa, me habían ascendido a gerente y me pagaban muy bien.

Desde aquel día que había vuelto a ver a James, perdí contacto con él. Me dediqué a buscar este trabajo y vivir una triste y aburrida vida de empleado.

Hoy debía quedarme hasta tarde ordenando las áreas del lugar y controlando a todos los empleados del galpón de la fábrica.

Por un lado iba feliz ya que tenía tiempo para poder ver a esa bella chica que trabajaba allí la cual era mí amiga.

Addison.

Me apoyé en su escritorio y levantó su vista de los papeles.

—¿Quiere cenar en mi casa señorita Faulker?— le guiñé un ojo y traté de sonar formal.

—Mmm, claro señor Newsted— miré sus llamativos ojos mieles, su cabello marrón lacio la diferenciaba de la moda del 'batido' de otras mujeres.

Logramos ser grandes amigos en lo que iba de casi dos años.

Era una gran chica, honesta, simple, positiva y cariñosa. Algo que hacía mucha falta en mi vida.

Pude ver algo en ella que hizo enamorarme. No quise perder la oportunidad y después de cinco meses discutiendo conmigo mismo, decidí pedirle que sea mi novia.

Acomodé el cuello de la estúpida camisa del uniforme y luego acomodé mi corbata.

La llevé hasta mí casa.
Luego de cenar nos quedamos hablando.

—Addy— dije algo confiado en que nada saldría mal.

—Sí Jase— me sonrió.

—Me gustas— susurré.

Me acerqué a ella llamado su atención y la tomé de la cintura.

Posé una mano en su mejilla y la besé.