With You

07: Algo entre nosotros

Disclaimer: MARVEL & Disney y sus personajes no me pertenecen. Este oneshot si.

▶ ADVERTENCIA: Contenido para +18. Si no eres mayor de edad, no sigas leyendo. Estás advertido (Sé qué lo van a leer igual, pero es mi deber advertir)

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Torre de los Vengadores. 

Cortinas cerradas, prendas de ropa tiradas en la alfombra que formaban un camino llegando a una cama. Los gemidos eran un poco silenciosos y a veces se escuchaban con un poco más de volumen.

Era la oportunidad perfecta, ya que no había nadie, sólo ellos dos. En su melancolía, en su soledad, ambos se deseaban pero ninguno de los dos se atrevía a decírselo a los ojos. Pero al mirarse, sentían aquel deseo de unirse de una vez por todas. No era la primera vez que lo hacían. Tal vez era la tercera o cuarta vez en la semana, ya que llevaban meses así, quién sabe. A veces era él quien quería y a veces ella. Pero por alguna razón no se decían nada, sólo iban a aquella pieza, se besaban con lujuria quitándose la ropa como si les quemara la piel e iban al acto en sí.

Pero esta vez, Steve sentía que esto más que un juego, era una lucha constante contra su instinto masculino, su instinto de hombre. Creía que esto no era lo correcto, no estaba bien tener sexo casual. Él siempre pensó que primero había que gustarse, enamorarse, casarse y después lo demás. Pero Natasha lo convencía que no era necesario seguir todos esos pasos para alcanzar la felicidad, y que el orden de los factores no alteraba el producto, a menos que él lo quisiera.

Estaban en una posición normal, esta vez él arriba de ella. El vaivén de ambos era casi sincronizado. Natasha rodeaba la cadera de aquel hombre con sus piernas arqueando la espalda cada vez que Steve entraba en ella. Él la tomaba por la espalda, besándole el cuello sin dejar de moverse porque sabía que a ella le encantaba. La espía en esos momentos sólo se limitaba a sentir, a sentir como aquel hombre de buenos sentimientos la hacía suya una vez más. Se sentía la mujer más plena del mundo esa noche. Tal vez porque en este tiempo que llevaban haciendo esto, lo quería de verdad.

Steve sólo se preocupaba de hacer sentir a Natasha todo el placer que podía ofrecerle. Se sentía bien al saber que a ella le gustaba todo lo que le hacía. Amaba ver su rostro jadeando, le encantaba ver que al entrar, ella mordía su labio inferior y lo que más le daba placer eran sus gemidos y suspiros. Se volvía loco. Acariciaba sus senos suavemente con ambas manos. Podía sentir en sus manos como aquellos botones de color rosa se ponían duros con el tacto.

De pronto, Natasha tomó su rostro con sus manos y lo besó profundamente. Steve la abrazó completamente, hundiendo su rostro en el cuello de ella, mordiéndole el lóbulo de la oreja, haciendo que se le saliera un gemido más fuerte. Casi en dos segundos, la pelirroja estaba encima de él, haciendo que el Capitán retrocediera en llevar la delantera. La chica tomó las manos de Steve y las colocó suavemente en su vientre. Ella mientras estiraba su espalda y su cabeza hacia atrás, mientras Steve recorría con sus manos el cuerpo perfecto de la espía. Dios como le encantaba verla desnuda. Sentía que su cuerpo ardía cada segundo que pasaba.

La muchacha empezó a moverse rápidamente dentro de Steve. Quería llegar al clímax pronto, no quería esperar un minuto más y menos cuando vería el rostro del capitán disfrutando cada momento de placer que ahora ella le estaba dando. Le encantaba verlo así, le encantaba saber que sus perversiones le gustaban y más que él le seguía el juego. La excitaba demasiado saber que él la deseaba tanto como ella a él.

Y ya no aguantaban más. Steve tomó con sus manos los glúteos de la muchacha ayudándola para que se apresurara en llegar tanto como él quería del mismo modo. Los gemidos aumentaban cada vez más. Natasha abrió los ojos para encontrarse con aquella mirada profunda de Steve. Aquellos ojos celestes la hacían sentir que podían ver su alma. La chica volvió a cerrar los ojos, sintiendo cosquilleos en todo su cuerpo, las manos del capitán que la recorrían por completo y aquel miembro que hacía de las suyas dentro de ella.