CAPÍTULO UNO

92.8K 4.7K 423
                                    

La cera de las velas había comenzado a manchar la mesa, ya se habían consumido casi completamente, por lo que no tenía caso, se acercó y las apago, ya ni siquiera se veían como el adorno que eran, miró su reloj y ya era más de media noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La cera de las velas había comenzado a manchar la mesa, ya se habían consumido casi completamente, por lo que no tenía caso, se acercó y las apago, ya ni siquiera se veían como el adorno que eran, miró su reloj y ya era más de media noche.

Su garganta se apretó con el enorme nudo que sintió en ella.

¿Por qué seguía intentándolo?, se preguntaba, ¿Por qué seguía esperando e imaginando que él llegaría?

Tal vez porque era su marido y lo amaba demasiado, como el primer día, el día que lo conoció, aunque al parecer para él ya no era suficiente.

Tomó el sobre que yacía en el plato, otra vez la noticia tendría que esperar, ya lo había hecho nueve veces antes, una más no la mataría.

Salió del comedor y apago todas las luces de la planta baja, gracias a que la parte trasera era de cristal estaba tenuemente iluminado por el resplandor de la luna.

Estaba tan cansada que ni siquiera levanto la mesa, la decepción era demasiado grande, incluso se sentía mal físicamente.

Mark nunca trabajaba los sábados, su cabeza le gritaba una y otra y otra vez.

Entrar a su habitación fue como recibir un golpe en el estómago, se negaba a pasar otra noche en esa cama, al menos no si tenía que dormir sola.

Cogió una manta del armario aún no comenzaba el frío así que con esa bastaría. El cuarto de huéspedes no estaba preparado, pero era mejor dormir ahí que oliendo su fragancia toda la noche.

Aún no entendía que había ido mal en su matrimonio, esos últimos meses habían sido un total infierno, a excepción del día de la cabaña, pensó que habían limado las asperezas que habían tenido durante el año anterior, pero estaba equivocada.

Todo había sido peor.

******

Cuando despertó ya pasaban de las nueve de la mañana se sentía aún peor que el día anterior, pero era domingo, una sonrisa se apodero de su rostro, hoy si podría hacerlo, hoy hablaría con Mark.

Las náuseas desaparecieron y le permitieron incluso correr por el tercer piso para llegar a su habitación en el piso de abajo. Arreglaría todo, estaba segura.

Fue como un balde de agua fría incluso sus piernas fallaron y termino en el suelo, estaba vacía, fría, la cama no tenía ni una arruga. No había dormido ahí, solo una bola de ropa en un costado.

Un pequeño trozo de papel adornaba su mueble junto a la cama, pero ni siquiera se acercó ya se imaginaba lo que decía.

¿Dónde había quedado todo ese amor que tanto se profesaban? El suyo estaba ahí apresado dentro de ella.

Con un poco del amor propio que aún le quedaba, se arregló solo un poco, su ánimo estaba por los suelos.

Se rehusaba a estar sola en aquella enorme casa.

No tardó mucho en llegar al Time Warner Center, que estaba a rebosar de gente y familias como cada domingo, ahí se encontraba La Mia Vitta, una de las joyerías más exclusivas del país.

A Bianca le había costado mucho sudor y esfuerzo llegar hasta esa posición, su mercado comenzaba a expandirse internacionalmente, su mejor trabajo hecho para un príncipe saudí que no reparo en los costos siempre y cuando se cumplieran sus exigencias. Mark y su familia la habían apoyado durante todo ese trayecto.

―Buenos días Lily ―Bianca trato de sonar alegre con su gerente, pero el rostro de la chica le dejo ver que no la había engañado.

Agradeció que una pareja tuviera la atención de la mujer y no se acercó a reprenderla, no tenía fuerza para oír sermones.

Su oficina estaba limpia, en una de las paredes tenía todos los diseños pendientes, en los últimos meses no había sido capaz de concluirlos o de hacer algo. Lo que pensaba sería su mejor trabajo ocupaba casi la mitad de la pizarra.

El diseño de una hermosa e intrincada cadena de platino con un precioso zafiro central, iba a ser su regalo de aniversario, le había costado mucho conseguir ese precioso zafiro, pero en ese momento había valido la pena. Ahora no tanto.

******

La casa estaba vacía, ya no podía, estaba llegando a su límite, no soportaría mucho tiempo más se sentía ahogada.

Sentir que ya no le importas a la persona que amas, dolía y dolía horrores.

Se quedó dormida, pensando en los mejores momentos de su matrimonio junto a Mark mientras las lágrimas bajan por sus mejillas y mojaban su almohada.

El despertador resonó por toda la habitación mucho más fuerte que otras veces, estaba sola, la única diferencia era el segundo montón de ropa en el suelo cerca del armario.

Bianca se levantó sin ganas, su aspecto debía ser terrible, pero se sentía cansada y ni las náuseas ni el mareo la dejaban tranquila. Entro a su baño y se ducho, se colocó unos jeans sueltos con una sudadera, le dolían demasiadas partes del cuerpo como para andar más arreglada.

Decidió recoger un poco de la ropa que ese idiota había dejado regada, pero se quedó pasmada, la ropa de Mark, su ropa... olía a perfume y claramente no era suyo, se arrepintió de tomar su camisa, sus ojos se llenaron de lágrimas al ver la mancha de labial en su camisa.

No podía creerlo, esto era demasiado para ella, el suelo era testigo de cómo se derrumbaba de nuevo con el corazón aún más roto.

Su cuerpo entro en piloto automático solo sabía que debía encararlo, quería que él mismo se lo gritara en la cara, era masoquista, pero necesitaba que fuera él quien se lo dijera.

No supo cómo llegó hasta Avenue of the Americas, pero se hizo mucho menos tiempo del que le hubiera tomado llegar a MT Corp. La recepcionista no le prohibió el paso por lo que no tardo nada en llegar al piso de dirección, donde se encontraba la oficina de Mark, sus gerentes de área y gerentes regionales, junto a sus secretarias.

― ¡Bianca! ―la pelirroja se encontró a Kate saliendo de su oficina, la cual estaba justo al lado de la de Mark, era la mejor amiga de su marido y de ella― Mark... él está...

Bianca trato de rodearla, pero Kate se había interpuesto en su camino.

―Quítate Kate ―la mirada de la morena reafirmo sus sospechas, Bianca se dio cuenta que todo mundo ahí la veía con tristeza, solo ella era la estúpida.

Mientras más se acercaba a la oficina más claramente escuchaba las risas.

Abrió la puerta de golpe y su mundo se desmoronó frente a sus ojos, en menos de un segundo












N/A: Hola, Hola niñas! A las nuevas Bienvenidas, a las antiguas Bienvenidas. 

Gracias por estar conmigo de nuevo en esta hermosa historia que tanto amamos, así que ya saben preparadas y a festejar que hoy es un día de fiesta, de una vez les digo ¡Cero Spoilers en los comentarios! Respetemos a las chicas nuevas 

Gracias por estar conmigo de nuevo en esta hermosa historia que tanto amamos, así que ya saben preparadas y a festejar que hoy es un día de fiesta, de una vez les digo ¡Cero Spoilers en los comentarios! Respetemos a las chicas nuevas 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La Parte Mas Dura Es Dejarte [Tough 1°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora