CAPÍTULO CUATRO

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Mark seguía ahí de pie sintiéndose extrañamente estúpido, mientras el auto se perdía por la calle muy dentro de él admitía que sus palabras le habían calado pues Bianca JAMÁS le había hablado de ese modo.

—No entiendo que te pasa Mark —el rubio miró a su madre— nosotros no te educamos así, te amo eres mi hijo, pero lo que hiciste no tiene perdón, acabas de perder lo más valioso de tu vida realmente no tengo ganas de verte tendrás que mantenerte al margen un tiempo, estoy tan decepcionada

Mark sencillamente no podía creerlo ¿Su propia madre?

— ¿Estas defendiendo más a esa zorra que a mí? —en ese momento los ojos de su madre refulgieron de furia, jamás la había visto tan enojada.

—Escúchame bien Mark Andrew Turner, porque será la primera y última vez que lo diga— se acercó a él, tanto que podía sentir su respiración sobre su rostro— ¡JAMAS! vuelvas a referirte de esa manera de Bianca ¿entendiste?

Su madre se dio la vuelta y se fue, estaba realmente cabreada con su hijo, pero bajo esa furia solo había decepción. Lucille le dio la espalda y subió a su auto.

Mark caminó hasta su casa, pero se quedó en el porche ¿Entrar para ver cómo esa ingrata se había llevado todo? Por supuesto que no.


Ni siquiera debería haberse levantado de la cama, estos días había estado en el departamento que rentaba desde que se veía con Tiffany, desde hace dos meses.

Cuando Tiff entró a la empresa, hace casi siete meses, se le insinuó pero en ese momento él estaba felizmente casado por lo que quedaron como amigos, hasta que cuatro meses después llegó a su oficina, con algo que terminó con todo.

—Mark, hay algo que tengo que contarte... —la morena había cerrado la oficina lentamente— realmente me duele porque eres mi amigo y te aprecio, pero te lo tengo que decir, Bianca... ella te engaña

Su primera reacción fue de risa, Bian lo amaba, como él a ella

—Eso es imposible Tiffany

—Hace... hace unos días vino un hombre a buscarte pidió hablar contigo, pero tú y Kate estaban en una junta, yo lo atendí, dijo que él la había visto.

—Pues está equivocado, déjame solo por favor

Tiffany había salido de su oficina, pero Mark ya no pudo volver a concentrarse el resto del día, él solo quería llegar a casa para poder besar a Bianca y olvidarse de esa maldita sensación, pero cuando llegó ella ya estaba dormida ni siquiera lo sintió junto a ella y cuando amaneció él despertó sin el cuerpo de su mujer a lado.

Los celos y la desconfianza es algo que una vez instalada es muy difícil sacarla, Mark paso los siguientes días observando a su mujer, para el viernes ya había llamado al hombre que seguiría a su mujer, estuvo a tiempo de olvidarlo todo, pero ella estaba tan fría y distante, ni siquiera reparo en su nombre solo deseaba que le dijera que estaba completamente equivocado y correr a los pies de su mujer.

La Parte Mas Dura Es Dejarte [Tough 1°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora