CAPÍTULO CINCUENTA Y SEIS

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Bianca estaba sentada en la ventana, el sol le daba directo haciendo que su cabello brillará como una flama, pero ni así lograba calentarse, era como si el frío se hubiera apoderado de su alma.

¿Cuántos días habían pasado? No tenía idea, sólo sabía que ese vacío no había desaparecido, no desde que la sacaron de aquella sala de urgencias.

Había sido como si le hubieran cercenado algo. Desde ese día una luz se había apagado en su vida.

Amber y Andrew se habían ido con Emma y Luke, no podía soportar que sus hijos le preguntarán por su padre y ella no podía darles una verdadera respuesta.

Jenna y Parker habían regresado de ninguna de miel un día después, la rubia se mantenía fuerte para que Jane no se derrumbará, su bebé era la única fuente de luz para la familia en aquellos momentos.

Bianca casi no se movía, siempre estaba en el mismo lugar. Cada que pensaba en Mark sus ojos se empañaban y no podía casi respirar.

Ese "Lo siento" antes de desmayarse le partía el alma cada noche. Había sido tan tonta, sí lo hubiera perdonado tal vez nada hubiera sucedido, pero el hubiera no existe y menos cuando un abismo de incertidumbre se abría frente a ella e incrementaba a cada segundo.

A veces simplemente se sentaba he imaginaba que él le contestaba, que sus pícaros ojos azules le causaban sonrojos, que él estaba ahí.

Ahora solo vivía y se alimentaba de los hermosos recuerdos con él.

— ¿De nuevo estás aquí? —Bianca levantó la vista y se encontró con Liam, el castaño tenía el ceño fruncido.

—Sí, te dije que me  quedaría aquí —Sabía que Liam estaba molesto pero Bianca no podía evitarlo. Estaba sumamente irritable y él no hacía nada para ayudarla. 

—Tal vez deberías...

Esta vez Bianca lo miró con furia.

—Vete Liam, A.H.O.R.A.

Como el castaño no se movió, Bianca se levantó y le cerró la puerta en las narices. Él no tenía que decirle que hacer. 



******



— ¡Mamá!

Cuando Bianca llegó a casa de Luke, se dio cuenta de lo cansada que estaba, todos tenían razón no estaba descansando lo suficiente, pero simplemente había dejado de dormir.

Andrew corrió a brazos de su madre, cada que lo veía era como ver a Mark. Bianca lo estrecho con fuerza, había días en los que se despertaba muerta de miedo pensando en sí su pequeño rubio estaba a salvo.

— ¡Viniste! —Emma salió de la cocina y también  la abrazo haciéndola sentir mejor— Acabo de preparar el almuerzo vamos.

En la cocina Leila y Amber estaban dibujando. Bianca se acercó a darle un beso a su hija y otro a su sobrina.

— ¿Qué hacen, preciosas?

—Una invitación —contestó Leila.

—Sí, es para papá, para que venga a nuestra fiesta ¿Se la darás verdad, mamá?

—Claro.

Bianca tuvo que salir de la cocina, mientras Emma iba tras ella, todo la superaba, no había tenido el valor de hablar con sus hijos y explicarles la situación, era como una olla a presión y pronto estallaría.

—Bianca creo que debes darte un baño y dormir —la pelirroja iba a negar pero Emma no la dejo— No Bianca, no te estoy preguntando.

La Parte Mas Dura Es Dejarte [Tough 1°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora