CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE

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 Bianca tomó el CD que la zorra de Tiffany le había dado

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Bianca tomó el CD que la zorra de Tiffany le había dado. Regreso a la sala en silencio mirando el disco y escuchando las risas de sus hijos, su corazón estaba acelerado sin saber que hacer.

—Bianca ¿Estás bien? —preguntó Mark al ver su semblante, pero la pelirroja lo ignoro.

—Niños ¿Podrían ir a jugar un momento a su habitación? necesito hablar con su padre.

Andrew y Amber miraron primero a su padre y después a su madre,  que al ver su expresión, lo hicieron al instante dejando a Mark completamente confundido.

Ella encendió la pantalla y la silencio, anticipándose, se acercó al reproductor y lo encendió, insertando el disco y dándole play, muy en el fondo ya sabía que podría contener.

Al instante entendió que había hecho bien en silenciar el aparato, pues estaba viendo a Mark tener relaciones con Tiffany y estaba bastante segura de conocer esa alfombra.

Tiffany gemía de placer mientras Mark la embestía, podía sentir su corazón latir contra sus costillas, cuando los dos terminaron se dejaron caer sobre la alfombra.


La pantalla se puso negra, Mark había apagado el aparato y la observaba, pero la pelirroja sólo miraba con asco el piso donde estaba de pie, mirando la alfombra que había salido en aquel asqueroso video.

Mark intento acercarse a ella pálido y sin saber qué hacer.

—Bian... yo... —la mujer levantó la mano para callarlo mientras retrocedía, lejos de él

—Solo... solo dime que... que no te atreviste a hacerlo en nuestra habitación...

— ¡¿Estas hablando en serio?! Com...

— ¡Cállate! ¡No te creo nada! ¿Cómo pudiste? ¿Cómo te atreviste? ¡Por Dios! Permitiste que trajera a mis hijos.

—Pero Bianca...

—¡NO TE QUIERO ESCUCHAR!

—Pero, no... yo... jam... —Bianca lo bofeteo silenciandolo.

Mark se quedó callado y fue suficiente para Bianca, quien tomó su bolso y salió.

Bianca abrió la puerta y no pudo salir pues chocó contra alguien que la sostuvo.
—¿Bi? —la pelirroja reconoció a Liam— ¿Estás bien?

Ella negó y Liam la guio hacia su auto y se la llevó de ahí. Mark vio alejarse al auto sin saber qué hacer.

— ¿Papa? —se giró encontrándose a sus hijos en la escalera— ¿Y mamá? ¿Se han peleado?
Ninguno de los dos notaron que los niños habían escuchado todo.

—No, claro que no, su madre fue a comprar unas cosas que se le olvidaron, ya regresa. Deberían seguir jugando.

Los dos pequeños asintieron nada convencidos, pero se fueron de nuevo. Mark tuvo que sostenerse del pasamanos de la escalera, sentía que en cualquier momento dejaría de respirar.

Se había acabado, todo lo que había logrado en ese tiempo se había ido a la mierda. Podía  sentir la desesperación crecer dentro de él.

En sus ojos había podido notar cuán herida estaba, y todo lo había provocado él. Se acercó al aparato y sacó el disco, rompiendolo en cuanto lo tuvo en sus manos.

Esa noche no la vio, en cuanto regreso se encerró en la habitación con los niños y no volvió a salir, cuando Mark despertó a la mañana siguiente, ella y los niños ya se habían ido.

La Parte Mas Dura Es Dejarte [Tough 1°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora