Por la noche Mark no pudo dormir mucho, le desconcertada saber que Bianca estaba a unos metros y aun así no podía acercarse a ella.
Jenna tenía razón, Mark daría todo por retroceder el tiempo y recuperar esos siete años que perdió a su lado. No existiría un tal Liam, ni un tal Thomas, sólo ella, Mark y sus hijos.
Pero lo hecho, hecho estaba, él no podía cambiar nada. Realmente pensó que saldría corriendo cuando viera que aún vivía aquí o que lo correría a patadas; era una suerte que Andrew y Amber intervinieran.
Despertó de golpe y se dio cuenta de que ya había amanecido y se levantó aún con sueño.
Bajo las escaleras y cuando entro a la cocina ahí se quedó clavado. Todos esos años de habitando la casa habían sido su penitencia, una forma de torturarse por lo que había hecho.
Bianca traía una playera enorme y un short, el cual quedaba parcialmente cubierto, mientras iba de un lado a otro preparando el desayuno. Su cabello rojo lo tenía atado a una coleta alta, la cual permitía ver su estilizado cuello
—Mark, buenos días —soltó rápidamente y se giró a seguir cocinando— no, no te escuche entrar, estoy preparando el desayuno por sí gustas, a menos que tengas algo importante que hacer.
Mark tuvo que agachar la mirada, los dos sabían perfectamente a qué se refería. Cuando sucedió aquello con Tiffany era la excusa que ponía para irse temprano, siempre evitándola pues sabía que ella sería capaz de ver la culpa en sus ojos, siempre fue consciente de que en algún momento todo le estallaría en la cara y no se sentía listo para que ella lo abandonara. Claro que todo había sucedido mucho antes.
—No —su voz salió más baja de lo normal, le desconcertaba no saber cómo actuar frente a ella— preferiría desayunar con los niños, sí no te molesta.
—No, por supuesto que no.
Ella siguió preparando el desayuno.
— ¿Bianca?
La pelirroja lo miró de golpe clavando sus impresionantes ojos verdes en él. Cuanto había extrañado sus preciosos ojos.
— ¿Que? —no podía evitar ponerse a la defensiva con él Mark no merecía ni un poco de su compasión.
—Yo quería que habláramos de...
—No, Mark —el rubio la miró incrédulo— aún no quiero ni puedo hablar contigo. No lo hare.
Bianca le volvió a dar la espalda, no quería hablar con él, Mark seguramente estaba con la boca abierta, pero no le importaba no podía obligarla.
— ¡Pero es importante! ¡He tratado de hablar contigo todos estos días y tú sencillamente me ignoras! ¡Es muy importante para mí!
Mark sabía que había perdido los estribos, la espalda de Bianca se tensó y supo que la había molestado. Cuando se giró, recordó aquel día en el que se fue y le grito que jamás la volvería a ver.
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La Parte Mas Dura Es Dejarte [Tough 1°]
Genç Kız EdebiyatıDestacada del mes de MARZO-ABRIL DE CHICK-LIT ES Libro 1 de la Saga Tough Bianca Santoro tiene el matrimonio perfecto, o eso creía, después de meses con conflictos descubre que su marido la engaña, con una de compañera de trabajo. A Mark parece no i...