Marceline:
Tome al cachorro en mis brazos, parecía un bebé, uno peludo y conmovedor, aun no lo nombraba.
Pensé en varios pero ninguno bastante bueno para el.
Rex....no...ese no.... Algo mejor, ¿Pero cual? mi fiel amigo,algo lindo pero impactante.... Es que de verdad no tengo idea alguna.Tal Vez te pondré uno que no cuente con los requisitos que yo quiero y solo te nombrare para no llamarte perro.
El pequeño despertó y veía a Marceline como si esta fuera su madre.
-¿Te gusta Morgan?- El pequeño movía la cola.
Bien ahora eres mi pequeño bebé Morgan.
Nunca había tenido una mascota y menos un lindo y adorable perro.
-Eres un amor- le dije.
-Tendré que entrenarte, pero veo que eres muy listo así que no será un problema para ti ¿Verdad?-Tenía algo de sueño así que me dirigí a mi habitación, el sin duda alguna me seguía a todos lados, me acosté en mi cama un rato, y el comenzó a llorar.
-Ya voy Morgan- lo subí a mi cama, lo abrace y el durmió también.
Más tarde desperté gracias a los besos que me daba Morgan, bueno era mejor llamarles así que lamidas, era un amor le di un beso en su cabeza, tenía que comer y el también, baje yo opte por unas manzanas pero no sabia que comería el así que le hice un sándwich de Mermelada y se lo termino en un dos por tres.
Tenía el día Libre y comencé por enseñarle a sentarse, las primeras veces me ladraba pero después lo hacía a la perfección, era muy inteligente y eso me lo tenia bien Claro.
Dulce Princesa:
Salí de la casa de Marceline lo más rápido que pude, era urgente llegar a mi dulce reino, imagino que mentita debe estar bastante asustado, pero se que mientras el este al mando todo ira bien.
Llegue al lugar y una tropa de banana guardias estaba a punto de salir a buscar me cuando me vieron dieron un gran suspiro de alivio y dieron aviso a Mentita.-¡Princesa! La busque toda la noche, estaba muy asustado, llegue a pensar lo peor ¿Donde estaba?-
-Tranquilo ya estoy de Vuelta, ahora solo puedo decirte que estaba bien, voy a tomar una ducha-
-De acuerdo princesa-
Entre a mi habitación, todo me recordaba a ella, lo que ahora me tranquilizaba era que ya tenía compañía.
Tome la ducha que tanto deseaba, tarde horas en la tina, realmente necesita descansar, el solo pensar que que ayer estuve con Marceline toda la noche me erizaba la piel.
Y mejor aún, ahora es mi novia.