Y así fueron pasando los días hasta que por fin llego el día de la boda.
Ambas se estaban arreglando, cada una en lugares separados.
Marceline:
Es extraño que esta vez la que este utilizando un vestido sea yo, ella usará un traje, verdaderamente me siento extraña.
Llegamos al lugar donde se llevaría acabo todo y mis manos no paraban de temblar, más tarde nos dirigimos al salón de fiestas, todo lucia impresionante, pero para mi, tantas personas me fastidiaban un poco, era agobiante tener que saludar a todos los invitados, las miradas caían sobre nosotros, en esos momentos tenía que tratar de ser como Bonnibel "perfecta" no era mi estilo pero tendría que intentarlo, todos nos saludaban, todos estaban felices en especial Bonnibel, no digo que yo no lo estuviera, pero tenía muchos nervios.
Bonnibel iba de aquí para allá con los invitados, quería que todo saliera perfecto que se le olvidaba disfrutar de todo, me dirigí a donde ella estaba la tome de la cintura y me recargue en su pecho, quería bailar con ella aunque no fuera muy buena, ella si que sabia bailar, me abrazo y con cuidado me fue guiando para que el baile quedará bien, me acople a sus movimientos, pero aún así me equivocaba un poco, tenía pena, ella levanto mi rostro y me susurro algo al oído que no hizo más que hacerme ruborizar.
-Te amo Marcy.
-Yo también Bonnibel.
Y sin pensarlo dos veces uní mis labios con los de ella, su dulce sabor a chicle hacían que mis sentidos se volvieran locos, ella me volvía loca, parecía que no hubiera nadie mas ahí, solo nosotras dos, bailando al unísono.
Nos separamos por falta de aire y nos dedicamos unas tiernas sonrisas.
El tiempo parecía que se había detenido, solo me Dispuse a disfrutar del momento, a disfrutar de mi Dulce Princesa.
Estaba muy cansada pero tenia que esperar a que todos se fueran, pasaron horas y horas hasta que pudimos retirarnos nosotros también a descansar.
Cargue a Bonnibel hasta nuestra habitación, su habitación que ahora compartíamos.
Ella se desistió y yo también, nos besamos, todo siempre era mágico cuando estaba con ella tuvimos el típico cierre de la noche de bodas, hicimos el amor a la luz de la luna en su habitación, una vez terminado el acto nos dispusimos a Dormir con una sonrisa en nuestras caras.
