Capítulo 6

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Al entrar a su casa, Katniss, comenzó a caminar en dirección a las escaleras intentando hacer el menor ruido posible. Desconocía si su madre estaba en casa, cuando Johanna pasó por ella en la tarde,  su madre no se encontraba.

Había cerrado la puerta con lentitud y suavidad, también se quitó las pantuflas, para pasar desapercibida en la oscuridad, su pie apenas pisó el primer escalón, cuando las luces de la segunda planta se encendieron. Katniss maldijo en voz baja.

—¿Eres tú Katniss? — esa era la voz ronca de su madre Alma Coin.

—Si soy yo —Contestó ella y entonces, pudo a ver a su madre al final de las escaleras, con una bata de dormir color azul y un vaso de Whisky en la mano derecha.

—¿Dónde estuviste? —pregunto su madre, mientras bajaba las escaleras.

Cuando Alma estuvo enfrente de su hija, Katniss pudo notar el olor a alcohol en el aliento de su progenitora.

—Fui con Johanna a bailar.

—Johanna, aquella amiga drogadicta.

—Si y no la juzgues si no la conoces —dijo en voz baja.

—Es curioso que te haya traído un auto desconocido.

Su madre comenzó a olerla.

—Hueles a limpio y tu cabello esta mojado —Alma tomo un mechón del cabello de su hija y se le colocó detrás de la oreja, Katniss le dio un manotazo para soltarse. —¿Estuviste con algunos de sus noviecillos?

—¿Noviecillos? ¡No soy una zorra! —le espetó furiosa.

—¡Dimelo Katniss, ten el maldito descaro de decirme que has perdido la virginidad! —dijo burlándose.

—¡DEJAME EN PAZ! —Katniss intento subir a su habitación, pero su madre la jaló del brazo con fuerza.

—Eres igual de sucia que tu padre ¿Sabes? No me sorprendería que un día de estos me dijeras que estas embarazada. ¿¡Eso es lo que quieres Katniss?! Arruinar tu vida con un hijo, Como tu arruinaste la mía.

—¡Ya callate! —gritó, mientras intentaba contener las lágrimas amargas que luchaban por salir.

—¿Qué? Te duele oír la maldita verdad —Katniss, sentía una terrible punzada de dolor ante las palabras de su madre, a pesar de que su madre le mencionaba con frecuencia que ella era un error.

—Estas borracha, solo dejame en paz.

—¡Tu arruinaste mi vida! —Alma comenzó a gritarlo. —¡Tu la arruinaste!

—La arruinaste tu —Katniss, empujó a su madre y esta se tambaleo con facilidad por todo el alcohol que llevaba en su sistema, cuando Alma soltó a su hija, su bebida cayó al suelo haciendo añicos el vaso. Aprovechando la situación, Katniss subió rápidamente las escaleras y se encerró en su habitación.

—¡Te odio Katniss! ¡Maldita Mal agradecida! —gritaba Alma desde el primer piso. Para no oír a su madre, Katniss se acostó en su cama y con su almohada se tapó los oídos. Intentó ponerse los audífonos y busco a tientas su teléfono, pero se percato de que no lo llevaba consigo.

Su madre terminó de gritarle maldiciones después de un rato, y la alcohólica cerró la puerta de su recamara de un portazo, esa fue señal para que Katniss, dejara de obstruirse la audición. Se tumbó boca arriba y se dedico a mirar el techo.

Su mente navegaba sola, Katniss no quería pensar en nada, solo anhelaba escuchar el silencio de su oscura estancia. Sin embargo, sin pedir permiso, Peeta apareció en su mente, con sus hermosos ojos azules como zafiros, sus atléticas manos masajeando su tobillo (que ya no le molestaba mucho), su perfecta sonrisa... »¿Porque demonios pienso en Peeta«  se recriminó así misma.

©Eres Mi Salvación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora