Capítulo 24

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La casa de Katniss tenia un extraño aspecto, como si fuese un hogar triste. La fachada y todas las malas hierbas le daban un toque de abandono. Si no fuera porque ya había estado allí veces anteriores podría haber pensado que nadie habitaba esa casa.

Toco el timbre, pero no se escuchaba ruido alguno procedente de adentro, así que volvió a tocar esta vez 2 veces, pero nada "¿Y si Katniss no esta en casa? " se preguntaba Peeta mentalmente, sin apartar el dedo del timbre, si Katniss no estaba en casa Peeta no sabría donde más buscarla y el realmente deseaba poder hablar con ella. Siguió tocando con insistencia hasta que sin que el se percatara de ello, por fin abrieron la puerta, fue Katniss quien estaba tras ella y a pesar de que quizá ella intentara parecer serena, su mirada estaba cargada de tristeza.

—Eres buena jugando al escondite —dijo Peeta sonriendo.

—No esperaba verte, bueno al menos no tan pronto, tal vez mañana —la chica agacho la mirada intentado no mirarlo a la cara.

—No iba a dejar que te sintieras mal, por algo tonto como aquello.

—Claro como tu estas acostumbrado a que hablen siempre cosas buenas de ti, no sabes lo que se siente —las palabras de Katniss sonaron frías e intento cerrar la puerta, pero Peeta con un leve empujón volvió a abrirla.

—Yo no quise decir eso, solo quiero apoyarte como tu amigo, seria uno pésimo, si dejara que lidiaras con esto tu sola.

Katniss intento cerrarle la puerta de nuevo, pero era una debilucha y era evidente que no podría si Peeta oponía resistencia.

—Gracias por venir, pero estoy bien.

—No lo estas, por eso he venido.

—Apenas y me conoces. No sabes nada de mi —le reprochó.

—Cuando alguien te importa, haces lo posible por aprender lo que le gusta y lo que no.

—¡Largate! —le grito ella, intentado ignorar lo último que el le había dicho "Importar" le agradaba que ella le importara a Peeta, por eso él estaba ahí, y ella también tenía ganas de abrazarlo como el día de la fiesta de Rue, sentirse de esa manera, tan feliz, tan querida... Anhelaba una muestra de afecto, para no sentirse de esa forma.

—Katniss he venido a hablar contigo, tienes razón al creer que yo no te puedo entender porque siempre parece irme bien en las cosas que hago y en la manera que actuó, pero no siempre es así —Katniss lo miro fijamente, sin decir ninguna palabra, sólo miro a Peeta mientras este hablaba —Lo de hoy fue mi culpa y quiero que sepas que no debes sentirte mal por lo que han puesto en esa hoja de papel, yo se que tu no eres eso, me has demostrado en estos días que eres inteligente y tienes grandes temas de conversación. Eres mejor que cualquier comentario tonto.

—Peeta —dijo Katniss en un tono de agotamiento —por favor vete —concluyó.

Katniss detestaba que él estuviera allí disculpándose por algo que no estaba en sus manos arreglar, quería que se marchara porque su presencia no hacia más que ponerla vulnerable y ella había vivido durante años con una máscara de indiferencia, como si nada de lo que sucedía a su alrededor le importase, y ahora llegaba el, su primer amigo, la primera persona que no la miraba como un bicho raro y la primera persona que hacía que la gente la mirara por primera vez y no precisamente para que notaran que se vestía de una manera extraña, o que se dedicaba a leer todo el tiempo. No. Peeta hizo que la gente que la rodeaba la mirara por primera vez, y esta gente la vio realmente como una chica más, como la primera chica que convivía en público con el enigmático Peeta Mellark.

—Márchate ya —Katniss cruzo los brazos, evitando mirar al chico rubio que impedía que ella cerrara la puerta de una vez.

—Bueno, creo que, si tú me dices que estas bien, es momento de que me retire.

©Eres Mi Salvación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora