Capítulo 21

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Maratón 2/2

"Sobrevivir"  Quiza fuera un termino exagerado para la situación, pero para Katniss ese Lunes solo se podia definir con una palabra "Sobrevivir" Todos los días en la escuela consistian casi en lo mismo, sin embargo ese Lunes era diferente a cualquier otro Lunes, porque ahora ella y Peeta eran amigos, y eso cambiaba todo. Pues Katniss jamás había tenido un amigo varón, y eso era raro. ¿Cómo seria capaz de mirar a Peeta luego de haber bailado con él? ¿Qué pasaria si Peeta se acercaba demasiado? ¿Si él sonreía de esa manera unica y sincera?
La palabra amistad, requeria cierta cercania, platicar, reír e incluso contar secretos y estaba claro que Katniss no estaba lista para eso y mucho menos después de haberle besado en la mejilla. Desde que Katniss y Peeta se conocierón, no habían tenido una conversación "Amistosa" exepto cuando Annie estaba de por medio ayudando, o en la fiesta que fue el primer lugar donde había entablado una conversación amena y tranquila. Pero la escuela era un lugar lleno de chismes y acoso, y ella no era más que la alumna favorita de "Voltios" una desconocida, mientras Peeta era relevante, guapo e inteligente, no queria que él fuera tratado como un ídiota simplemente por ser amigos.

—¡¿No piensas ir a la escuela?! —grito Alma desde el piso de abajo. Obligando a Katniss a dejar de pensar en Peeta.

—¡Ya voy! —respondio Katniss, también gritando. Le enojaba mucho que su madre le gritara, y más aun por ir tarde a la escuela, Puesto que a Alma nunca le preocupaba si Katniss asistia a clases o no.
Rapidamente la chica se metio a la ducha, e intento despejarse un poco, mientras el agua caliente recorria su piel, no opstante su intranquilidad seguía ahí. Se puso una blusa azul, unos vaqueros desgastados, y unos converse que ya tenian un par de años de uso, su cabello lo trenzo como siempre, cuando se miro al espejo se dio cuenta que se veía como la Katniss de siempre, luego recordo a Peeta, y lo mucho que esté la atraía, y ella se había dado cuenta de que le gustaría que Peeta se fijara en ella, se deshizo la trenza, dejo su cabello aun húmedo por la ducha suelto, se puso un poco de labial que hacia resaltar aún más sus labios, tuvo la necesidad de buscar algo que la hiciera ver atractiva en su armario, pero la ropa que tenia no era muy femenina, y estaba desgastada, así que tendría que ir vestida con su anticuada ropa.
Tomó su mochila, la colgó en sus hombros, salio de su habitación, y bajo los escalones rapidamente, abajo en la cocina estaba Alma hecha un desastre, se podría ver que sufría la resaca.

—¿Porqué te has levantado tan tarde? —pregunto su madre sin animos, mientras se tomaba un par de aspirinas.

—Simplemente se me hizo tarde —Katniss no le prestó mucha atención a su madre, pues estaba ocupada sirviendose un vaso de zumo de naranja.

—Seguramente fue por andar de fiesta el sábado, quien sabe que tanto hiciste, a lo mejor bebiste demasiado y ahora la resaca te cobra factura —las palabras de Alma eran bastante directas. Katniss se bebío el vaso de zumo de un solo trago, intentado alejarse de su madre y los intentos de está para hacerla enfadar.

—No bebí el sábado —dijo saliendo de la cocina, para luego correr a la puerta y poner fin a la cercanía con su madre. Cuando por fin estuvo afuera, soltó un bufido y comenzo a caminar a la parada del autobus, mientras maldecia a su madre de todas las maneras posibles. Alma practicamente había insinuado que Katniss se había enborrachado y metido con hombres durante la fiesta, pero para decepción de su madre esa noche fue tan tranquila como cualquier otra, exepto que Peeta bailo con ella.
El autobus paso más tarde de lo usual, casi todos los asientos estaban desocupados, así que tenía la libertad de sentarse en el que quisiera, obtó por uno de los asientos traseros donde pudo sentarse comodamente, sin la necesidad de tener que compartir asiento con alguien. Mientras el autobus avanzaba ella recosto su cabeza contra el cristal de la ventanilla, mientras miraba las calles pasar, era algo que la mantenia ocupada en lo que llegaba a la escuela donde se enfretaría a un día al que le tenía mucho pavor. Cuando el transporte se detuvo enfrente de la escuela, sólamente ella y un chico regordete fuerón quienes bajarón. Sentia como el zoológico de su estomago estaba listo para comenzar a alborotarse, sacudio la cabeza y comenzo a avanzar con pasos decididos. Faltaban dos minutos, para que iniciase su primera clase, así que lo primero que hizo fue encaminarse rumbo a la biblioteca, donde encontró a una Paylor sonriente.

©Eres Mi Salvación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora