Capítulo 20

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Maratón 1/2

Durante el tiempo que duro la fiesta Katniss se dio cuenta de tres cosas.

1)Peeta le atraía de una manera inexplicable.

2)Peeta estaba enamorado (o eso le había dado a entender)

3) Le enojaba saber que ella no era la chica que Peeta quería.

Se hallaba acostada en su cama sin las cobijas, miraba el techo como solía hacerlo siempre, mientras intentaba despejar su mente, que era un revoltijo de emociones. Se sentía culpable por haberle dado aquel beso en la mejilla a Peeta, no era el momento, pero fue un impulso que no pudo controlar, y se sentía pésima consigo misma porque le había gustado darle aquel pequeño beso, la piel de Peeta era suave y desprendía una esencia embriagadora, tuvo que poner toda su fuerza de voluntad en práctica, para no llenarle la cara de besos o incluso besarle en los labios, algo que de solo pensarlo la hacía sonrojarse inmediatamente. Pero él se merecía aquel beso, la había hecho pasar una noche increíble, ni siquiera recordaba lo mal que su madre la había tratado horas atrás, en lo único que podía pensar era en aquellas luces rojas y a ella entre los brazos de Peeta bailando y todas las cosas que él le dijo… era algo que no podía evitar.

“¿Y si la chica de la que Peeta estaba enamorado era ella? ¿Y si por eso Peeta la invito a esa fiesta?” se preguntaba a sí misma. Aquello era una posibilidad, y aunque Katniss no quisiera reconocerlo, el que Peeta estuviera enamorado de ella la emocionaba, no obstante, también todo eso era estúpido y sin sentido, Katniss se consideraba una persona antisocial y fea, lo cual le hacía dudar, que alguien como Peeta tan guapo, amable y social, pudiera quererla. Luego estaba el hecho del tiempo, ¿Quién podría enamorarse de alguien en tan poco tiempo? Peeta y ella no llevaban ni un mes de conocerse.

Porque tenía que suceder aquello, justamente cuando Katniss se había propuesto no volver a ser engañada por un hombre, la habían pisoteado, sus ex-novios, no buscaban otra cosa más que sexo y en pocos días él le demostró que no todos eran iguales, si Peeta hubiera querido sexo, se hubiera saciado de ella la primera vez, la hubiera tocado o peor aún, aprovechándose de su estado de ebriedad pudo haberla violado, algo que él ni siquiera intento, simplemente le sonrió, y le ofreció su ayuda. Quizá Katniss estuviera enamorándose de Peeta, eso la asustaba, le asustaba saber que Peeta era diferente a los demás, le asustaba saber que el amor rondaba cerca, pues nadie puede escapar de aquel sentimiento, y ella no sería la excepción.

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Si existía algo que Annie odiara más que los mosquitos, el atún, el día de los inocentes, Delly cara de leche o el transporte escolar, esa era la programación de la televisión nocturna. La aborrecía tanto, como todo lo anterior, pues no había nada interesante, solo repeticiones de programas y películas que ella ya había visto un montón de veces, reality shows pornográficos, propaganda de productos milagrosos para bajar de peso, etcétera. Eran ya las 11:00 pm y se había propuesto esperar a Peeta en la sala hasta que llegara de la fiesta de Rue, tenía que saber todos los detalles de lo que ella denominaba “La cita” de Katniss con su hermano. Las fiestas de los alumnos de los últimos semestres, eran famosas por ser largas, pues había ocasiones en las que duraban hasta altas horas de la madrugada, lo que llevo a Annie a llevar consigo una manta rosada y una almohada, por si su hermano se tardaba demasiado podría tomar una siesta en el sofá. Miro la hora en su móvil, y se acomodo un poco, mientras miraba sin interés la televisión, no pasaron más de 15 minutos, cuando ella ya estaba casi dormida envuelta en su manta rosada, bostezo decidida a dormir un poco, pero algo la detuvo, era el sonido del auto de su padre estacionándose en la cochera, literalmente lanzo lejos su manta, se calzo sus pantuflas rápidamente, miro la hora para comprobar que aun no era ni medianoche, y se dirigió a abrir la puerta principal, justamente para toparse frente a frente con Peeta.

—Hola Ann —saludo —, iba a abrir la puerta cuando llegaste tu, y me ahorraste el esfuerzo, eso se te agradece piojo.

—Aun no es medianoche —le informo Annie, intentando averiguar cuál era el estado de ánimo de su hermano.

—¿Y?

—Se supone que tenias que llegar después de la una de la madrugada, de esa manera yo sabría de antemano que tu cita con Katniss fue un éxito.

El simplemente sonrió de una manera extraña, que solo sirvió para confundir a Annie.

—Oh Katniss —dijo suspirando, como si el tan solo mencionar su nombre le causara una gran satisfacción.

—¿Vienes borracho? —pregunto, haciéndose a un lado para que el pasara, cuando este paso junto a ella, Annie no noto el olor a alcohol.

—No, claro que no —negó el, mientras cerraba los ojos.

—¡Dios mío Peeta! Llevo mucho tiempo esperándote, para saber que sucedió y tú me sales con tus palabras sin sentido. Dime ¿Te fue bien con Katniss?

—K-A-T-N-I-S-S —Deletreo suavemente mientras cerraba los ojos, como si el deletreo de ese nombre fuera sagrado, como si quisiera saborear cada letra. Annie dio un paso atrás, considerando seriamente la posibilidad de que su hermano estuviera drogado.

—Si Katniss, la misma a la que le curaste el tobillo, dime te fue bien, ¿no hubo nada malo?

—Todo estuvo bien, muy bien.

—Necesito detalles —exigió Annie.

—Sólo necesitas saber que ella es la mujer más increíble que he conocido —le explico sin dejar de sonreír, se giro y comenzó a subir las escaleras, Annie suponía que aquellas palabras bastaban por el momento, pero no era suficiente, para Annie nunca era suficiente.

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@SM25

©Eres Mi Salvación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora