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—Pues eso es lo que pasó —concluyó Isabella, dándole un sorbo a su batido de chocolate, tras contarle a sus amigos lo sucedido horas atrás en casa de Nicholas.

La noche ya había caído, y los cuatro amigos se encontraban en un restaurante de comida rápida en el centro de la ciudad. Técnicamente, ellos no vivían en la ciudad, si no en los suburbios, por lo tanto se trataba del centro de los suburbios.

—Bueno —Jerry hizo un ligero movimiento con el cuello—, tú solo has dicho la verdad. No te sientas culpable por ello.

—Nicholas me miró muy decepcionado en la comisaría —Isabella agachó la mirada, concentrándose en el movimiento circular de su pajita.

—Nicholas es así de dramático —dijo Jerry, intentando calmar a su amiga y recordando la pelea que tuvo con él días atrás—. Creo que esto le está pasando factura.

—Rompiendo una lanza a su favor —intervino Sophie—, tendríamos que vernos en su situación para saber cómo realmente se siente. Tiene que ser duro, y más después de que todo ocurriese tras la ouija.

—Y lo que le pasó a Daphne —añadió Tyson—. ¿Creeis que tiene algo que ver? Ya sé que ella tiene muchos enemigos... ¿Pero tantos cómo para que uno de ellos intente asesinarla?

—Puede ser —contestó Sophie—. Si fuese un espíritu, ¿crees que hubiese hecho que muriese así? Vamos, con solo una soga en su casa podría habérsela quitado del medio.

—¿Estás insinuando que fue un intento de asesinato? —murmuró Isabella.

Sophie asintió.

***

Daphne caminaba en ropa interior por su espaciosa casa mientras la música azotaba cada rincón de lo que se podía denominar como mansión.
Los padres de la rubia habían salido a una cena de trabajo. Ambos poseían un cargo importante en una de las empresas más influyentes del país, por lo que Daphne solía pasar sola la mayoría del tiempo. Al menos cuando estaba en casa.

La joven bajó las escaleras de una forma muy sugerente, acorde a la canción que sonaba en aquel momento. Bajó hasta la cocina y abrió el frigorífico para sacar una botella de agua. Ladeó la cabeza al encontrarse una pegatina tras la botella con un mensaje escrito.

—Ve a la piscina —leyó en alto, para después despegar el post-it de la botella, dar un trago y tirar el papel a la papelera—. Gracias, Señor, por permitirme tener una televisión para ver series y películas de miedo y darme el conocimiento para saber que esto es más tenebroso que apetecible.

La chica se dirigió nuevamente hacia las escaleras. Su móvil estaba en su habitación.

—¡Lo siento, asesino, pero hoy no tengo ganas de jugar, y menos aquí! Tu trampa de la cámara frigorífica por lo menos fue más diverida —gritaba con sorna, a la par que subía las escaleras.

Hasta que la música dejó de reproducirse y las luces se apagaron por completo.

***

Al día siguiente era lunes, por lo que comenzaba nuevamente la jornada escolar y, por desgracia para los alumnos, la llegada de los exámenes finales y el comienzo del envío de solicitudes a las diferentes universidades.

Tyson y Henry llegaron juntos a clase de matemáticas y se sorprendieron al ver allí a Nicholas.

—¿Nicholas? —preguntó Tyson, frunciendo el ceño y sentándose un sitio más atrás que él—. ¿No estabas en comisaría?

—Sí —se encogió de hombros—, pero nos dejaron libres al determinar finalmente que solo fue una gamberrada.

—No me quiero imaginar cómo estará Wednesday —murmuró Henry abriendo el libro por una página al azar.

Justo en ese momento, la alemana entró a la clase, sentándose al otro lado de la clase.
Los chicos decidieron no preguntarle, puesto que seguramente estuviese más que enfadada. Y sobre todo, con Nicholas e Isabella.

Jerry, Isabella y Sophie entraron a continuación en la clase. Sophie se sentó juntó a Nicholas, al que se alegró de ver y recibió con un abrazo. Jerry se sentó junto a Tyson e Isabella, junto a Wednesday.

—Escucha, Wed... —se dispuso a decir Isabella.

—No quiero escucharte —Wedneday tenía ojeras y mantenía la mirada al frente, sin siquiera torcer la cabeza para mirar a Isabella.

—Solo quería pedirte perdón, tenía que haber pensado en todos en vez de en mí misma. Lo siento de veras —el tono de arrepentimiento de Isabella iba incrementándose con cada palabra que daba.

Wednesday se limitó a levantarse, coger sus cosas y sentarse en uno de los sitios de atrás del todo, lejos de lo que venía a ser su grupo de amigos.

Isabella giró la cabeza hacia el resto, quien se encontraba mirando lo que ocurría entre las dos. Las miradas de Isabella y Nicholas chocaron. Nicholas parecía furioso, amenazante, cabreado. Isabella se posó un mechón de pelo tras la oreja y apartó la mirada.

—Bueno, ¿y Daphne pretende perderse otro día de instituto? —dijo Sophie, intentando romper el silencio que se había creado entre sus amigos.

—Por lo que a mí respecta, puede dejar de venir lo que queda de curso —gruñó Henry.

—Vuestra relación es tan extraña —dijo Jerry, soltando un par de carcajadas y volviéndose para observar la mueca de cabreo que tenía Henry—. Con lo enamorados que estáis y lo ciegos que sois.

—¿Qué? —Henry arqueó una ceja—. Repite eso, chaval.

A Sophie se le escapó una carcajada, al igual que a Tyson.

La hora de comenzar la clase estaba apunto de empezar. Y cuando se esperaba la entrada del profesor, un grupo de cuatro policías sustituyó su papel.

—Jerry McKenny, Sophie Ride, Henry Crew, Isabella White y Tyson O'Donald, ¿serían tan amables de acompañarnos a comisaría?

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LA COSA SE PONE INTERESANTE. La verdad es que ahora que he encontrado una idea fija sobre cómo continuar la novela, se me está haciendo más fácil y ameno escribirla.

Espero que os esté gustando tanto como a mí, aunque debido a mi abandono haya perdido muchas visitas. Pero eso al fin y al cabo da igual, porque lo que de verdad me alegra es que a las personas que la leeis, os guste.

¡No olvideis darle a las estrellita y votar si os ha gustado! Y hasta el siguiente capítulo.

-Jose.

Ouija.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora