—Parece ser que los policías últimamente nos tienen manía —Henry apretó la mandíbula a la par que observaba al grupo de policías que estaban frente a él.
Sophie, Isabella, Jerry y Tyson se encontraban junto a él, y esperaban a que quien quisiera que les estuviese acusando de algo, apareciese.
A los pocos minutos, la puerta se abrió, dejando ver la silueta de Daphne acompañada de un par de policías.
—¿Daphne? —preguntó Sophie, extrañada y arrugando el ceño.
—Dejad de hacer el paripé —Daphne hizo una
mueca indicando que los demás debían guardar silencio—, y decidme el por qué de vuestras repentinas ganas de matarme.—A ver —Tyson rodó los ojos—, no eres una santa, pero eso no indica que queramos matarte o hacerte daño. ¿Por qué lo dices?
Daphne esbozó una sonrisa que expresaba mayor sarcasmo que felicidad.
—Ayer entraron en mi casa e intentaron jugar a un jueguecito perverso conmigo —la rubia apoyó ambas manos sobre la mesa para después observar a cada uno de ellos—. Por suerte, soy más inteligente que el idiota del asesino y logré escapar. Y teniendo en cuenta lo que os dije ayer, no me extrañaría que fuéseis vosotros.
—Nosotros no pudimos ser —Isabella negó con la cabeza—. Ayer estuvimos comiendo unas hamburguesas por la noche, y después fuimos directamente a casa. Pueden revisar nuestras coartadas —dijo, dirigiendo esta última frase a los policías.
—¿Los cinco? —preguntó uno de los policías, cruzando los brazos.
Isabella, Sophie, Jerry y Tyson giraron la cabeza en dirección a Henry.
—Vamos —Henry levantó ambos brazos, molesto. Él no había estado con ellos la noche anterior—. ¿De veras creen que ayer tenía muchas ganas de ver a este... ser?
—¿Dónde estuvo anoche, señor Crew? —preguntó el mismo agente que la vez anterior.
—En el gimnasio —contestó.
—¿Y hay alguien que pueda corroborar su coartada? —preguntó nuevamente el policía.
—N... No lo sé —el chico se encogió de hombros—. Yo cuando voy al gimnasio no suelo fijarme en la gente, sinceramente.
Daphne soltó una carcajada sarcástica.
—Está bien, chicos, podéis iros —finalizó uno de los policías que hasta entonces no había emitido palabra.
Los cinco se levantaron y se marcharon de la comisaría a la par que Daphne les echaba la bronca a los policías.
—Si esta noche acabo muerta —les señaló con uno de sus dedos—, será su culpa.
La rubia se marchó de la comisaría, con rápidos andares y cruzada de brazos.
***
Wednesday se encontraba estudiando en la biblioteca. Se había quedado allí todo el día, evitando a sus amigos y aplicándose para los exámenes finales.
Mucha de la gente que se encontraba allí ya había abandonado el lugar, dejando a Wednesday de las últimas personas que se encontraban allí en aquel momento, por no decir la última.

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Ouija.
FantastiqueUno: juega. Dos: huye. Tres: investiga. Cuatro: asústate. Cinco: muere. No es solo un juego. Al invocarlos, vosotros destruís vuestro destino. La mismísima muerte. Y eso es lo que desconocían una panda de amigos cualquiera, singular y de lo más nor...