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Daphne abrió los ojos de repente. Posó una de sus manos sobre su frente, debido a las punzadas de dolor que esta emitía desde su interior. Lo último que recordaba era estar en una de las discotecas de la ciudad, con Henry. Un par de copas por allí, un baile por allá... y ahí se terminaban sus recuerdos.

—¿Hola?

La joven se levantó del suelo, a duras penas. Se encontraba en una habitación que nunca antes había visto, semidesnuda y con una temperatura bastante por debajo de la media.
Tanteó el suelo con la mirada en busca de alguno de sus objetos personales, como el móvil. Pero allí no había nada, solo oscuridad.

De golpe, las luces del lugar se encendieron. Y fue entonces cuando Daphne se dio cuenta de que no se encontraba en ningún sótano, ni habitación, ni guarida. Se encontraba en una cámara frigorífica.

Frunció el ceño.

—¿Qué narices?

Miró a su alrededor en busca de alguna salida, y cuando divisó la puerta, se dirigió hacia ella. Estaba cerrada, como era de esperar. Comenzó a dar golpes al metal, por si había alguien fuera que la pudiese sacar de allí.

—¿Hola? —gritó, a la par que seguía emitiendo sonoros golpes—. ¿Hay alguien ahí? ¡Por favor, necesito ayuda!

Seguía sin recibir respuesta. Se echó ambas manos a los brazos y levantó la mirada hacia el aparato que mostraba la temperatura que hacía en el interior de la cámara.

—Esto no puede ser verdad —susurró, dando un nuevo golpe a la puerta.

La temperatura comenzaba a descender.

—¿Quién coño está bajando la temperatura? —gritó la chica, ya que esta solo se podía disminuir desde fuera—. ¡Como esto sea una maldita broma, te vas a enterar, seas quien seas!

Le arreó una patada a la puerta, llena de rabia.

***

Jerry y Tyson habían terminado el entrenamiento diario.

Todos los pertenecientes al club de natación se dirigieron a los vestuarios, donde tomarían una ducha, se cambiarían y volverían a sus respectivas casas, o al menos eso era lo óptimo.

Los dos amigos se quedaron los últimos, ya que estaban en medio de una conversación sobre los tiempos que habían hecho y el rendimiento de cada uno de cara a la competición que tendrían dentro de poco, en apenas un mes.

Jerry agarró una toalla de su taquilla y se dirigió hacia las duchas. Se desvistió, teniendo en cuenta que la única prenda que tenía era el bañador, y accionó el botón del agua, para después posicionarse justo bajo esta.

El ruido de la cortina le hizo darse la vuelta, y se encontró a Tyson completamente desnudo frente a él.

Tyson entró en la ducha y echó la cortina de nuevo, acercándose al oído de Jerry y susurrando, casi para sí:

—¿Cuándo haremos oficial lo nuestro y dejarás de hacerte el heterosexual haciendo creer a la gente que te gusta Daphne? —susurró, y justo después, se unieron en unos fogosos besos.

***

—Por favor —el frío se había apoderado del cuerpo de Daphne, dejándola casi inmovil en aquel lugar.

Intentó llorar, sin éxito. Se apartó de la puerta, y, dando tumbos, comenzó a recorrer la habitación de un lado a otro.

Se paró justo al lado de un estante de a saber qué comida, y hundió sus brazos en la caja en busca de algo que la ayudase a salir de allí.

La chica comenzaba a temblar de sobremanera debido al incremento del frío y a las pocas prendas que la cubrían.

—Tiene que haber algo —susurró, o más bien, tartamudeó—. Esto parece un maldito juego de Saw.

Al no ver nada más que comida, dejó la caja y subió la mirada. Una caja se encontraba justo arriba del todo, solitaria. Aquello parecía el escondite perfecto. Y sobre todo, si se encontraba en la cámara frigorífica que estaba pensando. Se podría decir que Daphne y uno de los empleados de la discoteca iban a la cámara frigorífica durante las fiestas para liarse o, más bien, acostarse. El chico siempre guardaba una llave debajo de una caja arriba del todo, con la que luego atascaba la ranura para que nadie más pudiese entrar mientras ellos estaban dentro.

Puso un pie sobre la estantería e intentó escalar. Su delgada fisionomía se lo estaba poniendo más fácil de lo que realmente era. Al llegar al último tramo, intentó hundir la mano en la caja, pero se tambaleó y cayó al suelo, tirando la caja consigo.

***

El timbre de la casa de Sophie resonó repetidas veces. La pelirroja bajó las escaleras con suma destreza y abrió la puerta, encontrándose a Henry en el otro lado.

—¿Henry?

Su relación nunca había sido muy buena, pero tampoco mala. Simplemente, se llevaban. Sus personalidades eran totalmente diferentes, y por lo tanto preferían evitar hablar entre ellos a enzarzarse en una pelea.

—Escucha, Isabella me ha llamado y me ha dicho que están en comisaría.

—¿Cómo? —Sophie abrió los ojos como platos—. ¿Qué ha pasado?

—Al parecer fueron a casa de Nicholas y la policía les pilló. Wednesday, Isabella y él están allí.

—¿Y qué hay de Jerry, Tyson y Daphne? —preguntó la pelirroja.

—No he logrado contactar ni con Jerry ni con Tyson —el chico frunció las cejas—, y llevo sin saber nada de Daphne desde hace un par de días, quizá.

—Seguro que están bien —Sophie agarro una cazadora del perchero del vestíbulo y cerró la puerta—. Entonces, ¿vamos a comisaría? —preguntó, terminando de ponerse la prenda.

Henry asintió.

***

Daphne negó con la cabeza y se tocó nuevamente la frente. Esta vez notó un líquido viscoso sobre esta, y al apartarse los dedos pudo ver que, en efecto, era sangre.
Introdujo la mano en la caja que, por lo menos había caido para ponerle las cosas un tanto más sencillas.
Pero los temblores le hacía casi imposible poder sacar algo de allí.
Tanteó al fondo de la caja y lo notó. Sí, allí estaba la llave.

La agarró como pudo y, sin poder apenas andar y recurrir a arrastrase, llegó hasta la puerta de la cámara.

Se ayudó de la pared para ponerse en pie y, tras varios intentos de enterrar la llave en la cerradura, giró y esta se abrió, desprendiendo un notable calor que provenía del otro lado.

Salió, con una sonrisa entre victoriosa y horrorizada y cerró la puerta de la cámara tras salir de ella para después girarse hacia ella.

—Jódete, cabrón —se echó un mechón de pelo hacia atrás, aún temblando, y escupió justo enfrente de la puerta. No sabía quién le había hecho aquello, pero le dedicó aquellas palabras.

Puso una mano en la pared y se dispuso a subir hacia la primera planta.

________

Bueno chicos, siento haber tardado tanto en actualizar pero me he intentado centrar todo lo posible en este curso y, ya que ya he terminado y estoy prácticamente de vacaciones aunque aún siga teniendo clases, he vuelto a escribir.

Espero que os guste las novedades que traen los personajes y que comenteis que os parece.

No olvideis votar si os ha gustado y muchas gracias nuevamente por ayudarme con la novela y mostrarme vuestro apoyo.

-Jose.

Ouija.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora