Al día siguiente el sonido del timbre retumbó por todo el área estudiantil.
—¿Os habéis enterado de lo de McAdams? —Sophie llegó al grupo, con la respiración entrecortada y alarmada por el reciente incidente.
—Sí —Tyson se encogió de hombros—. Es irónico que una agente de policía tuviese un accidente de coche.
—Es más irónico aún que el equipo médico no llegase a tiempo para salvarla —Daphne rodó los ojos.
—A saber quién es el nuevo agente de policía —Jerry cerró la taquilla e hizo un ligero movimiento con la mano—. Tengo clase, nos vemos luego.
—No lo sé —Nicholas se cruzó de brazos—, pero espero que no sea tan pesado como McAdams.
Los pasillos comenzaban a vaciarse, ya que los alumnos se iban disperando hacia sus respectivas clases.
—Tampoco puedes culparla por hacer su trabajo —Isabella se encogió de hombros y cerró, de forma brusca, su taquilla—. Ahora si me disculpais...
La figura de la morena desapareció por el pasillo, dejando ahora sí al grupo de chicos en mitad del pasillo.
—Últimamente la noto un poquito irascible —Daphne apretó los dientes y mostró una sonrisa ladina a la par que se echaba el pelo hacia atrás—. ¡Ah! —exclamó antes de dirigirse al aula—. Estais invitados a la fiesta que haré en mi casa mañana.
—Pensaba que seguías cabreada —Sophie frunció el ceño y se cruzó de brazos—, ya sabes, por lo de tus accidentes.
—Bah —contestó la rubia restándole importancia al asunto—, solo estoy enfadada con Henry. Mi comportamiento fue así debido al calentón del momento. Pensad que han estado apunto de asesinarme, y además dos veces. ¿Queréis que me comporte como un alma sonriente y llena de felicidad? Venga por favor.
La joven comenzó a andar y desapareción por un pasillo, mientras el resto de chicos que aún permanecían allí intercambiaron miradas y, acto seguido, se separaron.
***
Isabella llegó a su casa agotada y desanimada. Aún seguía sin recuperarse tras la muerte de Wednesday y de los problemas que aquello le había acarreado con la policía.
Dejó su cartera sobre el escritorio de su habitación y, aprovechando que su abuela no se encontraba en aquel momento en casa, puso una lista de reproducción de música acorde con su bajo estado de ánimo a todo volumen.
Entró al baño y abrió los grifos para que comenzase a salir el agua que llenase aquel espacio en el que tanto le gustaba relajarse cuando estaba estresada o, simplemente, malhumorada. Se desvistió con delicadeza y una vez que la bañera estaba llena entró y se dejó caer hacia atrás sumergiendo bajo el agua todos los rincones de su cuerpo.
***
Sophie se dejó caer sobre la cama y agarró el libro que había cogido de la biblioteca el día anterior con intención de averiguar por qué habían dejado un mensaje ahí y con qué intención.
La joven no paraba de darle vueltas a la frase que encontró escrita. Se trataba de un libro de autor ánonimo y no muy conocido del que, seguramente, se hubiesen vendido pocas copias. Pero, por el momento, era un libro que Sophie veía interesante y con una trama misteriosa que la envolvía entre las miles de palabras. Solo tenía que averiguar por qué ese libro, qué era lo que tenía de especial.
Las ojeras de la pelirroja eran notables ya que la noche anterior se la había pasado leyendo y ya ni hablar del cúmulo de exámenes que se avecinaban. No tenía tiempo para todo, por lo que decidió coger parte de ese tiempo que necesitaba de las horas que, en teoría, le tendrían que servir para descansar.
***
Nicholas se encontraba justo delante de la puerta de uno de sus amigos. Y aquella persona era Isabella. Se aclaró la garganta y pulsó e timbre una sola vez. Con aquella vez bastaba, estaba seguro.
A los pocos segundos, la puerta se abrió dejando ver a una Isabella con un pijama de verano y el pelo mojado. Por lo que podía ver la joven estaba tan desanimada que ni se había molestado en secarse el pelo y dejar que este tomase la forma que quisiese una vez lo hubiese hecho por su propio ser.
—Vaya —murmuró Nicholas sin saber bien qué decir—. Estás un poco... mojada.
—¿Qué quieres, Nicholas? —logró decir la chica tras dar un largo suspiro que dejaba ver claramente que no estaba para muchas conversaciones en aquel momento.
—¿Puedo pasar? —preguntó él, insistente.
—No —negó Isabella, secamente.
—¿Se puede saber qué narices te pasa? —el chico frunció el ceño, frustrado.
—No lo sé —respondió la chica, alzando ligeramente la voz con un tono sarcástico—. ¿Quizá que mi mejor amiga ha muerto?
—¿Tengo que recordarte que la única familia que me quedaba murió hace poquísimo? ¿Y acaso he cambiado yo mi forma de ser con vosotros? ¿He dejado de se yo en algún instante?
—No todos afrontamos una situación de la misma manera, Nicholas —Isabella bajó el tono de voz, hasta el punto de que su última palabra apenas fue un susurro.
Un silencio incómodo fue palpable durante unos segundos. Y fue tras ello cuando Nicholas se abalanzó sobre los labios de la joven y esta le correspondió. Y fue entonces cuando ambos subieron las escaleras de la casa a tientas entre múltiples besos. Y fue entonces cuando ambos se desahogaron entre placer y jadeos.
***
—Vamos, Henry —la dulce voz de Savannah se hacía eco a través de los estrechos pasillos de las instalaciones subterráneas del instituto—, sé que te va a gustar.
Recorrían aquella zona donde se encontraba aquello por lo que nunca preguntamos: cañerías, calderas, electricidad, y demás suplementos que necesita una institución que alberga a tanta gente como es el instituto para cumplir su función con éxito.
Ambos cuerpos se deslizaban ágiles entre tuberías acompañados de risas.
—No me puedo creer que te guste que nos demos el lote aquí —murmuró Henry deshaciéndose de una telaraña en su hombro.
—Soy una chica rarita y especial —contestó con una ligera risilla.
La chica le tomó de la mano y le llevó dentro de la famosa sala de calderas. Y la puerta se cerró.
***
—¡Sí, necesito todo listo para mañana... —los gritos de Daphne llenaban toda la casa— ... no, no necesito una maldita remensa de gambas! ¿Vivís en el siglo veinte?
La rubia colgó el teléfono y dio un largo suspiro. Se vistió como una exhalación y, a la par que bajaba las escaleras de su enorme mansión gritó:
—¡Mamá voy a salir!
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Bueno chicos ya estoy de vuelta nuevamente. He estado MUY ausente debido a que estaba con mi último curso del instituto, y luego he tenido que estudiar para los exámenes de acceso a la Universidad... En fin, que no he tenido ni tiempo para meterme en Wattpad.
Os quería dejar el capítulo aquí y deciros que a partir de ahora volveré a publicar más seguido, así que no os preocupeis ^^
Ahora bien, ¿qué encontrará Sophie en el libro? ¿Cómo han llegado hasta ese punto Nicholas e Isabella? ¿Qué sucederá con Henry? ¿Qué ocurrirá en la fiesta de Daphne?
¡Todo ello en el siguiente capítulo!
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Ouija.
ParanormalUno: juega. Dos: huye. Tres: investiga. Cuatro: asústate. Cinco: muere. No es solo un juego. Al invocarlos, vosotros destruís vuestro destino. La mismísima muerte. Y eso es lo que desconocían una panda de amigos cualquiera, singular y de lo más nor...