Un silencio sepulcral se extendía por todo el terreno. El grupo de gente allí reunido tenían varias cosas en común, como la pena, el llanto o el negro. Se trataba del entierro de Wednesday Fülher.
Tras unas palabras del cura y de sus familiares, el ataúd con el cuerpo de la difunta descendió hasta quedarse completamente bajo tierra.
—Nunca pensé que a Wednesday le pudiese pasar algo así —sollozó Isabella—. Y encima ser asesinada de tal forma.
—Vamos Isabella —Daphne rodó los ojos tras las lentes oscuras de sus gafas de sol—, a todo el mundo le llega su hora, bien sea de muerte natural, por una enfermedad, por un asesino...
—Ella murió estando enfadada conmigo —Isabella soltó un grito ahogado, y tras dejar escapar un par de lágrimas, aceleró el paso—. Disculpad.
El resto del grupo, aún unido, salió del cementerio con paso lento.
—Perdonad, chicos —una voz femenina que Nicholas ya conocía sonó a sus espaldas—. ¿Os importa que os hiciese algunas preguntas después de lo de vuestra amiga Wednesday?
La jefa de policía McAdams se acercó al grupo. Era una mujer de mediana estatura, con la tez morena y el pelo oscuro y rizado que caía hasta debajo de sus hombros.
—¿Enserio piensan que asesinamos a nuestra amiga? —Sophie puso una mueca de disgusto—. Debe de estar de broma.
—Tampoco os pongais tan a la defensiva —la mujer alzó ambas manos—. Yo no os he acusado de nada, simplemente quiero hablar con todo aquel que conocía a la fallecida. Por cierto, ¿sabéis dónde está Isabella White?
Todos se miraron y negaron.
—Iremos a comisaría en un momento, agente —apuntó Nicholas.
***
—Bien, Jerry —la mujer puso ambas manos sobre la mesa—. ¿Cómo era tu relación con Wednesday?
—Buena —el chico miró hacia abajo y sonrió tras recordar algunos buenos momentos con ella—, bastante buena.
—¿Y sabes de alguien que quisiese hacerle daño? —McAdams ladeó la cabeza.
El chico negó.
—Ella no tenía enemigos —suspiró—. No era amiga de todos, pero era sociable y se llevaba bastante bien con todo el instituto. No tengo ni idea de quien querría hacerle una cosa así.
***
—Nicholas, ¿cómo te llevabas con Wednesday estos últimos días? —la mujer se sentó sobre la mesa, cruzando los brazos.
El chico se encogió de hombros.
—No me he llevado mucho con nadie desde hace tiempo —se aclaró la garganta.
—Pero también es cierto que fue ella una con las que fuiste a tu antigua casa.
—A mi casa —corrigió—. Y fueron ella e Isabella las que se ofrecieron voluntarias. Al parecer se sentían en deuda conmigo —mostró una sonrisa ladina.
***
—¿Sabes si Wednesday tenía algún problema? Bien sea escolar, familiar... —preguntó la mujer, atenta a la respuesta.
—Desconozco la vida privada de Wednesday —Tyson se encogió de hombros—. Pero no. Que yo sepa su actitud no cambió hasta que ocurrió el incidente de la comisaría.
***
—¿Hablabas a menudo con ella? —la mujer bebió un trago de su taza de café.
Henry negó con la cabeza.
—Las únicas personas con las que tengo algo de trato son Tyson y Jerry —aclaró—. Bueno, y ahora con Sophie. También es cierto que he perdido amistad con Nicholas y... bueno, lo que tuviese con Daphne también ha desaparecido.
—¿Y qué era lo que tenías con Daphne? —McAdams soltó aquella pregunta con un toque de curiosidad.
—Es algo más complejo de lo que usted se imagina —Henry soltó una carcajada.
***
—Supongo que sabes cómo murió Wednesday, ¿verdad?
—Vamos —Daphne alzó ambos brazos, soltando un par de carcajadas—. ¿Acaso usted no sabe que en internet una se encuentra todo lujo de detalles?
—¿Y cómo te sientes tras su muerte?
—Indiferente —McAdamas alzó ambas cejas ante la respuesta de Daphne—. No me malinterprete. Quiero decir que, no hablaba mucho con ella últimamente, y a pesar de que es triste que haya muerto una persona con la que me relacionaba —dijo, utilizando un gesto de comillas para esta última palabra—, no puedo sentirme triste por algo que no siento.
***
—¡Daphne! —exclamó Sophie al ver a la rubia salir de la sala de interrogatorios.
—Menos entusiasmo —Daphne la miró asqueada—. Durante los pocos pasos que he dado hasta llegar aquí he pensado que podríamos honrar la memoria de Wednesday yéndonos de fiesta.
—¿Perdona? —Sophie arrugó el ceño, algo sorprendida.
—Da gusto volver a estar de acuerdo contigo después de tanto tiempo —Henry mostró una sonrisa ladina.
—¿Dónde está Isabella? —preguntó Sophie, nuevamente.
—He oído antes a un par de policías decir que vendría mañana a declarar —Tyson se encogió de hombros—. Al parecer está destrozada. Por cierto, respecto a la fiesta, me apunto.
Jerry le observó sorprendido, a la par que Sophie.
—No conteis conmigo —Jerry negó con la cabeza, abandonando el grupo para dirigirse a la salida.
—Pues conmigo sí —sentenció Nicholas.
Sophie abrió la boca, negando con la cabeza.
—¿Pero os estáis escuchando? —Sophie aún seguía con la misma expresión de sorpresa en su rostro, elevando levemente el tono de voz.
—Sí, nos hemos escuchado —Daphne mostró una sonrisa sarcástica—, y a no ser que pretendas venir, será mejor que dejes de dar clases de moral.
Daphne borró su sonrisa, dirigiéndose a la salida, aunque no sin antes chocarse con el hombro de la pelirroja, quien se lo tocó tras aquel choque.
Henry alzó una ceja y se encogió de hombros, siguiendo la estela de la rubia. Poco después fue Tyson quien abandonó la comisaría, dejando a Nicholas y a Sophie a solas.
—¿Qué te está pasando, Nicholas? —preguntó Sophie, agarrando su brazo.
—Que las circunstancias —se zafó de su agarre—, han cambiado. Si te gusta mi nueva forma de ser bien, y si no, también.
Y fue entonces cuando Nicholas abandonó la comisaría. Sophie se lanzó a la silla de la sala de espera, soltando un suspiro.
***
Nicholas, Tyson, Henry y Daphne se encontraban justo enfrente de una discoteca del lugar.
—Vamos a estrechar lazos —dijo la rubia, justo antes de observar a los tres chicos y aventurarse al interior de la discoteca.
Los demás, se miraron entre ellos, y fueron los siguientes en entrar.
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Ouija.
ParanormalUno: juega. Dos: huye. Tres: investiga. Cuatro: asústate. Cinco: muere. No es solo un juego. Al invocarlos, vosotros destruís vuestro destino. La mismísima muerte. Y eso es lo que desconocían una panda de amigos cualquiera, singular y de lo más nor...