"Mientras la mentira sea más grande, mas grande es el daño que se hace"-C.B
La música, resonaba muy fuerte. Cuando kaya y su cita salieron del club sentían los oídos zumbando, habían bebido pero no tanto para caerse y desorientarse.
—Vamos o llegaremos más tarde—dijo el chico tomándola de la mano y jalándola hacia el auto, que había dejado estacionado—Kaya, rápido amor o dejaremos a tu amiga aquí toda la noche.
—Ok. Ok— dijo kaya. Dirigiéndose hacia su auto.
Corrieron. Llegaron ambos hasta donde el auto estaba estacionado, abordaron y el chico puso en marcha el auto, condujo como diez minutos y paro enfrente de un pequeño edificio.
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La música resonaba por todo el lugar. Ava y Mike bailaban al ritmo de la música. Mike sujetaba cada vez más cerca a Ava de él. El ritmo y el ambiente se los permitía. Habían bebido suficiente que sus actos eran torpes, desaliñados y descuidados. Los susurros que compartían ambos, harían que cualquier persona se ruborizara.
Los chicos pagaron la cuenta y salieron del edificio. Ava tomó su teléfono por décima vez, había llamado a Kaya para informarle que se iba del club pero ella no atendía el teléfono. Después de dejarle un mensaje de voz, Ava y Mike se subieron a un taxi y se dirigieron a la casa del chico.
El edificio no era uno de los más lujosos en Nueva York, pero era decente para vivir. Ambos chicos se subieron en el ascensor, estaba totalmente vacío y no meditaron sus actos, Ava se lanzó sobre Mike y este la sostuvo, acorralándola en la pared del elevador.
Un pequeño sonido indicó que era el piso que habían seleccionado, eso los sacó de su acción, sin embargo al llegar al cuarto del susodicho, no tardaron en lanzarse a la cama. Ava y Mike se besaban, no salvajemente como si estuvieran desesperados, sino apasionados. Las prendas de ropa fueron despojadas y desperdigadas por toda la habitación. Mientras tanto la chica se había olvidado de Kaya.
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Kaya bajo de auto notando la pequeña marquesina que tenía fuera del edifico que señalaba el lugar como hotel de paso, los chicos se adentraron al lugar, donde pidieron en recepción una habitación, ambos se miraron y subieron a toda prisa a su destino.
En el pasillo caminaron lo más rápido posible, el hotel tenía que tener otro nombre, kaya estaba segura de eso, las paredes hablaban por si mismas, el placer estaba en el ambiente. Llegaron a su habitación y no lo pensaron dos veces, Kaya se alzó sobre el chico y lo besó, ansiaba esos labios desde que lo había visto presentarse en la puerta de su casa, cuando lo veía desde lejos, las veces que se habían visto a escondidas para que Dylan no los viera juntos. Los labios del chico descendieron sobre el cuello de kaya. Ella soltó un suspiro. Lo único que salió de sus labios fue el nombre del chico.
—MattH...Matthew.
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El dolor de cuello lo mataba, la posición en la que había dormido le parecía la más rara del mundo, jamás había dormido con alguien en su habitación y menos en su propia cama, bueno, no desde hace años.
Thomas abrió los ojos tratando de aclarar su mente, un peso encima de él le impedía respirar bien, bajo la vista para encontrarse con Dylan, el chico lo tenía acorralado de la cabeza hasta los pies. Parecía una enredadera humana. Las piernas de Dylan estaban enredadas en las de Thomas, sus brazos lo rodeaban de la cintura y su cabeza estaba sobre su pecho.
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Polos Opuestos©[Dylmas] *Editando*
FanfictionThomas Sangster. Un reconocido periodista y crítico de Londres, decide mudarse junto a su hermana a un vecindario en Nueva York. En su llegada conoce a sus vecinos, llamándole la atención uno de ellos. Dylan O'brien. Reconocido chef y futuro dueño...