CAPITULO 22 EN BUSCA DE REFUGIO

283 15 8
                                    

Escarleth

Cada pensamiento e imagen que tenía Kamal, era reproducido igual de vívido en mi propia mente, incluso podía sentir el odio, la ira y la desolación que reinaba en su corazón por esa razón me era imposible evitar un grito de dolor e ira cuando él lo hacía, me desvié del camino para separar mi mente de la de él, aun no sabía porque tenía esta conexión tan fuerte con Kamal y no lo quería averiguar.

Peiné la zona más allá de los límites del bosque hasta una formación de rocas cerca de las montañas de fuego, descendí a gran velocidad tratando de evaporar los recuerdos de Kamal, muté a mi forma humana muchos metros antes de llegar al suelo, disfrutando del aire caliente chocar contra mi rostro, ahora entendía la razón por la que el jaguar me veía con rencor e incluso con asco y desprecio, incluso yo misma me odiaba por el daño que había causado y no existía excusa o redención para mi, ya había comprobado que todo los que mantenían una relación conmigo estaban en peligro y por ello debía mantener a los rebeldes lo más alejados que se pudieran tener.

La piedra volcánica estaba esparcida por el suelo irregular, noté que la formación de roca tenía una entrada, me interne para saber a dónde llegaba e incluso para saber las dimensiones de esta por simple curiosidad, cualquier cosa era mejor que ver  las imágenes que inconscientemente se habían grabado con fuego en mi cabeza.

Me alegraba poder ver en la oscuridad, en especial porque la única luz que había en la cueva era pequeñas gotas de magma que brillaban como rubíes bajo la luz del sol, continué caminando nivelando la temperatura de mi cuerpo conforme avanzaba ya que el calor se volvía más intenso, al final de un pasillo la caverna se abrió hasta dar con una capsula lo suficientemente grande para que entraran unas tres mil personas, una cascada de lava dominaba la pared del fondo, caía lentamente realizando una herradura alrededor del salón natural que seguramente había provocado el movimiento de la tierra y se perdía en fondo de la tierra en un río de lava subterráneo.

Solo debía de formar un campo de protección alrededor del terreno libre para que la temperatura se mantuviera a un nivel razonable, de ese modo los rebeldes podrían tener un lugar seguro donde refugiarse entre tanto los sacaba de este mundo.

Me senté en la tierra y crucé las piernas, cerré los ojos para encontrar mi eje, el cual últimamente se encontraba desequilibrado con tantos cambios, sentí como el río de lava corría bajo el suelo y como nadaban en él pequeños peces de fuego, sentí los insectos que habitaban en el lugar rasgando la roca para hacer sus nidos, canalice la temperatura que mantenía mi cuerpo alrededor del terreno que se podía utilizar y aislé el calor del magma, con pequeños rayos de energía forme fumarolas para que el calor no se aislara y provocara una erupción, cuando termine de aislar el terreno inicie con la construcción de las casas donde vivirían por un tiempo los aldeanos, la roca se removió hasta que la lava emergió en forma de serpientes alrededor de los espacios vacíos, derramé el líquido hirviendo sobre los puntos donde quería una construcción congelándolo casi al mismo tiempo en que caía, formando los pilares y las paredes, para el techo decidí colocar una capa de hielo perenne para que reflejara la luz dentro de los aposentos.

Cuando abrí los ojos ya había creado más de cien casas  con buen espacio dentro y fuera de ellas, sin querer la formación quedó en forma circular con una pequeña plaza en el centro y cada veinticinco casas tenían espacio para cultivar, utilicé un poco de magia para cambiar la consistencia de la tierra para que fuera utilizable para el cultivo y para comprobarlo dejé crecer un poco de pasto rojizo. Cuando pensé que había terminado me di cuenta que no había iluminación, me levanté del suelo moviendo mi cabeza de forma negativa por olvidar que aquellas personas no podían ver en la oscuridad y levantando una mano al techo de la enorme cueva, lance una esfera de luz color celeste que iluminaba el lugar, grabe en su interior la orden de seguir el movimiento del sol y bajara la intensidad de su luz en el momento en que el sol se pusiera.

DEMONIO DE PLATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora