Llegó a clase puntual, como siempre hacía y se sentó. El aula era grande y no conocía a casi nadie, excepto a dos o tres chicos con los que coincidía en el metro todas las mañanas. Bueno- pensó- supongo que ya iré conociendo gente, no llevo aquí ni tres semanas.
Al acabar todas las clases decidió llamar a Sandra para decirle que prefería quedarse en casa a repasar lo que habían dado ese día en clase y después de alguna frase ofensiva que acababa con alguna palabra cariñosa de su amiga, se fue a casa.
Al llegar a su apartamento, entró en Facebook. Estaba solo, como siempre. A las cuatro y media llegaba Tomas, que trabajaba después de la universidad para comprarse un coche, que según él decía, era el mejor del mercado hasta ese momento.
Al entrar, se encontró con una solicitud de amistad de una chica: María, se llamaba. Le sonaba mucho pero no sabía de qué. Fue a su perfil y allí se encontró con fotos con gente de la clase, asique dedujo rápidamente que era una de las chicas que se sentaban en los asientos de delante.
Dani nunca había querido ser el centro de atención. Prefería estar callado en clase, limitarse a responder a lo que le preguntaran. Era un chico sencillo, estudioso y como le decía su madre, muy guapo, aunque él no se consideraba especialmente atractivo.
Decidió seguir también a María. Fue al inicio de la aplicación y empezó a darle me gustas a las publicaciones recientes de la gente. No era un chico con muchas redes sociales. Le llegaban Facebook y Whatsapp, aunque a veces también utilizaba Skype para hablar con su padre y su hermana pequeña. Pasados ya diez minutos entró Tomas por la puerta, explicándole las locuras que habían pasado ese día atrapando a un carterista. Era guardia de seguridad en prácticas en un centro comercial no muy lejos de allí. A Daniel le encantaba escuchar sus historias y siempre que llegaba dejaba a un lado el portátil. Le caía bien. Su padre le había recomendado que no compartiera casa y las conversaciones en las comidas y en las cenas un mes antes de marcharse eran siempre las mismas. Los problemas que conllevaba vivir con alguien, el ruido, el poco espacio, etc. pero a él no le había ido tan mal como se esperaba.
Cuando acabó de contar su historia le dijo que tenía que irse porque estudiaría con una chica de su clase en la biblioteca de la universidad. Después de varias bromas sobre lo que iban a hacer supuestamente Tomas y su ''amiga'' salió del apartamento.
Cuando volvió a ver el portátil eran ya las cinco, asique solo le quedaba un margen de media hora para llegar a la biblioteca municipal. Por suerte le quedaba cerca de su casa, a unos 10 minutos andando.
Al entrar nuevamente en Facebook se dio cuenta de que tenía un mensaje de María.