Un nuevo día le esperaba nada más levantarse. Como siempre habló un rato con Tomas y cogió el metro para ir a la universidad. Sandra le esperaba en la entrada. Que raro- pensó- hoy no está en la cafetería como siempre. No le dio mucha importancia y se empezó a aproximar hacia ella. Cuando estaba a escasos metros vio que tenía los ojos llorosos y se dio cuenta de que algo malo estaba pasando. Lo primero que hizo fue tranquilizarla, ya que era muy sensible.
Hacía una semana había caído enfermo su padre y él había estado ahí para tranquilizarla. No había sido nada grave pero ella estaba constantemente hablando sobre las cosas malas que podrían pasarle, así que Daniel decidió llevársela a dar una vuelta todos los días. No tenía exámenes, asique no le había importado.
Después de que dejara de llorar y se calmara, Daniel le preguntó qué pasaba. Entre sollozos, Sandra le contó que su mejor amiga había decidido que era el fin de su amistad.
-¿Y todo por un chico con el que hablé solo dos veces?- gritaba desconsolada Sandra.
Daniel se dio cuenta de que hablaba de Raúl, que resultó ser un Don Juan que solo utilizaba a las chicas para poder salir con otras.
-Sandra, ese tío no te merece- dijo el chico tranquilizándole- y no grites, que ya sabes que no me gusta ser el centro de atención.
-Por una vez podrías no preocuparte por ti mismo- dijo Sandra enfadada- Esta vez soy yo la que está mal y en vez de calmarme lo único que haces es decir que no quieres que te miren. Daniel, vete a la mierda- y con las mismas se giró y entró en el recinto.
Daniel no se podía creer lo que acababa de pasar. Él tan solo le había dicho que se calmara. La quería muchísimo y no iba a dejar que una simple discusión los alejara.
-Después de las clases la llamaré- pensó. Pero no sabía que Sandra estaba peor de lo que pensaba. Durante las siguientes horas de clase Daniel no se pudo concentrar y al acabar, mientras se apresuraba a salir del aula notó como alguien le agarraba de la camiseta. Era María, la chica con la que había hablado el día anterior.
-Hola, parece que tienes mucha prisa- le dijo alegre.
-Es que he tenido un problema con una amiga, nada grave- dijo poniéndose rojo.
-A ver, ¿Qué ha pasado? ¿Puedo ayudar en algo?
-No creo. ¿Conoces a Sandra? Está en un curso superior al nuestro- dudaba si contarle todo lo que había ocurrido.
-Pues creo que no. Ahora que lo pienso, creo que mejor me voy, que me pasa el bus ahora. Hasta luego- dijo mientras se alejaba.
María mentía. Era la mejor amiga de Sandra, pero Daniel no notó nada extraño en su comportamiento y se limitó a decir un simple ''hasta mañana''.