La hora del almuerzo fue un alivio. Lo cierto era que estaba exhausta y hambrienta luego de las dos horas de clase de baile. Al ingresar a la cafetería, me inundó como todos los días el barullo de las conversaciones.
A estas alturas incluso había elaborado un plan para no quedarme sin lugar. Ingresar, comprar algo rápido en la cantina y localizar a Hani y JungKook. Habíamos llegado al acuerdo de que para almorzar más cómodamente, el primero en llegar escogería cualquier mesa libre que se encontrase cerca de los ventanales.
Mientras aguardaba en la fila, me crucé de brazos tamborileando mis dedos al compás de una canción imaginaria que había escuchado por la radio.
Escaneé el lugar hasta localizar la mesa en la que se encontraban mis amigos. Suspiré aliviada al reconocer la espalda de JungKook, y me alegré de no tener que almorzar en el patio con la neblina que había.
Cuando llegó mi turno, escogí lo primero del menú del día sin dar mucha vuelta. Milanesas con puré. La señora robusta que se encontraba detrás del mostrador asintió mientras servía el contenido en un plato y lo calentaba en el microondas.
Tomé una botella de refresco de la heladera y esperé a escuchar el glorioso 'bip' que indicaba que la comida había terminado de calentarse. Cuando hubo terminado, la señora depositó mi almuerzo en la bandeja con desgano a la ves que le entregaba el dinero justo, no queriendo desperdiciar ni un minuto más en la fila.
Contenta de tener la bandeja con el almuerzo entre mis manos, me dispuse a caminar hacia la mesa que habían conseguido Hani y JungKook cuando algo, mejor dicho alguien, tiró de mi muñeca haciéndome girar en la dirección opuesta.
Ésta acción casi termina con el almuerzo recién adquirido en el suelo, por lo que puse mi mejor cara de enojo dispuesta a enfrentar a la persona que había cometido tal atrocidad.
Cuando mis ojos se encontraron con el alto de cabello castaño, éste se limitó a regalarme una sonrisa rectangular haciendo que mi enojo desapareciera tan rápido como había llegado.
-Tae- No pude evitar sonreír al pronunciar su nombre.
-_____, te molesta si hoy almorzamos juntos?- preguntó mientras un brillo de emoción atravesaba su mirada.
Me límité a negar con la cabeza incapaz de pronunciar palabra alguna y él me condujo a través de la cafetería hacia una mesa vacía.
No pude evitar sentir que muchos curiosos habían dirigido su atención hacia nosotros; a Taehyung parecía no importarle ya que sus ojos analizaba cada uno de mis movimientos pero yo sentía sus miradas atravesando mi espalda como cuchillas.
Corté rápidamente un pedacito de la milanesa mientras elegía cuidadosamente mis palabras.
-Así que...¿a que se debe éste cambio temporal?- Dirigí el tenedor a mi boca e intenté concentrarme en el sabor de la comida. A decir verdad no sabía tan mal como se veía.
-¿Cambio temporal?- Se rió ante mi elección de palabras. -Oh, no, no. Esto es...uhm...permanente. Claro si así lo deseas.- Su mano peinó el aire a su alrededor en un semicirculo.
-Sino, eres libre de irte, no te estoy obligando a nada.-¿Irme? ¿Por qué querría irme cuando estaba teniendo uno de los mejores, por no decir el mejor almuerzo desde que había llegado a éste lugar?. Por dentro me moría de ganas de decirle que almorzaría con el siempre que me lo pidiera pero decidí molestarlo un poco.
-Mmm es tentadora tu oferta permanente, me lo pensaré- Tomé la botella de refresco entre mis manos e intenté abrirla; por más esfuerzo que hiciera, la tapita parecía no querer ceder.
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El Hilo Rojo (Taehyung y Tu)
Fanfiction_____, una chica de 18 años que no creía en el amor. Él, un chico que haría cualquier cosa por ella. Almas gemelas destinadas a encontrarse.