Suga me condujo hacia una habitación apartada. Al atravesar la puerta, la luz incandescente me hizo entrecerrar los ojos.
Habíamos estado bailando en la la penumbra, a excepción de las luces psicodélicas que ambientaban el lugar. Pasaron unos segundos antes de que pudiera abrirlos por completo.
Fue en ese momento que pude echar un buen vistazo a la sala. Sin lugar a dudas era la cocina más grande en la que había estado. Parecía una de esas que se ven en los programas americanos.
Amplía y blanca, me daban incluso ganas de cocinar en ella, lo cual dadas las circunstancias era imposible porque 1. En mi estado de ebriedad sería capaz de confundir la sal con el azúcar y 2. No sabía cocinar.
Comenzaba a sentir los efectos del alcohol. Un fuerte martilleo retumbaba en mi cabeza. Me recosté contra la encimera y cerré los ojos. El mármol frío se sentía agradable contra las palmas de mis manos.
Oí como Suga cerraba la puerta detrás suyo.-¿Mejor?- Murmuró con su voz grave.
-Un poco- Asentí con los ojos aún cerrados.
El aire se movió a mi alrededor e instintivamente abrí los ojos y me sobresalteé al encontrar el rostro de Suga a escasos centímetros del mío.
Había colocado sus brazos a ambos lados de mi cuerpo, bloqueando así todo intento de huida. No me dio tiempo a reaccionar y para cuando pude comprender la situación en la que me encontraba, ya era demasiado tarde.
Presionó su cuerpo apretándome contra la encimera mientras sus labios devoraron los mios en un beso cargado de pasión.
Intenté apartarlo empujando mis manos contra su pecho, lo que provocó que él agarrara mis muñecas y las sujetára firmemente contra la parte baja de mi espalda.
Lo poco de voluntad que me quedaba, comenzó a evaporarse. Su lengua invadió mi boca recorriendo cada centímetro de ella. Comenzaba a sentirme mareada y mis rodillas amenazaban con ceder en cualquier momento.
De repente se escuchó un golpe, Suga se separó un momento para tomar aire, momento que aproveché para calmar mi respiración agitada. Sé giró hacia la puerta aún sosteniendo mis muñecas mientras un enfurecido Taehyung atravesó la cocina hacia donde estábamos.
El tiempo se movió muy rápido. En un instante el agarré que Suga mantenía sobre mis muñecas se liberó. Ya no sentía su cuerpo aplastando el mío, yacía tendido en el suelo mientras intentaba quitarse a Taehyung de encima.
Se veía furioso mientras repartía golpes contra el rostro de Suga, el cual a su ves se los devolvía en un intento por defenderse. El aire alrededor se volvió tenso, no podía moverme ni apartar la vista de aquella escena.
Era la primera ves que lo veía así, había sido tan dulce y tranquilo conmigo que me costaba creer que era capas de llegar a tales extremos.
Se necesitó de la ayuda de Namjoon, Jin y JungKook para separarlos. Los dos primeros sostenían a Taehyung agarrándolo uno de cada brazo, mientras el último hacia lo posible por empujar a Suga por la puerta.
-La vuelves a tocar y juro que te mató. ¿Me oíste? TE MATO- Gritaba Taehyung echando chispas por los ojos.
-¿A si? Pues inténtalo. No tendrás suerte la próxima vez- Le contestó Suga por arriba del hombro de JungKook.
Cuando desapareció de su vista, Jin aflojó el agarre y Namjoon se mantuvo unos minutos en la misma posición.
-¿Si te suelto prometes no ir a buscarlo devuelta?- Preguntó con duda.
-Si, hyung lo prometo- Dijo Taehyung ahora mucho más calmado. -¿Me dan unos minutos a solas?- Ambos asintieron y salieron cerrando la puerta detrás.
Se dirigió hacia donde estaba y fue en ese instante que mis rodillas cedieron. Me atrapó antes de que callera al suelo y me acunó contra su pecho.
-Lo siento tanto ____. Si hubiese llegado más temprano, nada de esto hubiera pasado.- Su voz temblaba levemente.
-Nada de eso. Fue mi culpa por ser tan despreocupada- Acerqué mi mano hacia su rostro y el la tomó presionandola contra su mejilla.
-No permitiré que se te acerque devuelta.- Dijo con voz firme y segura.
Quería asegurarle que no pasaría una segunda vez pero las náuseas me invadieron nuevamente. Todo se volvió negro.
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El Hilo Rojo (Taehyung y Tu)
Fiksi Penggemar_____, una chica de 18 años que no creía en el amor. Él, un chico que haría cualquier cosa por ella. Almas gemelas destinadas a encontrarse.