No recordaba la última vez que había dormido tan cómodamente. Al despertar, me quedé acostada con los ojos cerrados intentando alargar el momento.
El edredón se sentía suave contra mi cuerpo y un aroma dulce a lavanda inundaba mi nariz. La habitación se encontraba sumida en completo silencio, a excepción de la respiración pesada de mi compañera de cuarto.
Aún dormía profundamente por lo que supuse que no serían más de las ocho. Por lo general, Hani solía levantarse temprano, así que era costumbre escucharla moverse sigilosamente por la habitación en un intento de producir el menor ruido posible.
Los recuerdos de la noche anterior comenzaron a invadir mi mente, amenazando con quebrar mi paz interior. Aún eran confusos.
Lo último que recordaba era a Taehyung que me sujetaba firmemente contra su pecho. Las preguntas se formularon una tras otra.
¿Qué había pasado después de eso? ¿Cómo había llegado hasta mi habitación? ¿Hani me había ayudado o lo había logrado sola?
Sea cual fuera la respuesta, estaba preparada para disculparme con Hani y con cuentas personas fuese necesario. Tenía mis sospechas de que era más probable que hubiese recibido ayuda para cargarme hasta el cuarto; o en el mejor de los casos, por arte de magia me las habría ingeniado para subir hasta el tercer piso yo sola.
Me giré para poder ver a Hani pero al observar la cama de enfrente, algo no estaba bien. Lo que captó mi atención fue un torso masculino desnudo. Los abdominales bien definidos subían y bajaban por el va y ven de la respiración.
Quedé perpleja por unos minutos hasta que mi cerebro logró procesar la situación. Fue en ese momento que me senté de un salto pegando un alarido.
El chico que dormía plácidamente se despertó de golpe, lo que ocasionó que se enredara con las sábanas y callera aterrizando con su trasero en el suelo.
Taehyung se levantó alzando sus manos en el aire y parándose en la esquina más alejada de la habitación.
-Puedo explicarlo, puedo explicarlo- Repitió asustado por mi reacción. Sus ojos se enfocaron en algún punto de mi cuerpo y rápidamente se desviaron avergonzados hacia un costado.
Bajé la mirada instintivamente y para mi sorpresa, encontré que llevaba puesta solo ropa interior negra. Me tapé como pude con el edredón. El calor subió por mis mejillas, estaba segura que mi rostro se asemejaba a un tomate.
-B-bueno pero será mejor que empieces a hablar- dije intentando esconder la inquietud ante todos los escenarios posibles que empezaban a formularse en mi mente.
-¿Qué es lo último que recuerdas?- había bajado sus brazos pero aún se mantenía en la otra punta de la habitación.
-Aún es confuso pero recuerdo que estábamos en la cocina, JungKook se llevó a Suga luego de que ustedes se hubieran golpeado.- Hice una pausa ordenando mis ideas -Me quedé a solas contigo y ahí fue cuando empecé a sentirme mareada. Luego de eso no está muy claro que pasó.- Taehyung asintió, escuchando atentamente y retomó el relato donde lo había dejado.
-Luego de eso te desmayaste en mis brazos. Intenté despertarte y cuando lo hiciste corriste a vomitar en el lavabo.- Un leve tono de preocupación teñía su voz. -Sostuve tu cabello hacia atrás mientras lo hacías.- Escondí el rostro entre mis manos muerta de vergüenza.
-Oh, dios...- Si mi cara había parecido un tomate antes, ahora no me podía imaginar como estaba.
Escuché unos pasos que atravesaban la habitación y el colchón cedió en un costado. Taehyung comenzó a dibujar círculos en mi espalda con su dedo tratando de tranquilizarme.
-No tienes porque apenarte, nadie te ha visto, sólo yo.- Como si eso no fuera suficiente para alterarme -Hubo una vez en que salimos a festejar, me pasé de tragos y creeme, nadie estuvo ahí para ayudarme- Arrugó la nariz ante el recuerdo desagradable. -A la mañana siguiente cuando la fiesta hubo terminado, amanecí dormido en el baño- Solté una risita y bajé mis manos del rostro.
Taehyung sonreía al ver que todo rastro de vergüenza había desaparecido casi por completo.
-Cuando los demás me encontraron, se rieron de esto hasta que el semestre terminó, y aún lo hacen de ves en cuando- Una sonrisa rectangular adorno su rostro.-Bien eso explica en parte lo de la ropa, aunque aún tengo dudas de porque me encuentro en ropa interior y que haces en mi habitación- La conversión se había vuelto mucho más liviana ahora que la peor parte ya había pasado.
Antes de contestar, se pasó una mano por su cabello castaño y clavó su mirada en el piso. ¿Acaso se había sonrojado?
-Tuve que traerte a mi habitación porque no sabía cual era el número de la tuya, y dadas las condiciones tampoco me podías responder- Se rascó la nuca. -Te quité la ropa sucia y planeaba ponerte uno de mis buzos...- Se interrumpió al ver el pánico en mi rostro y agregó rápidamente -Juro que no he visto nada! Me vende los ojos- señaló una corbata que yacía en el suelo- cuando intenté vestirte te removiste inquieta e incluso me patiaste- Rió por lo bajo. Le empujé el hombro juguetonamente.
A decir verdad, se había comportado como un caballero conmigo y claramente era yo la que debía disculparse por haberlo metido en esta situación.
-Lamento todos los problemas que tuviste que pasar por mi- Giró su rostro para verme a los ojos. En el instante en que nuestras miradas hicieron contacto, pude sentir la electricidad recorrer mi cuerpo. Sus ojos chocolate me hundían en un profundo abismo, me atraían escalofriantemente hacia él. Intenté fijar la vista en algún otro punto, no sabía cuanto tiempo más era capas de aguantar para no saltar desde donde estaba y besarlo.
Al observar su rostro con detenimiento, pude notar una pequeña mancha morada en su pómulo. -¿Te duele?- Acerqué mi mano para tocar con delicadeza el lugar hinchado por el golpe.
Se limitó a negar con la cabeza. Recostó su mejilla contra mi palma y cerró los ojos. Nos mantuvimos en esa posición por unos minutos. De alguna manera era tan cálido y familiar, me sentía a gusto.
Sus párpados se abrieron lentamente. Comenzó a inclinarse muy despacio hacia donde me encontraba con los ojos fijos en los míos. Buscaba cualquier indicio de miedo o rechazo. Pero lo que recibió a cambio fue una mirada decidida.
Cuando su rostro se encontraba a escasos centímetros, hizo una pausa. Podía sentir su respiración, nuestros corazones latiendo al unísono y el aroma a lavanda llenó el ambiente. Cerré los ojos cuando sus labios presionaron suavemente contra los míos. Fue un beso dulce, cándido. Tantas veces me había imaginado como se sentirían sus labios pero la realidad superaba ampliamente la imaginación.
Si pudiera pedir un deseo, me gustaría que éste momento durara para siempre. Lamentablemente fuimos interrumpidos por la vibración de mi móvil. Taehyung se separó pero mantuvo la cercanía mientras yo chequeaba la pantalla. Era Hani.
-Saldré para que te puedas cambiar- Se levantó de la cama no sin antes depositar un fugaz beso en mi boca.
-Abre el armario y elige lo que quieras- Recogió una musculosa negra del suelo y salió del cuarto cerrando la puerta detrás suyo.
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El Hilo Rojo (Taehyung y Tu)
Fanfic_____, una chica de 18 años que no creía en el amor. Él, un chico que haría cualquier cosa por ella. Almas gemelas destinadas a encontrarse.