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Las puertas de la habitación de Scott se abrieron de repente, dejando entrar a Theo y Scott envueltos en besos, caricias desesperadas y mordidas de labios. Están necesitados de lo que sea que estén haciendo. Sexo casual, calentura, desahogo... algo más que eso, o todo eso.

El moreno tumbo a Theo en su cama y salto encima de él, atacando su boca.

La boca de Scott bajo por el cuello de Theo, besando y lamiendo toda la piel por la que se paseaba. Oliendo el aroma del castaño, soltó un suspiro, excitado, que se oyó como una súplica hacia Theo, pidiéndole que lo deje entrar ya. Necesita sentir como Theo se abre para él. Necesita descargar lo que fuese en él y sentirse plenamente satisfecho en este día.

Como si fuera lo mejor que hubiera sentido en la vida, Theo cerró los ojos, suspirando a las caricias de Scott. Pensó que podría suponer que esas caricias venían de otra persona a la que él quiere, pero se dijo no. Se negó a pensar que esos besos, toques y éxtasis que le da Scott son de Stiles, porque no quiere más esa farsa. No quiere sufrir más por ello. Y para superar esa obcecación tiene que olvidarlo, soltarse y lanzarse a lo que tiene presente. Ahora tiene a Scott presente, y cree que con él puede empezar. Con Scott podrá olvidar el sádico amor que tiene hacia Stiles.

Decidido, Theo por fin se movió, dirigiendo sus manos al cabello de moreno. Noto que Scott ya no estaba en su cuello, sino en su pezón, lamiéndolo. Este se restregaba contra Theo, simulando penetraciones.

¿A qué horas Scott le había quitado la camisa?, se preguntó el castaño... Esos lapsos temporales que tiene en su cabeza no son muy buenos, que digamos. Podrían contarle la vida o su culo.

Sonriendo, divertido, tomo la decisión de ya no pensar nada y dejarse llevar por el placer que ahora mismo Scott le está dando con tanta desesperación, y que, sinceramente, él también quiere con desesperación.

Tomo la mandíbula de Scott y la atrajo hacia su cara. Busco sus labios y los beso con ansias, saboreado cada toque de sus labios.

El moreno bajo sus manos por la espalda de Theo, deteniéndose en sus nalgas y agarrándolas, mientras apretaba su miembro contra el de él, ya erectos. Se froto contra él lentamente, sintiendo en sus labios el aliento que expulsaba Theo entre suaves jadeos. Este rodeo con sus piernas la cadera de Scott, apretándose más contra él, y haciendo gemir al moreno. El castaño pareció haber muerto de excitación cuando sintió el dedo caliente de Scott en su entrada, sobándola y tanteándola con descaro. Gimió sonoramente.

Scott sonrío entre el beso, triunfal, por haberlo estremecido.

Dejando de tocar una de las formadas nalgas de Theo, su mano subió hasta los labios del castaño y los delineo, buscando una solo intensión con ello: que se los lamiera.

Theo miro a los ojos de Scott, y estos brillaban por la excitación. Sonrió. Volvió su mirada a los dedos y, con si fuera el polo opuesto de un imán, se metió los dedos a su boca, lubricándolos con su saliva, chupando y lamiendo.

Scott miro con asombro como sus dedos desaparecían en la boca de su amante, tragándolos por completos, como si de un miembro fuese.

Ahora quería esa boca en su pene... Lo necesitaba. Pero ahora no era el momento. Scott quiere romperle el culo a su acompañante. Oírlo geminar por más y darse el placer que quiere. Esa es la meta.

Sacando sus dedos de la boca de Theo de un golpe, este gesticulo un gruñido. Miro a Scott con molestia, pero lamiéndose los labios.

Y con eso no tuvo más después. Scott le desprendió el pantalón a Theo de su cuerpo. Preparo a Theo con sus dedos lo más rápido posible, y después de ver que Theo se acostumbrada y pedí más, moviendo su cadera. Y, ¡adivinen!

¡Partieron la cama!

~~~

—Eso estuvo bueno. —pronuncio Theo. Estaba tumbado en la cama, son Scott abrazandolo y el en su pecho.

—Eso creo. —dijo Scott adormilado.

Theo parpadeo por su respuesta, claramente disgustado. Pero no le dio tiempo ni para pensar en enfadarse por esa simple respuesta. El sueño le había golpeado como una bala de cañón en su pecho. Cayó rendido.

¡¿Por qué no?! |Sterek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora