Capítulo 22.
Todo sigue igual. Casi toda mi familia se encuentra en mi casa esperando a que sea media noche para la transformación de Jacob. Están todos menos Tania, Tristán y Teudis.
Yo debo hablar con mi abuela, ella debe responder a todas las dudas que tengo en este preciso instante.
Subo corriendo las escaleras de mi casa. Me detengo frente a la puerta de Hildalia. Un escalofrío recorre mi espina dorsal. ¿Realmente mi abuela tiene que ver en todo esto? ¿Qué tan fiable es la palabra de mi padre?
—Entra de una vez, no tengo todo el tiempo. —Me sobresalto al escuchar la voz de mi abuela.
Con cuidado abro la puerta y la veo sentada en su cama. Lleva puesto unos pantalones de tela negros y una polera color azul con flores rosadas bastante holgada, muy de su estilo.
—Parece que ya estas mucho mejor.
Hildalia hace una mueca ante mis palabras.
—Uno siempre se siente mejor cuando está por venir lo peor, Jade. Nunca lo olvides.
—Tú y tus acertijos —Me acerco a ella y me siento a su lado—. Los odio.
Hildalia voltea el rostro y me observa fijamente, yo hago lo mismo. Comienzo a detallar su rostro con ansiedad, sus arrugas en la frente, sus patas de gallo, sus ojos color cafés, sus labios finos, su lunar que tiene en medio del entrecejo, un lunar que envidie por muchos años al ver sus fotos de joven y notar lo guapa que la hacía quedar.
—Nunca me contaste cómo lograste que un lobo te embarazara, y sobre todo nunca me contaste cómo fue que te dejo viva después de no ser su compañera.
Hildalia entrelaza su mano con la mía y siento algo cálido que me recorre el cuerpo, siento como me invade su cariño.
—Mi padre tenía muchos amigos, y muchos enemigos. Uno de los amigos de mi padre era un lobo, un lobo muy mayor, pero también era muy guapo, no te voy a mentir —Sonríe, Hildalia aprieta mi mano y entró en una especie de trance, donde solo escucho su voz—. Todas mis hermanas mayores estaban enamoradas de él. Un día mi madre me mandó a dejar comida a la casa de mi hermana mayor, ella ya tenía una familia formada, con hijos incluso...
Fue en ese momento cuando lo vi, vi a Hildalia de joven. Ella salía de una gran casa de madera ubicada en medio del bosque, la casa estaba ubicada en medio de una colina y se podía ver como había un río que la atravesaba.
Llevaba un vestido floreado, su cabello suelto, y ese lunar que tiene en medio de las cejas, ese lunar hacía que tuviera un rostro tan angelical.
—Ese día él me salvó.
Hildalia bajaba la colina con cuidado, llevaba en sus manos una bandeja y un paño tapaba el contenido. Para poder seguir el camino había que atravesar el río y de puente lo único que había era un par de palos lanzados de mala forma que simulaban un puente.
—Ese río era un maldito, siempre estaba tranquilo, pero cuando alguien quería atravesarlo se enfurecía, el caudal subía, se volvía más profundo y si caías, no salías viva de ahí.
Hildalia atravesaba el río con cuidado, pisando con delicadeza, viendo que palo estaba firme, cuál era el correcto para pisar y no fallar, pero eligió el equivocado.
Siento como mi corazón se acelera, el palo que Hildalia piso comienza a moverse debido a lo delgado que es. La fuente que Hildalia llevaba en su manos estuvo por caer el río, y ella también.
Un hombre aparece, vestía formal, pero no de traje. Era alto, se notaba que era musculoso. Era guapo, pero mayor, entre los treinta y cuarenta años.
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Mi pícaro mate.
Hombres LoboJade es la hija del beta de la manada Moon, para muchos la manada mas fuerte que jamás había sufrido un ataque de picaros(Rogues). Hasta ahora. Las clases habían empezado y Jade en su último año, estaba mas que feliz, reencontrarse con amigos, ex no...