Seducción • Jimin •

Capítulo 16: Mío.

• Narrador externo •

El flamante auto deportivo negro se detuvo en el lugar de estacionamiento asignado. Nadie lo utilizaba. Sabían que era propiedad de Jimin. Incluso se rumoreaba que había pagado por él. Si Jimin algún día llegase tarde, ese lugar estaría disponible para él. Como ahora. Ese día ni siquiera había planeado asistir.

—Hablo en serio, ________ —susurró frío Jimin, mirando la nada. Apagó la radio, causando una atmósfera incómoda ante la falta de sonidos.

—No puedo decir que no, Park. Además, tú no me mandas —reprochó ella, cual niña pequeña que tiene razón.

—No me importa. No aceptes.

—Necesito esos dos puntos en literatura —susurró ella.

—¡Tienes notas impecables! No veo el porqué de los puntos extras.

—Da igual, lo haré. No te estoy pidiendo permiso, no somos nada después del todo.

El par de balerinas negras tocaron el suelo del estacionamiento. _______ salió del auto enojada, comenzando su día con el pie izquierdo. Caminando hacia la entrada del colegio, Min Yoongi esperaba por ella.

~*~

—Yoongi —saludó ella, entrando en el salón vacío. Eran pasadas las cuatro de la tarde. Casi ningún estudiante estaba a esas horas en el colegio.

—Hola guapa —susurró él, con voz grave. Llevaba puestos sus auriculares blancos, que de inmediato quitó al ver a _______ entrar en el salón.

—¿No lo has olvidado, cierto, Yoongi?

—¿Cómo puedo olvidar mi primera vez? —preguntó obvio.

Algo se removió en el interior de ella.

—Yoongi —susurró ella.

El nombrado se levantó de su asiento y caminó hacia ella.

—¿Qué tal si… —dio varios pasos hasta quedar a escasos centímetros frente a la menor. —Nos olvidamos un poco de Rousseau, Voltaire y Diderot y pasamos quizás… al Marqués de Sade*?

_________ rió ante la comparación. ¿Cómo era posible que reprobase si conocía lo básico.

La diferencia de altura era algo que adoraba Yoongi. Tomó el rostro de _______ en sus manos y comenzó una danza lenta entre ambos. Sus labios se movían a la par que ellos caminaban hacia el escritorio.

—Yoongi —dijo ella —¿Acaso reprobaste Literatura a propósito? —preguntó, sentándose sobre el escritorio, levantando un poco su falda, dejando ver el suave color blancuzco de sus piernas.

—Lo que sea para no perderme a la nueva Kim —comentó, paseando sus manos por las piernas desnudas de ella. Disfrutando cada centímetro de su piel, su suave piel.

—Yoongi… sería mejor comenzar con lo que no entiendas, sabes que necesito los puntos —susurró, mirándolo a los ojos.

—Ay cariño —respondió él, negando con la cabeza. —Lo haré por ti, ¿está bien? —preguntó, tomando la barbilla de la menor, acercándose para juntar sus labios, finalizando por una respuesta afirmativa.

Luego de una de hora aburrida para el mayor, finalmente retiraron a Sade.

—¿No te gustaría que practicasemos un poco a Sade?

Incrédula por aún su insistencia, lo miró levantando una ceja. Y de inmediato, con violencia, él chocó sus labios con los de ella, desesperado por tan delicioso y siempre anhelado contacto. Pero había un detalle. Mínimo. Yoongi tiene novia. Y sin pudor alguno, Yoongi movió sus manos por las marcadas curvas del cuerpo bien moldeado de ella.

—¿Interrumpo?

~*~

—Creo que no fui claro, Kim —susurró, pegándola aún más contra la fría pared del pequeño cubículo verde agua, en el que Jimin los había encerrado.

—¿En qué, Park? —cuestionó, mirándolo a los ojos.

—Eres solo mía, amor. No quiero que el estúpido de Min te vuelva a tocar, ni frente a mí, ni a mis espaldas. ¿Entendido? Y creí haberte dicho en la mañana que no quería verte con Min. Últimamente, medio colegio tiene ganas de ti… debo comenzar a cuidar más lo mío.

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marqués de Sade*: escritor, filósofo, ensayista francés. Destacó en el libertinaje, escribiendo textos de carácter sexual.