Capítulo Especial.

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• Narrador Externo •

—Vamos a ver, amor. ¿Cuál será tu challenge de este mes? —cuestionó él, atrayendo a la joven castaña a sus brazos.

—¿Seguirás con eso? —cuestionó triste.

—Sí. Aún no puedo per...

—Creo haberte dicho mil veces que no hice nada —repitió por enésima vez. Era la misma historia siempre cada mes. La misma discusión. Las mismas palabras.

—Me da igual, ¿lo harás o no?

—Suéltalo —respondió, de mala gana.

—Déjame meditar un poco.

Calló minutos, pero para ella parecieron ser una eternidad.

—¿Me dirás o no? —preguntó, impaciente. Realmente odiaba ese día del mes. La rutina no cambiaba: sexo, pelea, apuesta, despedida.

—Te has vuelto muy impaciente, chérie. —ella bufó y giró los ojos. Lo quería. Y le dolía que le hiciera eso.

—Lo que sea —contestó, comenzando a enfadarse. Prefería enojarse a llorar. No volvería a hacerlo por él. Ni por ningún hombre. Ninguno valía la pena.

—Y grosera. Pero ese no es el tema actual. —la miró y besó sus labios cortamente. —Tu vecino —susurró.

—¿Qué tiene Park?

—Lo conoces —fue más una afirmación que una pregunta.

—Es mi vecino —replicó, con obviedad.

—Cuidado, Kim —advirtió.

—¡No tiene sentido! ¡Tú eres el que pone las estúpidas apuestas!

Ignorando el último comentario, el chico prosiguió hablando:

—Me da igual —respondió cortante. —Acuestate con él. Pero no es así de fácil, chérie. Él debe dejar a Seolhyun. No debe acostarse con nadie que no seas tú, pero el D-Day será justamente en un mes.

—Patético. ¿Qué ganas con eso?

—Los bienes personales no son de tu incumbencia. Tú obedece y punto.

—Me pregunto si tienes corazón o no —soltó seca. —O por lo menos, cerebro.

—Kim —sentenció, comenzando a hartarse de la actitud de ella.

—¿Qué?

—¿Sabes qué ocurrirá si no lo cumples, cierto?

Asintió, apretando sus labios.
«No llores, es lo mismo de todos los meses» pensó ella.

—No soy tan malo —retomó él. —Te ayudaré tres veces, ya sabes. Recibes mi ayuda tres veces, y puedes tener un rango de dos errores.  No los desperdicies.

Le daba igual. En ese instante no se preocupaba de nada.

—¿Por qué eres así? —preguntó ella.

—Siempre fui así, chérie. Si tú no te diste cuenta en un inicio, lástima. A veces se necesita que algo ocurra para que las personas muestren su verdadera cara.

—Claro que no. Tú no eras así. Eras dulce, tierno, romántico —enumeró, extrañando cada cualidad positiva que poseía.

—Y tú eras fiel —replicó con rabia emanando de cada palabra. ¡Extrañaba la antigua y bien llevada relación que solían tener!.

—Quizás tenías razón. Algo debe ocurrir para cambiar y mostrar quien realmente eres. Después del todo, siempre fui una zorra, jugando a ser santa. Tú mismo lo dijiste.

Se levantó de la cama, tomó su ropa interior y rápidamente la colocó. Mientras más rápido saldría de ahí, mejor se sentiría.

—¿A dónde vas?

—A un lugar lejos de ti —respondió.

—Como quieras, siempre es lo mismo contigo cada mes. Y no es necesario. Yo me largo, igual tenía cita con Hyejeong.

Antes de que ella saliera, tomó su ropa y la empujó suavemente hacia la cama. Abandonó la habitación. Supuso que él iría a la que, se supone era su haitación. Pasados minutos, la puerta de la entrada fue azotada. Observó por la ventana y vio a su vecino hablando por teléfono. Una nostalgia y un asco enorme entró en su cuerpo. ¿Por qué le pasaba eso a ella?.

Seducción • Jimin •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora