8. ¿Y si me robas un beso?

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Es algo extraño, no hay ningún otro, absolutamente nadie sino tú y tus habitaciones alborotadas. Podemos hacer cualquier cosa. Tu atracción me puede volver loco; como te mueves, te enloqueces, es un incentivo para mi.

Take back the night.
—Justin Timberlake.

~♥~

LuHan se había perdido en aquellos ojos negros que lo miraban con cautela, aquella nariz perfecta y esos labios rosáceos que lo estaban tentando.

No tenía nada que perdonarle al hombre que lo estaba abrazando; solo quería respuestas.

—Todo está bien, SeHun. —contestó.

El pelinegro no perdió tiempo y giró ambos cuerpos, hasta dejar la espalda de LuHan sobre la cama.

Sus pechos desnudos seguían tocándose, sintiendo el calor del otro como si fueran uno solo y ahora, también sus frentes estaban unidas.

—Me comporté como un imbécil, LuHan. —dijo el alto con los ojos cerrados.

LuHan estaba muriendo de ternura en ese momento y no sabía exactamente porqué.

Una de sus manos se separó de la cintura de SeHun y le acarició la mejilla mientras era testigo de cómo el pelinegro se pegaba a ella buscando más contacto.

—¿Estabas celoso? —preguntó el rubio y aunque ya conocía la respuesta, quería escucharlo de los labios de SeHun.

El pelinegro suspiró y no dudó en contestar:

—Joder. Me estaba muriendo de los putos celos, LuHan. —SeHun se apartó un poco y llevó sus manos hasta el rostro del rubio. —Me pongo violento de solo pensar que tus labios puedan ser de otro que no sea yo. —suspiró —. Me moriría si dejaras de ser mío, pequeño. —confesó y no se contuvo. Tomó los labios de LuHan entre los suyos, saboreándolos poco a poco, disfrutando de ellos y sintiéndose culpable al mismo tiempo por haber rechazado ese íntimo toque el día anterior.

Estaba loco por el chico y no lo negaba. Su cordura estaba al borde del precipicio y se fue a la mierda cuando LuHan bajó una mano hasta su trasero y enganchó una de sus piernas a su cintura, moviéndose un poco y frotando sus miembros lentamente.

No pudo evitar gemir de gusto y simuló una embestida, logrando sacar un agudo sonido de los labios de LuHan que aún estaban siendo aplastados por los suyos.

El rubio estaba complacido por las anteriores palabras que le había dicho SeHun y no dudaba que estaba siendo más sincero que nunca.

Los labios del pelinegro pasaron de su boca hacia su garganta, dejando besos húmedos por todo el lugar y unas cuantas mordidas, haciéndolo suspirar. Sus manos se trasladaron al cabello de SeHun, jalándolo un poco cuando bajó por su pecho y se metió uno de sus pezones a la boca.

Dios... LuHan creía que estaba en el mismísimo cielo tan solo con escuchar la voz de ese hombre y ahora... Ahora las llamas de Hades se estaban adueñando de su cuerpo con cada perfecta caricia que SeHun le otorgaba.

—Sabes que soy tuyo, papi. —habló LuHan con un poco de dificultad y con la voz un poco más gruesa de lo normal, sumido en el éxtasis que le provocaba esa bendita boca.

SeHun apartó su boca del rojizo botón y subió por el cuello del rubio hasta quedar cerca de su oído.

—Te voy a joder duro, LuHan. —informó —. Y luego te haré el amor. —susurró, dejando un beso en la mejilla del rubio. —Espera. —ordenó y se puso de pie.

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