Extra: De médico a Papi.

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Advertencia: Si no les gusta leer a YiXing de pasivo, no lo lean; de lo contrario, sean bienvenidas al infierno. Esto es para quienes deseaban leer smut SuLay💜.

~♥~

Sus años trabajando como médico le habían enseñado que terminar cansadísimo pero con una sonrisa en el rostro valía mucho la pena.

Después del nacimiento de sus dos pequeñuelos comprendió lo que era emocionarse después de un parto y llorar mientras besaba a su esposo y los retoños que tenía en sus brazos.

Pero no todo era color de rosa.

El primer año fue todo tan agotador sin contar las horas de trabajo fuera de casa. Tuvo que soportar llantos y dormir unas dos horas al día por cuidar a sus bebés y evitar algún daño o una enfermedad, además de consolar a su esposo cuando sentía que no podía más.

YiXing era y seguía siendo uno de sus más grandes tesoros...

El -ahora- pelinegro había dejado su carrera por un tiempo para cuidar de los bebés y por más que el médico le insistió para que contratara una niñera, el otro se había negado porque soy su madre y su cuidado me corresponde a mí.

Y el hombre lo había tomado demasiado bien...

Ahora sus hijos tenían tres años y eran unos niños excepcionales que resultaron ser muy tranquilos después del primer año, por supuesto, nadie les quitó los caprichos y las necesidades de un niño pequeño y no era eso lo que le preocupaba exactamente.

YiXing había tomado la mala costumbre de apostar y fue así como una semana atrás tuvo que tinturarse el cabello de un rojo oscuro tras perder el favoritismo de sus hijos contra su dulce esposo.

Lo triste del asunto no era eso -ya no- pero la noche anterior había perdido una vez más contra el pelinegro después de un juego de damas chinas y no sabía cuál sería su castigo esta vez porque lo sabrás mañana al regresar del trabajo, Myeonnie.

Suspiró con frustración mientras aparcaba el auto y sólo esperaba que a su dulce, dulce esposo no se le ocurriera mandarlo a tinturarse el cabello de verde porque aunque fuera su propio jefe, ser tan indiscreto no estaba en discusión.

Apagó el vehículo y salió de él. Se quedó parado unos minutos mientras comprobaba la hora en su reloj y efectivamente, no había llegado ni un minuto tarde. Caminó mientras metía las manos en los bolsillos y luego sacó una para digitar la clave en el aparato electrónico que estaba junto a la puerta.

El aparato sonó, avisándole que podía entrar y se metió en la morada, dejando los zapatos en la entrada, mientras esperaba por ver a sus hijitos y a su tierno esposo.

Pero la sorpresa que se llevó fue enorme al ver un precioso pelinegro usando unas medias de franjas blancas y rosas, vestido únicamente con una de sus batas blancas, dejando uno de sus hombros al descubierto mientras se mordía el labio inferior.

«¡Joder!»

Rápidamente supuso que los niños no estaban porque, aunque nadie lo creyera, YiXing se volvía muy pudoroso cuando se trataba de JunMi y XingQi.

Avanzó con lentitud hasta quedar frente a frente con el otro.

—Buenas noches, doctor. —saludó el chino con un tono tan seductor que le erizó la piel y no dudó en tomarlo de la cintura y pegarlo a su cuerpo mientras chocaba sus erecciones.

—Hola, mi amor. —susurró.

—¿Listo para tu castigo? —preguntó el pelinegro, subiendo y bajando sus manos por el fuerte pecho de su esposo.

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