12. Adicto a ti.

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Sus ojos recién se estaban acostumbrando a la luz del día, llevó su mano hasta la mesita de noche donde estaba su celular y lo tomó, fijándose que eran las siete y treinta de la mañana.

Dejó el aparato a un lado y se concentró en el pequeño ángel que tenía dormido sobre su pecho. Estaba seguro que había agotado todas sus energías la noche anterior que ni siquiera había notado la gran palma que acariciaba su delicada espalda.

Debía despertarlo. Su graduación era en dos horas y media y debían arreglarse; «aunque si fuera desnudo sería igual de precioso» pensó.

Le besó la cien y, con cuidado, lo recostó sobre la cama, poniendo sus rostros frente a frente.

Con cuidado, empezó a repartir besos por toda la cara de su pequeño, empezando por su frente, luego sus párpados, su naricita, sus pómulos, sus mejillas y cuando vio los ojos entreabiertos de su niño, le besó los labios suavemente, fundiéndose en ellos con amor.

LuHan estaba encantado de despertar con los labios de su hombre sobre los suyos, saboreándolos terriblemente despacio hasta saciarse.

—Buenos días, SeHunnie... —murmuró sobre los labios del otro con la voz rota.

Debió imaginar que gritar tanto la noche anterior iba a ser perjudicial para sus cuerdas vocales pero no lo recordó cuando era realmente necesario.

—¿Cómo amaneció mi pequeño? —preguntó SeHun mientras le acariciaba la mejilla.

—Contigo siempre amanezco de maravilla. —mencionó el rubio, estirando su cabeza para dejar un casto beso en los labios del otro.

SeHun sonrió tan ampliamente como solo sabía hacerlo para LuHan y rozó sus narices.

—Al fin eres un chico graduado. —le dijo mientras lo miraba a los ojos.

LuHan llevó su palma hasta los cabellos revueltos del otro y enredó sus dedos en él.

—Y al parecer tú estás más emocionado que yo. —afirmó.

El pelinegro le tomó la mano y la llevó hasta sus labios, dejando un suave beso en ella.

—¿No te emociona terminar tu carrera? —preguntó incrédulo.

—Digamos que sería más emocionante quedarme en la cama, comiéndote a besos. —mencionó inocente.

Y bueno, para Sehun también sería más emocionante quedarse con su pequeño en la cama haciéndole el amor todo el día pero el chico tenía que dar las palabras de agradecimiento en la ceremonia y aunque ya no tuviera que cumplir con las obligaciones de la universidad, él mismo se encargaría de que no faltara, aunque decidiera tontear unos minutos y hacer realidad las palabras que el otro le había dicho.

—Soy todo tuyo, cariño. —sonrió mientras le guiñaba un ojo y LuHan no esperó ni un segundo para lanzársele encima y devorarle la boca como era debido.

Los labios de SeHun acariciaban lentamente los de LuHan mientras se aprovechaba un poco y le tomaba una pierna, enredándola en su cintura.

Las manos de LuHan subían una y otra vez por la espalda del otro, deleitándose con su suavidad; sus miembros se rozaban, sus bocas se torturaban con anhelo y sus pieles unidas eran como una obra musical.

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