11. Número desconocido.

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En la irregularidad que es difícil de entender, hay una historia muy bien escondida. Los ojos se abren con esta canción, se están interpretando tus sueños. Mi séptimo sentido ha despertado de un largo sueño.

The 7th sense.
—NCT U.

~♥~

Llevaba más o menos veinte minutos sentado en aquella cafetería que era su favorita desde que había llegado a Seúl. Su mejor amigo no daba señales de vida y él, con tanto que estudiar, le había sido imposible hablar del tema antes. Solo le rogaba a los dioses que el chino llegara rápido a su encuentro.

La mesera ya le había preguntado varias veces si iba a ordenar, a lo que él se negaba y contestaba que estaba esperando a alguien.

YiXing era un olvidadizo de primera y seguramente KyungSoo tuvo que recordarle a cerca de su cita.

Siendo poco soportable la luz brillante del ambiente a media tarde en sus ojos debido a las horas de desvelo, decidió recostarse sobre la mesa, haciendo un hueco con sus brazos para colocarla y que la oscuridad se adueñara de su mundo.

A los pocos segundos, la campanilla que estaba en la puerta de la cafetería, emitió su peculiar sonido dando a entender que clientes llegaban a ella. El chillido de las sillas al correrse no le era molestia, por lo cual no se percató que su amigo ya había llegado.

—Siento mucho la tardanza, LuHannie. Pasé un momento por el consultorio de JunMyeon y estaba un poco ocupado. —dijo el castaño en su defensa, acariciando la hilera de cabellos dorados de su amigo.

LuHan levantó su cabeza de a poco, intentando acostumbrarse a la luz nuevamente y le sonrió a su amigo.

—Seguramente follaste con él antes de venir. —comentó divertido.

—Puede que solo me metiera la puntita. —dijo mordiéndose el labio y alzando las cejas con picardía.

—¡Tú nunca vas a cambiar! —exclamó el rubio, ahora partiéndose de la risa.

La mesera se acercó nuevamente a su mesa y finalmente ordenaron dos frozen de mocachino y dos brownies. Sí, ambos eran unos adictos al chocolate y se amaban por ello.

—¿Cómo está SeHun? —preguntó YiXing, sonriéndole con perspicacia.

LuHan bufó un poco, sintiendo como el color llegaba a sus mejillas de puro enojo.

—Me tiene en abstinencia... —comentó con malhumor.

El chino no pudo evitar soltar una carcajada mientras la mesera llegaba con sus órdenes y los veía raro. YiXing esperó a que la joven se fuera y contestó:

—Ahora eres tú al que le gusta el sexo raro.

El rubio se puso más rojo, pero esta vez sí era por la creciente vergüenza que sentía al admitirlo.

—No es raro, es excitante... —murmuró, centrando su atención en el postre chocolatoso que tenía frente a sus ojos.

—Bueno, no hemos venido a hablar de papi, así que suéltalo de una vez. —dijo el chino con los ojos brillantes.

LuHan hizo un puchero y dejando de lado su postre, sacó su celular de su bolsillo. Lo desbloqueó y abrió el texto que le había llegado hace un tiempo. Le tendió el aparato a su amigo y éste lo leyó en voz alta.

«Aléjate de SeHun.»

El chino alzó las cejas sorprendido por el claro mensaje.

—¿Sabes si SeHun tuvo alguna conquista que estuviera loca por él? —preguntó un muy curioso LuHan.

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