¿Cómo se suponía que iba a decírselo a ellos? ¿Cómo se suponía que iba a decírselo a él?
—Pero, ¿por qué a mí?
—No hay una explicación exacta para esto. Muchas veces es genético.
—Oh Dios...
—Lo siento mucho, joven McCartney.
No podía ser cierto. Él aún era muy joven para...
—¿Ya no se puede hacer nada? —Preguntó Paul con los ojos llorosos.
—La quimioterapia es la única opción para la leucemia en estos momentos —El doctor se levantó y tomó unos papeles que se encontraban en un estante —Tome estos folletos, aquí viene toda la información necesaria para que usted...
—Tengo entendido que la quimioterapia es cuando ya no se puede hacer nada —Interrumpió Paul, levantándose de su silla —Además es muy dolorosa.
—No podemos desaprovechar una oportunidad de vida —Respondió el doctor. Paul se quedó pensativo.
Hace poco menos de un mes que el chico se sentía extraño. Tenía mareos, se le iba el apetito e incluso se sentía cansado, muy cansado, pero todo eso se lo acreditaba a las giras y a las grabaciones de los álbumes. Sus amigos y Brian le habían dicho que debía ir al doctor, pero él hizo caso demasiado tarde. Ahora gracias a su estupidez se encontraba en un callejón sin salida... solo.
—¿Joven McCartney?
El doctor lo trajo a la realidad.
—Yo no quiero alargar mi sufrimiento.
—Pero...
—He dicho que no —Paul caminó hacia el hombre de bata blanca —Por favor, no le diga a nadie. Si lo hace, la prensa armará un alboroto.
—Tarde o temprano lo sabrán.
—Júremelo.
—Yo... —El doctor no pudo hablar, solamente se limitó a asentir con la cabeza.
—Bien... —Paul lo miró asustado. Hasta ahora no había hecho la pregunta más importante por temor —Doctor —Dijo, armándose de valor —¿Cuánto tiempo me queda de vida?
El mayor tragó en seco. Tener a una de las celebridades más importantes del mundo ahí, frente a él en esa situación, no ayudaba mucho. Además, sabía que la respuesta que estaba por dar no era para nada alentadora.
—Seis meses.
***
Paul condució directamente hacia los estudios de Abbey Road. Eran las 11 am en punto. Aún se sentía en estado de shock, pero sabía que si faltaba a trabajar los chicos sospecharían algo malo. Llegó a los pocos minutos al edificio y bajó a paso lento. Esperaba a que no estuviera nadie aún, ya que John, George y Ringo siempre llegaban tarde. A lo mucho estarían Brian y Martin, pero que más daba, nadie sabía que había ido al doctor. Entró a la sala de grabación y por suerte aún no llegaba nadie.
«Que voy a hacer... el doctor tiene razón, no podré ocultarlo por mucho tiempo », pensó Paul mientras se sentaba en la esquina de un escritorio. Se sentía fatal. Echó una mirada al lugar
«Voy a extrañar todo esto... siempre quise tener una vida así de alocada... pero sobre todo lo voy a extrañar a él»
Por estar sumido en sus pensamientos, Paul no se percató de que alguien más había entrado al estudio, hasta que sintió unos labios en su mejilla.
