Desperté horas después en la cama de Jack. Estaba solo y aún vestía la ropa del día anterior, por lo que solté un suspiro de alivio. Me sentía terriblemente agotado, no podía ni alzar los brazos para levantarme.—Veo que estás despierto.
Jack entró a la habitación y me sonrió.
—Lamento haberte quitado tu cama... ¿Dónde pasaste la noche? —Pregunté como pude, pues hasta el hablar me cansaba más.
—En el sofá, no quise ensuciar tú habitación —Me dijo sentándose a mi lado en un pequeño espacio de la cama —Vamos, ya hice el desayuno.
—No tengo hambre.
—¿Por qué? ¿Te sientes mal?
Yo asentí y él me miró preocupado. Debía inventar una excusa a la pregunta que se avecinaba.
—¿Qué tienes?
—Yo... —Pausé un momento —Creo que estoy resfriado.
—Ay, Paulie —Me dijo Jack tocándome la frente —¡Estás hirviendo!
El resfriado era una excusa muy estúpida, pero Jack se la creyó. Eso me bastaba para que me dejara un rato a solas... o bueno, eso creía.
—Llamaré a un doctor.
Jack se levantó de la cama y caminó hacia la puerta para ir al teléfono de la cocina. Asustado, reuní todas mis fuerzas para impedirlo.
—¡NO! ¡ESPERA! —Grité como nunca, haciéndolo volver rápidamente.
—¡¿Qué pasa?!
—Sólo quiero que me dejes dormir. No llames a nadie... por favor.
—Paul, te ves terrible —Jack intentó levantarme pero yo chillé —¡Ni siquiera puedes moverte!
—No lo hagas... —Dije al borde de las lágrimas.
—Paul...
—Déjame... dormir... ya me ha pasado... —Dije adolorido mientras lo miraba suplicante —Por favor, no es nada...
Jack permaneció en silencio durante unos segundos y después se animó a hablar.
—Bien, no lo haré. Si necesitas algo no dudes en pedírmelo, ¿está bien?
—Promete que no llamarás a nadie —Miré a Jack con presión. Si decía algo estaba perdido.
—Lo prometo, ahora descansa, pequeño.
Yo asentí y Jack salió de la habitación preocupado. Sabía que podía confiar en él y que no llamaría a nadie, así que volví a cerrar los ojos y me dispuse a dormir más.
***
—¡Gracias al cielo está contigo!
Aquel grito me hizo despertar de golpe. Aún no podía moverme, cosa que me puso nervioso. ¿Quién podría ser?
—Yo lo veo muy mal, señor. Se me ocurrió llamarlo a usted porque no quiere ver a un doctor.
Esa era la voz de Jack. ¿A quién había llamado? Sólo esperaba que no hubiera hecho una tontería. Escuché pasos apresurados subiendo por las escaleras y luego la puerta de la habitación en la que estaba se abrió de golpe.
—¡Paul!
Oh no... ¡No no no no no!
—¿Bri-Brian? —Pregunté, sintiendo como mi cuerpo se paralizaba por completo.
—¡Creímos que estabas muerto! ¡¿Qué diablos estas haciendo con este muchacho?! ¡¿Por qué tiene el teléfono de la casa?!
Jack asomó la cabeza por la puerta y me miró apenado.
—Paul... yo...
—¡Lo prometiste! —Grité furioso, sintiéndome traicionado —¡Confié en ti!
—¡Lo hice por tu bien! ¡Puedes confiar en tus amigos!
—¡Acabas de terminar de matarme! —Dije, comenzando a llorar. Brian nos miraba confundido, pero se acercó a mi e hizo algo que jamás creí posible... me dio un abrazo.
—Paul, tranquilo —Me consoló —Debes volver a casa, lamento haberte presionado tanto, jamás creí que llegarías a escapar. Ringo me lo advirtió, me dijo que no fuera duro contigo y no le hice caso.
No comprendía muy bien el cambio de humor de Brian. ¿Por qué diablos le había dicho eso Ringo? Se suponía que debía hacer como si no supiera nada... no andar dejando pistas. Sabía que quería protegerme y que no me pasara nada, pero si seguía así, los demás sospecharían que no estaba bien. El estado en el que me encontraba no ayudaba en nada y, ahora que Brian me había encontrado por la culpa de Jack, iba a ir por ayuda médica y todo mi teatrito se acabaría.
—No lo entiendes... nadie lo entiende.
—Tú ya no eres parte del mundo común, tú ya eres parte del espectáculo y la fama es tu vida. Es peligroso que salgas sin avisar, los medios de comunicación notaron tu ausencia, he tenido que decirles que te tomaste algunos días porque estabas escribiendo canciones a las afueras de la ciudad para inspirarte.
—Déjame aquí... no quiero volver —Susurré —No quiero.
Brian miró a Jack y éste último asintió. Fue entonces cuando Brian suspiró y me cargó.
—¡No! ¡Déjame! —Grité pero no pude luchar. Brian me estaba cargando como si fuera un muñeco de trapo —¡Jack!
Pero Jack no hacía nada al respecto. Si me quería, ¿por qué no me ayudaba? Confié en él... ¿Acaso también quería deshacerse de mi? Seguro lo hizo porque le dije que abandoné a John y quiso hacerme lo mismo antes de que yo se lo hiciera a él. Era un estúpido.
—¡Jack! —Grité por última vez, pero Brian ya estaba bajando las escaleras. Pronto me subió a su auto y aceleró rumbo a la casa Beatle.