Capitulo 4 (parte 2)

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Royce Foxe abrió la puerta de la suite. Se topó con el mismo inspector que había estado en la habitación de Lindsay en el hospital.

-¿Que demonios quiere? ¿Se trata del maldito príncipe, de nuevo? Creí que había dicho que mejoraba hora a hora. Me han asegurado que mi hija no sera acusada de asesinato. Que no la acusaran de nada. Actuó en defensa de su hermana. Soy abogado y juez federal en los Estados Unidos, de manera que no puede tratar de sacar partido de mi ignorancia, porque no soy ignorante.

-Si, ya se que usted es juez, monsieur.

-Ese cretino vivirá. ¿Entonces ahora que busca?

-No, su hija no sera acusada de asesinato. Nunca se trató de eso. Pero ese no es el motivo de mi presencia, monsieur. Quiero saber si la joven modemoiselle Lindsay Foxe presentara cargos contra ese hombre.

-¿Que dice?

El inspector conservó la calma y la paciencia.

-El príncipe di Contini la violó. Le infligió un duro castigo corporal. Debo hablar con su hija, monsieur.

-No, no hay ninguna necesidad de que hable con ella. ¿Cree que estoy loco? No se harán cargos contra el príncipe. Buenos días, inspector.

-Debo oírlo de labios de mademoiselle.

Royce no sabía que hacer. ¡Ese maldito hombrecito con el poder de la policía tras él!

-Le diré a mi hija que mañana se ponga en contacto con usted, inspector. En este momento esta descansando.

-No, estoy despierta- dijo Lindsay, entrando al cuarto de camisón, bata de cama y un par de chinelas. No presentaba mas de dieciséis años, salvo cuando uno notaba los moretones de su cara y la expresión de cansancio de esos ojos que sabían demasiado para una chica de su edad.

-Vuelve a la cama, Lindsay- ordenó Royce. -Ahora mismo. Aquí no eres necesaria.

Al inspector Galvain le agrado que se volviera a mirarlo, ignorando a su padre.

-¡Hola, inspector! ¿Sucede algo? Supongo que Sydney no tendrá problemas, ¿verdad?

-No, su hermana no tiene de qué preocuparse.

-La preocupación de Lindsay por su hermana es un poco tardía. -dijo el juez Royce.

Galvain se dio cuenta de que la chica se encogía ante las palabras de su padre. ¡Ese maldito cretino, tan frío y brutal como el príncipe! Palabras o puños, daba lo mismo. La chica todavía tenia el alma hecha pedazos.

-Debo hacerle una pregunta, mademoiselle -dijo con mucha formalidad. -Quiero saber si presentará cargos contra el príncipe.

-¡Ya le dije que no lo hará, inspector!- interrumpió el juez.

-¿Mademoiselle? -Al verla con la expresión mas indiferente, supo que era pedirle un imposible. Pero quería intentarlo.

Lindsay no miró a su padre. De repente parecía muy vieja, e inmensamente cansada. Para sorpresa de Galvain, preguntó con voz tranquila:

-Si presentara cargos, inspector, ¿exactamente que sucedería?

El inspector hizo un gesto con la mano para silenciar al juez y luego dijo con suavidad:

-Me enorgullece que no rechace de plano la posibilidad de llevar a ese hombre a la justicia. Es usted una chica inteligente.

-Me gustaría acusarlo. Me golpeó mucho. Me violó. Ojalá pudiera impedir que le sucediera lo mismo a otras chicas lo suficientemente tontas como para caer presas de su encanto.

-Excelente, mademoiselle. Aplaudo sus palabras. Tiene toda la razón.

-¡Eso no importa nada! -chillo Royce -¡He dicho que ella no presentara cargos, malito sea!

Galvain ignoro por completo al juez.

-Como dije, mademoiselle, usted es una muchacha inteligente. Y valerosa.- No esperaba tanto de ella. Pero ahora tendría que detenerla. No podía dejar que se internara por ese camino. Quizás, solo quizás, el cretino de Foxe hubiera aprendido algo con respecto a su hija. Pero lo dudaba. -Usted me pidió que le dijera exactamente que sucedería en el caso de que usted acusara al príncipe- dijo con especial suavidad. -Le diré la cruda verdad. Un juicio significaría un escandalo internacional. Su familia es muy conocida en los Estados Unidos, y la familia del príncipe es igualmente conocida en Europa. Usted correría el riesgo de ser destrozada por la prensa.

Lindsay lo miro. Al inspector le dolió ver desaparecer de su rostro ese breve destello de esperanza que lo iluminaba.

-Por favor, no me malinterprete -continuó diciendo. -Lo correcto sería acusar al príncipe. Y me alegra que usted esté dispuesta a considerar la posibilidad. Pero tengo la obligación de ser muy sincero con usted. En definitiva, las destruirían, a usted y a su hermana.

-Todo eso se lo podría haber explicado yo -intervino el juez.

Lindsay permaneció largo rato en silencio, con la mirada clavada en el piso. Por fin dijo, con rostro y voz inexpresivos:

-Gracias, inspector. Le agradezco que me haya dicho la verdad. Creí que en el caso de acusar al príncipe, solo me atacarían a mí, y no a toda mi familia. Y hasta que usted llegó, era eso lo que pensaba hacer, porque ese hombre es un monstruo, pero ahora comprendo... -se interrumpió, meneando la cabeza.

Salió del cuatro caminando con lentitud. Galvain la miró alejarse, experimentando una sensación de pena que dudosamente olvidaría.

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El próximo capitulo es sobre Taylor ;)

Por Amor A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora