Work Song

Capítulo 20

"Sr. Styles, esto es plagio. ¿Acaso no entiende la gravedad del asunto? ¿Acaso pensó que no iba a reconocer el trabajo de una de mis mejores estudiantes? Lo lamento, pero tendré que ponerle un cero en su trabajo," me regaña la profesora de artes plásticas.

"Profe, ¿y no podría hacer una excepción y dejarlo pasar? Juro que no volverá a suceder."

"Esta pintura es de la señorita Stonem, no suya. Olvídelo y deje de insistir. Esfuércese la próxima vez."

"¡Ay, profe! ¡Vamos! Déjeme entregarle otra pintura, esta vez hecha por mí," intento convencerla.

La profesora duda por unos segundos. "Está bien. Pero escúcheme bien: Pintura hecha por usted y... tiene que ser perfecta, ¿bueno?"

"Bueno," acepto y le doy un beso en la mejilla, causando que las mejillas de la señora tomaran color.

Le sonrío antes de salir del salón. Camino lentamente por el edificio hasta que veo a Della salir del salón de nutrición. La miro y noto que está más pálida de lo normal y que está temblando mucho. La tomo del brazo y ella pega un brinco del susto.

"¿Estás bien?" pregunto preocupado.

"No. No. No."

"Hey, ¿qué ha pasado?"

"Acabo de realizar un examen que definiría si pasaba o no la clase de nutrición, y lo reprobé," me cuenta mientras se muerde las uñas.

Y cuando menos me lo espero, Della se suelta a llorar. Inmediatamente, envuelvo su cuerpo con mis brazos y le acaricio el pelo mientras le pido que se tranquilice. Es ahí donde noto la intimidante mirada de color océano en nosotros. Caroline está hablando con una muchacha, la que es vecina suya y que vive con su novia, Lana.

La mirada ojiazul no se despega de mí mientras abrazo a Della. Corto contacto visual con Care cuando Della termina de llorar. Una vez que me jura que se siente mejor, me agradece y se va. Saluda a Caroline cuando pasa a su lado y la de pelo negro la ignora.

Le sonrío a Caroline cuando voltea a verme como por vigésima vez. Ella no me devuelve la sonrisa, me dedica una última mirada y se va.

(...)

Me bajo del auto con mi guitarra en manos y camino hacia la entada del local. Pago la entrada, alquilo una patineta (aunque no sé patinar) y pregunto por Care.

"Stonem está enseñándole a unos niños a patinar," me contesta Michael, el muchacho de pelo morado y perforaciones en la cara.

"Oh, ¿y qué tengo que hacer para que me enseñe a mí?"

"Tiene que pagar por las clases privadas," dice de mala gana.

"Bien, ¿cuánto cuesta eso?"

"10 libras la hora," contesta y se rasca la cabeza.

"¿Le pago a usted? ¿O cómo se debe hacer?"

Michael rueda los ojos por mi insistencia. "El tiquete para la clase privada se lo pagas a aquel viejo gordo de allá. El que tiene cara de malparido."

Asiento, intentando no reírme y pago el tiquete. Espero unos 20 minutos hasta que el par de niños sale de la rampa privada, dedicada solamente a este tipo de clases. Me levanto de aquellas molestas sillas y camino hacia la "sección privada", en donde está Caroline sentada usando su celular.

Y como no me ha visto, decido sorprenderla con una canción que he querido cantarle desde hace varios días. Coloco mi guitarra en posición y comienzo. {N/A: lean la letra entera y relaciónenla con estos bebés}